gasteiz - Tras una breve tregua, los robos en pisos han regresado a Vitoria. Tres más -y una intentona frustrada- a sumar a la lista de más de 80 asaltos cometidos en domicilios de la capital alavesa desde primeros del mes de mayo. Dos en la periferia, al norte de la ciudad, y uno en el centro. De nuevo a plena luz del día y, por la manera en la que han accedido al interior de las viviendas, ejecutados por auténticos profesionales. La Ertzaintza sigue investigando lo ocurrido y todo parece indicar que son varios grupos itinerantes los que están arrasando la ciudad. Los agentes cuentan con identificaciones de, al menos, dos de los ladrones y confirman que se están produciendo avances. Sin embargo, hasta la fecha, no se ha llevado a cabo detención alguna relacionada con esta última oleada delictiva.
Calle Río Nervión, situada en el extremo norte de la ciudad. A media mañana la noticia corre como la pólvora por uno de los primeros portales de esta vía. A medida que los vecinos regresan a sus casas de la compra, del trabajo o de llevar a los niños al colegio, escuchan que se ha cometido un robo en uno de los pisos. Todos revisan sus cerraduras con cierta inquietud, pero ninguna de ellas muestra signos de violencia. Al final, son dos las viviendas asaltadas. Se trata de profesionales, casi con toda probabilidad originarios del Este de Europa y con preparación militar.
Su prioridad consiste en ejecutar el asalto rápida y silenciosamente. Saben abrir las cerraduras en cuestión de minutos, sin hacer ruido y sin destrozarlas. Lo hacen con ganzúas especiales. Los dos asaltos cometidos ayer en la calle Río Nervión se llevaron a cabo empleando la técnica denominada bumping. Internet está plagado de vídeos que explican cómo emplear este método sobre bombines sencillos, pero por unos pocos miles de euros se pueden comprar maletines profesionales con material capaz de descerrajar prácticamente cualquier cierre. Incluidos los comercializados como “de seguridad”.
Una vez dentro del piso, van al grano. No pisan la cocina, ni el baño ni el dormitorio de los niños. Van directos al salón y a los dormitorios de adultos. “Han vaciado los cajones y lo han dejado todo revuelto”, explica una de las víctimas. El botín que persiguen es muy preciso. Una tablet, joyas, relojes, dinero en metálico, unas gafas de sol de marca, la videocámara... Todo cosas pequeñas y fáciles de transportar. No suelen tardar más de diez minutos desde que entran hasta que salen. “Ni siquiera se han llevado el ordenador portátil”, apunta el propietario de una de las viviendas asaltadas. Los tiempos en los que los cacos se llevaban la tele en brazos han pasado a mejor vida.
Los ertzainas tardan poco en llegar. Recopilan toda la información necesaria y tratan de explicar a las víctimas en qué situación se encuentra la ciudad. “Estamos atendiendo una media de cuatro atracos por día”, reconoce uno de los agentes encargados de la investigación. El cerrajero que se desplaza hasta el lugar de los hechos para restituir la puerta a su estado de presunta inviolabilidad recomienda a los vecinos instalar cerraduras antibumping, mucho más complicadas de desentrañar. La diferencia entre contar con una buena cerradura y otra más sencilla puede suponer que los ladrones, plantados en el rellano ante varias puertas prácticamente idénticas, opten por el camino fácil.
El tercer robo se comete en pleno centro, en la calle Madre Vedruna. Una vez más, metodología totalmente profesional. El ritual de la Policía vuelve a repetirse en esta zona de la ciudad, una de las más castigadas por las bandas durante el último mes.
Los agentes reciben otra llamada, pero en esta ocasión llegan buenas noticias. Han intentado asaltar una cuarta vivienda en la calle Pintor Díaz Olano pero, al parecer, una vecina ha sorprendido a los ladrones en plena faena y han huido a toda prisa.
cerca de 100 robos La ciudad llevaba casi una semana sin registrar nuevos robos. Ni en el centro ni en la periferia. Calma absoluta. Los agentes comenzaban a pensar que la oleada había remitido y que las bandas organizadas concedían una tregua a la capital del territorio. Pero el paréntesis delictivo ha durado poco. De hecho, se calcula que desde que arrancó mayo hasta ahora se han cometido cerca de 100 robos en pisos. Una cifra muy preocupante y sin precedentes en Vitoria.
Gracias a la información recogida durante las investigaciones, se sabe que hay varios grupos actuando en Vitoria. Uno de ellos es georgiano y los agentes disponen de la descripción de dos de sus miembros. También opera otro marroquí y al menos un tercero compuesto por integrantes locales. Estos últimos son los más jóvenes y menos profesionales de todos, ya que revientan las cerraduras a golpe de taladro, “una técnica que no veíamos hacía mucho tiempo”, reconoce un ertzaina. El ruido que produce alerta a los vecinos, así que antes de actuar los ladrones tienen que estar seguros de que el inmueble está vacío.
Las bandas profesionales residen en territorio nacional, pero preferiblemente fuera de la CAV. Llegan a Vitoria desde los rincones más insospechados, algunos desde las Islas Canarias, y trabajan durante una temporada en la ciudad. Suelen contar con pisos francos facilitados por nacionales que residen en la capital alavesa y que pueden alquilar una vivienda sin levantar sospechas. Los emplean para organizarse y pernoctar entre robo y robo. Luego, se desplazan a otra comunidad autónoma o regresan a sus ciudades de origen donde las autoridades locales no cruzan datos con la Ertzaintza ni con la Policía Municipal de Vitoria.
Calle Río Nervión. Ayer por la mañana, entre las 8.30 y las 10.00 horas, se cometieron dos atracos en pisos de un portal de esta calle, ubicada en el extremo norte de la ciudad.
Calle Madre Vedruna. El tercer robo se llevó a cabo en un domicilio de la calle Madre Vedruna, muy cerca de la Avenida Gasteiz.
Calle Pintor Díaz Olano. Al parecer, los ladrones trataron de asaltar una cuarta vivienda en la calle Pintor Díaz Olano, pero huyeron al ser descubiertos por una vecina.
Diez minutos. Desde que los asaltantes entran en el domicilio hasta que salen no pasan más de diez minutos. Ejecutan los golpes con el mayor silencio posible.
Cerraduras intactas. Los vecinos encuentran sus cerraduras intactas, ya que los ladrones las abren con sofisticadas ganzúas y una técnica muy efectiva: el ‘bumping’.
Botín preciso. Sólo objetos pequeños y fáciles de transportar: ‘tablets’, cámaras de fotos, joyas, videocámaras, relojes y dinero en metálico.
Cuatro robos al día. Después de un breve periodo de calma, los ladrones han regresado con fuerza y cometen varios atracos al día.
Identificaciones. La Ertzaintza cuenta con la descripción de dos de los presuntos ladrones, ambos de origen georgiano.