vitoria - Todos los perros en Vitoria deben ir atados. Por ley. En la práctica, muchos van y vienen a su aire, sin correa, entre ciudadanos a veces despreocupados, a veces asustados, a veces molestos. El Ayuntamiento gasteiztarra lleva dos años largos pasando por alto el incumplimiento porque desde que aprobó la ordenanza de tenencia y protección de animales no ha hecho la parte que le correspondía: habilitar zonas donde los canes, todos los que no estén catalogados como potencialmente peligrosos, puedan disfrutar en libertad. Pero la vista gorda ya es historia. El gobierno de Gorka Urtaran ha elaborado un listado de áreas para el esparcimiento distribuidas por toda la ciudad, de funcionamiento diurno o nocturno según los casos, y las va a poner en marcha vía decreto de Alcaldía a mediados de junio, justo con el inicio del verano.

A partir de ese momento, no habrá excusas. Aprobado el decreto, se llevará a cabo una campaña informativa a pie de calle para poner sobre aviso a los propietarios de los perros. La idea es explicarles los vericuetos de la ordenanza municipal, tanto la exigencia general de llevar los perros atados por la ciudad como la existencia al fin de espacios donde sí pueden soltarlos, áreas ajardinadas de viales, zonas señalizadas en el Anillo Verde y en algunos parques, en otros con limitaciones horarios, espacios verdes de polígonos industriales, solares sin construir ni acondicionar y entornos no urbanos de la Vitoria rural, principalmente pistas y caminos. La idea es acercarse a la ciudadanía como ya se hizo cuando se aplicó la prohibición del paso de las bicicletas por el centro dentro del horario comercial o el Ayuntamiento se puso serio con los ciclistas para que utilizaran las luces. En ese caso, el dispositivo explicativo se prolongaría a lo largo de dos o tres semanas. Y a continuación, comenzarían los controles aleatorios de la Policía Local con multas en caso de detectarse incumplimientos.

El equipo de gobierno ya ha advertido de que no le va a temblar la mano. Su objetivo es conciliar los derechos de todas las partes, porque del mismo modo que el miedo es libre hay animales que por culpa de sus propietarios generan situaciones incómodas y otros que pagan el pato de los anteriores. Por eso, sin avisar ni cuándo ni cómo ni de qué manera, una vez pasado el periodo informativo se procurará el cumplimiento estricto de la ordenanza y del decreto por la vía punitiva. “En la medida en que hemos cumplido con nuestra parte, la Policía podrá funcionar de manera mucho más efectiva”, subraya el coordinador de Medio Ambiente del Ayuntamiento, Álvaro Iturritxa. Además, la normativa ya recoge el castigo de llevar el perro suelto donde no corresponde. Se trata de una infracción tipificada como leve de hasta 750 euros.

Y ya que el equipo de gobierno ha decidido atar en corto a los dueños incívicos, aprovechará el paso que va a dar para poner freno a lo que Urtaran considera “un problema higiénico-sanitario importante”. Se refiere a la proliferación de excrementos caninos por las calles, los jardines y parques. Él tiene bien claro que la ciudadanía está en su derecho de “caminar por la acera, sentarse en la hierba a leer un libro o tumbarse sin tener que estar mirando al suelo o verse rodeado de heces”, sólo que por ahora no puede hacerlo. Por eso, la campaña que va a llevar a cabo para informar sobre las zonas habilitadas para el esparcimiento de los perros incluirá advertencias de lo que les espera a quienes continúen con esa mala praxis. Los controles aleatorios, además de para hacer cumplir la ordenanza, servirán para perseguir a todas aquellas personas que pasan de recoger los desechos de sus animales. A los que pillen, les caerán 90 euros.

