Una azafata ofrece bombones de chocolate a la clientela que atraviesa la pasarela que a partir de ahora y para siempre unirá El Corte Inglés con la Plaza de Abastos. Quienes no pican se señalan la tripa y hablan de un tal operación bikini. Ríen. Para ser inicio de la semana, parece que la gente se ha despertado de buen humor. También lo está el director del centro comercial, Enrique Martínez. “Estamos muy ilusionados. Damos así por concluido el plan para ampliar nuestras infraestructuras en Vitoria y lo hacemos con un hito, unir gran y pequeño comercio, aprovechando la reforma del mercado para modernizarnos”, cuenta. La luz que atraviesa los cristales le envuelve mientras se fotografía dentro del túnel con la portavoz de Abastos, Mari Carmen Unzalu, a la que aún le dura la alegría de las obras que transformaron la mayor despensa de la ciudad con deliciosos puestos de venta, gastrobares y terraza green. “Cada vez hay más gente, todo el mundo afirma que da gusto entrar”, dice.
También atravesar la pasarela tiene su atractivo. Sobrevuela, sin llegar a dar vértigo, la activa callejuela de carga y descarga que separa El Corte Inglés de Abastos .”Está a entre 4,55 y 4,77 metros de altura”, aclara Carmelo Lezana, responsable de Relaciones Externas de El Corte Inglés en Euskadi, mientras reparte entre los periodistas carpetas negras con toda la información técnica en su interior. Se trata de un camino de 19 metros de longitud arropado por una estructura metálica de más de 16 toneladas de peso. De ancho, 3,64 metros. De alto, 2,70. Dentro no se siente viento, ni frío, ni humedad. Hay sistemas de climatización, instalaciones de iluminación y de protección contra incendios.
El camino lleva, en sentido a El Corte Inglés, al departamento de moda de hogar y textil. Al otro, a la macrotienda de deportes de 2.800 metros cuadrados y más de 15.000 referencias que la firma española inauguró el 13 de noviembre de 2014, hace ya año y medio, dentro del mercado. “El traslado de Deportes a Abastos permitió realizar a El Corte Inglés una nueva redistribución de espacios”, explica Martínez. Y por eso, ahora que ha finalizado la revolución interior, confía en que arranque la reforma de la avejentada y poco funcional plaza de Santa Bárbara que se vislumbra desde el túnel. “Por ahora, el Ayuntamiento mantiene el inicio de las obras del llamado proyecto Bost Enparantza para 2017. Ojalá fuera así. Sería un buen broche”, reconoce.
Mientras, se acercan las primeras personas a la pasarela. Pocas todavía. Apenas han pasado cinco minutos de las diez, hora de la inauguración. Martínez y Unzalu observan sus primeras impresiones. Quieren creer que la nueva infraestructura “facilitará mucho la comunicación y contribuirá a incrementar el tráfico entre los dos edificios”. También es la sensación de José Ramón Ortiz de Zárate, comprador habitual de Abastos “por la mujer, a la que suelo acompañar”. Este abuelo duro de oído pero con energía a puñados había leído “algo sobre la obra y la inauguración” en el periódico, pero ha sido al verla in situ cuando le ha gustado más. “Es muy cómoda, sobre todo si llueve. No tienes necesidad de salir a la calle. También me parece muy luminosa, con todo el cristal, y tiene unas vistas estupendas”, apunta, antes de coger un bombón, sorprendidamente agradecido por el detalle, y proseguir su camino hacia El Corte Inglés.
Fernando viene de allí, llamado también por la curiosidad. Saca el móvil y empieza a hacer fotografías, de dentro hacia afuera. “No sé si la usaré mucho, porque el servicio que frecuento de todo lo que se ofrece aquí es el supermercado. Pero hay que reconocer que la pasarela está muy bien, sobre todo para contemplar las vistas, aunque serán mejores si reforman de una vez por todas la plaza Santa Bárbara”, apostilla, sumándose a la reivindicación de los comerciantes de uno y otro lado del conducto. También Mario, otro comprador de la zona, da el visto bueno a la infraestructura, aunque él sí cree que la va a utilizar con asiduidad. “Se va a agradecer mucho no tener que salir a la calle si hace malo”, afirma, “además de que creo que le va a dar más vida tanto a El Corte Inglés como a la Plaza Abastos, que tras la rehabilitación ha quedado francamente bonita”.
Egoitz es precisamente uno de esos jóvenes que ha redescubierto el mercado más castizo de Vitoria gracias a la vuelta de tuerca de los comercios con encanto, los gastrobares y la terraza con productos únicos. Y también compra en El Corte Inglés. “Así que estoy encantado. Para los días de frío o lluvia, no puede resultar más cómoda”, afirma, sin saber hasta ese momento que él es la quinta persona en Vitoria -obreros y trabajadores de los dos centros aparte- que la pisa. “Desde la calle he visto estos meses las obras de instalación y hoy me ha dado la sensación de que estaba abierta y he venido, pero no sabía que era la inauguración oficial”, afirma. También Olga se ha visto sorprendida, y no puede ocultar su satisfacción. “Sobre todo por mi madre, que va en silla de ruedas”, especifica, mientras prosigue su camino.
La pena, para muchos clientes, es que no se hubiera inaugurado antes, con el invierno, “para haberla aprovechado más”. El propio gerente de Abastos, Eloy López de Foronda, llegó a anunciar la apertura para Navidad, pero no pudo ser. Aunque la infraestructura llevaba largo tiempo lista para su instalación, los atrasos en la tramitación de las licencias desde la anterior legislatura impidió la puesta en marcha de las obras. El permiso se recibió finalmente en noviembre así que, para no entorpecer la campaña comercial más animada del año con el engorro de las obras, se esperó a enero la adecuación inicial y fue en febrero cuando comenzaron las labores de elevación e instalación del túnel.
Tras los trabajos de hormigonado, soldadura y pintura, se procedió al acristalamiento a través de un muro cortina de vidrio de idénticas características al utilizado en la fachada de la Plaza de Abastos para homogeneizar la estética. Y así, hasta que al fin, el 16 de mayo de 2017, quedó abierta al público. “Ya solo falta reformar Santa Bárbara y solucionar toda la carga y descarga”, insistió otro paseante. También al PNV le corre prisa. Su intención es redactar el proyecto este mismo año para iniciar las obras el próximo. Y así, antes de que termine el mandato, haber dejado su sello.