navaridas - El Pleno del Ayuntamiento de Navaridas del 6 de junio adoptó por unanimidad solicitar la salida del plan de saneamiento y que se inicien los trámites pertinentes para la finalización anticipada del plan de viabilidad presupuestaria y financiera al haber cesado las causas que motivaron la solicitud del Ayuntamiento para sanear sus arcas. Ya, en la última comisión de las Juntas Generales de Álava, el Ayuntamiento comunicó a la Diputación su interés por salir del plan de saneamiento por cumplir el propósito para el que fue creado.
El plan de saneamiento al que Navaridas tuvo que acogerse en 2012 por su maltrecha situación económica pudo encararse gracias al crédito que se concedió al Consistorio en 2013, a través de la Norma Foral 10/2013, de 18 de marzo, de aprobación del Plan de Viabilidad Presupuestaria y Financiera del Ayuntamiento de Navaridas, autorizado por las Juntas Generales de Álava. Aunque la vigencia del plan de saneamiento finalizaba en 2017, el préstamo fue ya amortizado con su último pago el pasado 11 de febrero.
Asimismo, el día 30 también se procederá a la cancelación de la línea foral de financiación municipal concertada para las obras de acceso a la zona deportiva, quedando a partir de dicha fecha vigente únicamente el préstamo de las calles que finaliza en 2019. La deuda viva del Ayuntamiento de Navaridas no superará a finales de este mes de junio el 10% de su Presupuesto, tras haber tenido una acumulación del 80% con respecto al capítulo de ingresos.
Navaridas fue el cuarto municipio del territorio para el que se estableció este tipo de actuación, tras Agurain, Laguardia y Valle de Arana. En el año 2011 se aprobó una norma foral que contemplaba que las entidades locales podrían solicitar, con carácter excepcional, un plan de viabilidad específico que les permitiera responder tanto al mantenimiento ordinario de los servicios públicos esenciales como al pago de su carga financiera. En el caso de Navaridas, la institución local contaba con los dos requisitos necesarios para acceder al plan: un remanente negativo mayor del 5% de los ingresos corrientes liquidados y una deuda viva que superaba el 80% de los ingresos. Por ello, el Ayuntamiento de Navaridas preparó, con la asistencia del departamento de Administración Local de la Diputación, un plan de viabilidad financiera destinado a hacer frente a la financiación del remanente de tesorería negativo acumulado a 31 de diciembre de 2011. La cantidad ascendía a 80.267 euros, y con este plan, se le permitía endeudarse por encima de lo que marcan las normas forales, por lo que el Ayuntamiento podía proceder a abonar las deudas acumuladas con contratistas y entidades en los ejercicios anteriores. A esa cifra, además, había que añadir una cantidad pendiente de abono a la tesorería de la Seguridad Social por importe de 7.292 euros, que se venía pagando regularmente mediante descuentos mensuales de la participación municipal en los ingresos del Estado.
Con el plan de rescate, el municipio se comprometía a ejecutar sólo obras financiadas con ahorro corriente neto o con financiación externa de otras administraciones, empresas o particulares. Asimismo, asumía no incrementar la plantilla, ajustar el gasto corriente para que el ahorro neto fuera cero o positivo, renegociar los contratos de seguros, suministros y otros y reducir los gastos de festejos y protocolo. En cuanto a los ingresos, el Ayuntamiento aceptó aprobar una ordenanza reguladora del Impuesto sobre el Incremento del Valor de los Terrenos de Naturaleza Urbana y actualizar la ordenanza reguladora de la báscula municipal.
Fue en junio de 2012 cuando la Diputación confirmó la quiebra de hasta diez ayuntamientos alaveses: Kripan, Laguardia, Navaridas, Oion, Ribera Alta, Ribera Baja, Agurain, Urkabustaiz, Valdegovía y Valle de Arana. Y arremetió duramente contra los municipios que, lejos de constreñir el gasto, lo habían aumentado, despilfarrando el dinero público.
Además de los diez citados, otros ocho localidades se encontraban en un momento crítico. Y entre todos los ayuntamientos, de los 51 que hay en Álava, acumulaban por aquel entonces una deuda que superaba los 60 millones de euros. De todos ellos, seis habían solicitado a la Diputación un plan de viabilidad. El primero fue Agurain; después llegaron Kripan, Armiñón, Laguardia, Valle de Arana y Navaridas.