La vigilancia se estrechará durante un determinado tiempo, hasta que el Ayuntamiento empiece a ver resultados, pero volverá a la carga más adelante para evitar que la ciudadanía se relaje. “La idea es intensificar esos controles aleatorios de forma cíclica”, aclara Iturritxa, sabedor por el cargo que ostenta de la tremenda cantidad de quejas que registra el Ayuntamiento y del consenso que suscita la necesidad de perseguir a esos dueños con tan pocos miramientos. Por contra, cuando se habla sobre el esparcimiento canino, surgen bandos. El Buzón Ciudadano está lleno de reproches de ida y vuelta, procedentes sobre todo de Salburua, Zabalgana y Lakua, donde la presencia de perros es mayor que en otras zonas de Vitoria. La mayoría de ciudadanos comprende la necesidad de libertad de las mascotas, pero denuncia cómo algunos de ellos acaban molestando a niños y adultos por culpa de la dejadez de sus propietarios sin que nadie haga nada al respecto. En respuesta, el Ayuntamiento siempre ha asegurado que se realizaban “controles de forma sistemática por todos los barrios” para hacer cumplir la ordenanza, pero el coordinador de Medio Ambiente reconoce ahora que, excepto en casos en que se generasen situaciones de peligro, se ha mirado en muchas ocasiones para otro lado. Los perros han de correr, disfrutar sin ataduras, y el Consistorio no podía respetar el principio básico de protección de animales si no habilitaba zonas autorizadas.

Ahora, ese problema se acabó, aunque el mapa no vaya a gustar a todo el mundo. El equipo de gobierno es consciente de que los animalistas abogan por dejar que los perros vayan sueltos por la ciudad y trabajar en el sentido común, “pero eso es cuestionar la ordenanza municipal en su conjunto y no vamos a entrar ahí”. Lo que sí espera es que quienes más saben sobre animales estudien el borrador del mapa con espíritu constructivo e incorporen, si lo consideran oportuno, aportaciones para mejorarlo. Hace dos años, el gabinete de Javier Maroto retiró el suyo precisamente por las críticas recibidas por las áreas seleccionadas. Particulares, asociaciones de vecinos y ecologistas aseguraron que la mayoría de los lugares eran peligrosos por estar enclavados en zonas abandonadas o situarse en medio de carreteras. También hubo reproches al horario nocturno establecido en siete parques. Demasiada oscuridad, advirtieron, para garantizar la seguridad de las mujeres y para controlar y recoger excrementos.

Quejas que el gabinete de Urtaran no duda que volverá a escuchar. El mapa que ha elaborado no es demasiado distinto de la intentona del PP de Maroto, pero si algo tiene claro es que no va a enredarse en debates estériles ni alimentar el enfrentamiento. Que prefiere “aprobar el decreto” y, sobre la marcha, si hubiera que incorporar mejoras, estudiarlas. “Eso es lo bueno de la figura escogida”, aclara Iturritxa, “que como no es rígida como una ordenanza se puede variar”. La leve modificación horaria en el centro para el paso de las bicicletas es el mejor ejemplo.

Zona verde intersección de Avenida del Cantábrico con calle Zaramaga.

Raquetas del nudo de Sansomendi.

Raquetas de Arana.

Parque del Alas en Zaramaga.

Zonas verdes de la calle Jacinto Benavente entre el Puente del Ferrocarril y rotonda con Venta de la Estrella.

Exterior de la rotonda de la Antonia.

Zona verde entre carretera Puerto Vitoria y Campo de los Palacios.

Zona verde entre Teodoro Dublang y la vía del ferrocarril.

Zonas verdes anexas a la vía del ferrocarril.

Parque Antonio Machado y Zorrostea.

Larrein.

Parque de Mendizabala.

Zonas señalizadas de los parques extensivos y Anillo Verde: Avenida del Zadorra, Monte de la Tortilla, Campas de Olarizu, Campas de Armentia, Parque del Río Alegría, campas exteriores de Salburua y parque de Perretxin en Zabalgana.

Parcelas y solares municipales sin construir y sin acondicionar de la ciudad.

Desde el 1 de junio al 30 de septiembre: desde las 21.00 horas hasta las 9.00 horas del día siguiente.

Del 1 de octubre al 31 de mayo: desde las 22.00 horas hasta las 9.00 horas del día siguiente.

En los parques de Judizmendi, parque de Molinuevo (del Norte), Parque de Arriaga, Parque Salinas de Buradón y Boulevard de Mariturri, Parque de Las Conchas, los jardines Obispo Ramón Fernández de Piérola (Catedral Nueva), Parque de Aranbizkarra, jardines de la Plaza de la Constitución, jardines de Telesforo Aranzadi, parcela de equipamiento del Palacio de la Música.