vitoria - El medio ambiente es mucho más que pájaros y flores. La naturaleza, especialmente en un territorio como el alavés, pulmón de Euskadi por derecho propio, puede ser un punto de apoyo fundamental para el desarrollo económico y social de un pueblo, una ciudad o una provincia entera. Si el objetivo es diáfano, las herramientas con las que Álava cuenta para apostar por su entorno natural son muchas, y están ahí esperando ser aprovechadas.

Con esa base en mente, cuando la iniciativa foral Ágora se puso en marcha en enero uno de las propuestas que se depositaron sobre la mesa, y que con el tiempo ha acabado cristalizando, pasaba por estudiar las posibilidades de reactivación económica en las áreas rurales, poniendo el foco en aquéllas que se encuentran en entornos que forman parte de la Red Natura 2000, formada por los espacios naturales, protegidos a nivel europeo, que albergan hábitats y especies de fauna y flora de especial interés. Unas zonas que en Álava abarcan hasta un 27% del territorio. La idea avanzó hasta convertirse en uno de los siete proyectos que formarán parte hoy de la tercera fase de Ágora, que reunirá a un centenar de participantes en Artium para desarrollar por separado cada una de las iniciativas.

“Las áreas de la Red Natura 2000 son zonas rurales en las que están restringidas algunas actividades económicas, y las que hay suelen estar relacionadas únicamente con el sector primario. Lo que buscamos con este proyecto es estudiar qué otro tipo de actividades e iniciativas podrían encajar en estas áreas para conseguir sobre todo generar empleo local, de forma que la gente que vive en la zona no tenga que desplazarse en la mayoría de los casos a trabajar y vivir en Vitoria”, apunta Kristina Apiñaniz, directora de Aclima, el clúster de industrias de medio ambiente de Euskadi. Ella es la encargada de coordinar y dinamizar una propuesta para la que quieren basarse “en experiencias similares que se han desarrollado con éxito en otros puntos de Europa de la Red Natura 2000”. Antes, esta iniciativa surgida en Ágora pasará por la elaboración de un estudio en profundidad para detectar las fortalezas, debilidades y amenazas de cada zona verde de la provincia, como el informe sobre Montaña Alavesa que la responsable de Aclima realiza en estos momentos.

Para Kristina Apiñaniz, que no dudó en formar parte de la iniciativa cuando se lo propusieron - “como alavesa era un compromiso al que no podía renunciar”, señala-, se encarga ahora de dirigir una propuesta en la que diferentes agentes sociales, empresariales e institucionales colaboran para buscar entre todos la zona idónea de Álava en la que poner en marcha la experiencia piloto que derivará de los estudios previos. “Seleccionaremos el área concreta donde mejor podamos trasladar nuestras ideas para, a partir de ahí, extenderla a otros puntos del territorio”, subraya.

más mujeres en la ciencia Mientras unos se centran en el medio ambiente como argamasa para el desarrollo económico, otro proyecto que también ha dado sus primeros pasos en el camino de Ágora tiene a Javier Garaizar, vicerrector de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), como coordinador, y a la formación científica y tecnológica como resorte.

En este caso, la iniciativa pasa por la creación de un campus de verano destinado a jóvenes estudiantes, de entre 12 y 14 años principalmente, para “estimular nuevas vocaciones” en este área educativa. Un campus que confían se pueda poner en marcha por primera vez en el verano de 2017 y en el que los profesores de la universidad, de Secundaria, de FP y de la UNED colaboren con los adolescentes en clases que sirvan para avivar de forma amena su interés por dirigirse en el futuro hacia una formación científica y tecnológica en la que, por cierto, la presencia femenina sigue siendo demasiado escasa.

“Hay una carencia importante a nivel social de tecnólogas e ingenieras. No es un problema sólo de Álava, es general. Nosotros en la universidad lo vemos. Pocas mujeres están interesadas en las ingenierías, y a veces nos quejamos mucho de eso pero no hacemos nada para solucionarlo”, explica Garaizar. Y es que, como bien incide el vicerrector de la UPV, “la formación”, así como la innovación e investigación, son cuestiones claves “para salir de la crisis”.