ruido, griterío y peleas durante los fines de semana, todo ello procedente del interior de un restaurante oriental ubicado junto a un hotel de la calle Zaramaga de Vitoria. Las molestias para los usuarios del establecimiento hotelero se han repetido en diversas ocasiones, debido a que el local se alquila habitualmente para la celebración de fiestas privadas, pero el pasado día 5 de junio el problema pasó a mayores. Varios de los clientes se encontraron con que sus vehículos, convenientemente estacionados en el aparcamiento privado del hotel, presentaban importantes daños en la chapa. Rayones profundos e intencionados realizados con objetos punzantes de metal. En total, siete vehículos afectados. El asunto ha sido denunciado ante la Policía Local que investiga lo sucedido y avisa que, una vez identificados los autores de los destrozos, remitirá el caso a los juzgados.

La primera denuncia llegó a Aguirrelanda el 5 de junio. Un cliente del hotel que se disponía a retirar su coche de empresa del aparcamiento a las 10.30 horas, observó que alguien había causado daños en ambos laterales, “consistentes en rayones bastante profundos desde la parte trasera hasta la delantera”. En la recepción del hotel le confirmaron que había varios vehículos afectados.

El mismo día acudió a comisaría el director del hotel para presentar una segunda denuncia por los hechos ocurridos a lo largo de la noche anterior. Así, relató que a las 1.00 horas del día 4 de junio, la recepción comenzó a recibir llamadas de clientes alojados en el establecimiento. Se quejaban de los ruidos procedentes del restaurante chino situado junto al edificio. Una de las dos puertas del local se encuentra justo enfrente del aparcamiento privado de la comunidad a la cual pertenece el hotel, recinto al que se accede tras superar una barrera de control pero que se encuentra en superficie. El aparcamiento también cuenta con una pequeña valla perimetral de protección para evitar que los transeúntes puedan acceder al interior del mismo.

Tal y como relató a los agentes el responsable del establecimiento, el bullicio en el interior del restaurante llegó a tal punto que se requirió la presencia de la Policía Local. Varias patrullas se desplazaron rápidamente al lugar, pusieron fin al alboroto y supervisaron el cierre del local.

A pesar de todo, varias de las personas que habían sido desalojadas del restaurante por la Policía Municipal permanecieron por las inmediaciones del establecimiento. Enfadados por la orden de cierre, continuaron haciendo ruido y gritando en el exterior del local. Las quejas de los clientes del hotel, molestos por el jaleo que les impedía dormir, se prolongaron hasta las 3.30 horas.

Al día siguiente, llegó la desagradable sorpresa de que un total de siete vehículos que se encontraban en el aparcamiento privado habían sufrido daños en las carrocerías. Tal y como indicó el director del hotel, los problemas relacionados con el alquiler del restaurante para fiestas privadas se han convertido en algo “habitual” durante los fines de semana. Y no habló únicamente de ruidos. También explicó que en ocasiones se producen enfrentamientos y peleas en el exterior del local.

Quejas. Los clientes de un hotel de la calle Zaramaga llaman a la recepción a las 1.00 horas del día 5 quejándose del ruido procedente del restaurante anexo.

Policía. El bullicio va en aumento y los responsables de la recepción llaman a la Policía Local para que intervenga.

Clausura. Varias patrullas acceden al local, comprueban que se está celebrando una fiesta privada y que el ruido es excesivo. Cierran el restaurante.

Enfado. Varios de los asistentes a la fiesta se enfadan y permanecen en las inmediaciones gritando y haciendo ruido. Las quejas de los clientes del hotel persisten hasta las 3.30 horas.

Daños. A la mañana siguiente, los dueños de siete vehículos estacionados en el parking privado del hotel descubren daños en las carrocerías de sus coches.