El fuerte viento no pudo con la voluntad de las gentes de Kuartango. Aunque la inmensa mayoría de los puestos y actividades se tuvieron que trasladar al interior del frontón municipal, la Feria del Perretxiko y de la Vaca Terreña se celebró con todo su esplendor. Y además los visitantes dieron la talla y volvieron a inundar los aparcamientos para disfrutar de la jornada de fiesta consagrada a dos de las apuestas ligadas a la tierra y propias de los valles alaveses.

El alcalde de Kuartango, Eduardo Fernández de Pinedo, relataba que “a pesar de las fuertes ráfagas de viendo que hemos padecido, que nos hizo temer por el desarrollo de la feria, al final hemos decidido trasladar los puestos de artesanos al interior del frontón. Aunque están algo más recogidos, la gente está respondiendo bien y se ha creado un ambientillo majo”. Convencido de que la feria se celebraría sin mayor problema explicaba que “al final es una cita que tiene un nombre. La pena es que no ha salido un día como para disfrutar del entorno natural, pero los artesanos han puesto mucho de su parte para estar aquí y hay que agradecérselo”. Eso sí, los perjudicados fueron los pelotaris locales, que no pudieron disfrutar de su partido de pelota para promesas, programado en la instalación deportiva, ya destinada a otros menesteres.

Con todo, desde antes de las diez de la mañana numerosos vehículos fueron ocupando todos los espacios para aparcar que se habían puesto a disposición de los visitantes. Vecinos de la localidad iban dando por cerrados cada uno de los guardacoches, mientras que los Miñones controlaban que el tráfico fuera fluido y sin retenciones.

Inicialmente se había previsto que la feria ocupara la enorme u que forma el parque que rodea el Baias. Y de hecho, hubo muchas personas que se situaron en el exterior. Pero la inmensa mayoría aceptó la oferta de establecerse dentro del frontón, donde al menos no se volaban los productos y objetos expuestos.

Entre ellos, como no podía ser de otra manera, destacaron los puestos de perretxikos, con montañas de estas setas de primavera. Aún así, y pese a su papel protagonistas, este manjar dejaba espacio para las setas de cardo, los hongos y hasta colmenillas y trufas. En cualquiera de los stands se escuchaban comentarios sobre las formas de cocinarlos o se tanteaba para tratar de descubrir los mejores lugares para ir a buscarlos. Mientras, entre la concurrencia, las bolsas de mano delataban que las ventas iban por muy buen camino.

Intercalados entre los puestos de venta de todo tipo de hongos se instalaron otros con quesos elaborados con leche de cabra o de vaca, embutidos de todo tipo, pastelería y bizcochos... Tampoco faltaron los lugares habilitados para consumir un buen bocadillo con carnes adobadas o embutidos y los reservados para numerosos artesanos. Los había de piezas de madera -de boj o de olivo-, joyeros, elaboradoras de ungüentos con productos artesanales y el lugar de venta de vales para poder consumir un pintxo de vaca terreña al precio de un euro.

Asimismo, estaba el puesto de Arabako Bakelekua, la iniciativa del valle, con carácter provincial, que prepara la llegada de un grupo de niños saharauis para pasar unas vacaciones de verano en paz. Voluntarias de la asociación atendían el puesto donde ayer se vendieron las primeras camisetas infantiles con leyenda de solidaridad con ese pueblo y cuyos beneficios se destinarán a financiar el viaje de los pequeños.

También tuvieron su espacio los niños del valle de Kuartango implicados en la construcción de una escuela en Ruanda, un proyecto en el que está muy implicado el párroco, Juan Ramón Etxebarria, misionero durante casi 40 años y que hoy está volando rumbo a Ecuador para acompañar a sus antiguos feligreses -“a mi familia”- en este momento de dolor y sufrimiento. El viaje de Etxebarria es precisamente al epicentro de la tragedia.

Una carne singular En el exterior del frontón, entre otras personas y junto a la granja móvil que se colocó para el disfrute de los pequeños, estaban tanto el personal encargado del asado de una vaca terreña como el puesto de venta de esta carne, a cargo de Adolfo Martínez de Santos, de Guillarte.

La vaca terreña pasa el 80% de su vida con la madre, que los alimenta hasta los 8 ó 10 meses y sólo en el último período es cuando los ponen a cebar. Eso hace que la carne sea diferente. La raza también aporta una diferencia, porque la carne de los animales que están en libertad tiene otro color y otra textura. Además está el engrasamiento interior. No son animales que hagan masa muscular y luego una grasa de cobertura, sino que la grasa está infiltrada en la carne y eso hace que el animal en la época de bonanza de pastos vaya generando reservas, que utilizará en la época de escasez. Ésta es una característica que tienen estas razas antiguas.

Sea como fuere, pasado el mediodía, sobre el escenario que se había instalado en la campa de la feria, y tras la presentación del alcalde de la localidad, las integrantes del Club Badaiotz de Sokatira, medalla de plata en el Mundial de la especialidad, pronunciaron el pregón de la cita, en el que se elogió el deporte vasco y el papel que desempeñan las mujeres en su lucha por la equiparación del prestigio de sus éxitos con el de los hombres, un reconocimiento “en el que aún falta mucho recorrido”.

Entre los visitantes a la feria estaban el diputado general de Álava, Ramiro González, y otros miembros de su gabinete, entre ellos, el diputado de Agricultura, Eduardo Aguinaco, quien explicaba que “los Valles Alaveses son agrícolas y ganaderos, tiene valles amplios, agricultura de montaña y una feria como ésta sirve para destacar dos productos que hacen mucho por la comarca y por el medio ambiente. Uno es natural, como es el perretxiko. Muy buen año para este hongo por temperatura y humedad, y la otra es la vaca terreña”. Aguinaco comentaba que la vaca terreña es una raza en peligro de extinción. Hay 23 ganaderos en Álava que crían esta especie, con unas 1.500 cabezas aproximadamente, “de una raza con una gran rusticidad, muy adaptada al modelo ganadero extensivo, típico del territorio, con una calidad de carne muy importante que se puede degustar en esta feria”.

El responsable foral de Agricultura destacaba el carácter emprendedor del Ayuntamiento de Kuartango, “que tiene un recurso que es muy singular, único. Es un antiguo balneario, que funcionó durante muchísimos años, de aguas termales, y que ahora tratan de recuperar, dándole contenidos que estén vinculados a la economía de la comarca y a los recursos que hay”. Entre esos recursos se refería a todo lo relacionado con las producciones agroalimentarias y todos los recursos turísticos que hay en el entorno, que son muy abundantes y diversos. “Estos elementos van a dinamizar la economía de la comarca, porque los núcleos están dispersos, pero tienen recursos que pueden ayudar a fijar población y a despertar nuevas expectativas de vida”.

Tras el reparto de las raciones de vaca terreña que se fue asando en el exterior, se dio por concluida la edición XIV de la Feria del Perretxiko y la Vaca Terreña.

Una raza en peligro. Según los datos aportados por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente del Gobierno central, la raza de la vaca terreña se encuentra localizada en el norte de Álava y en los municipios colindantes de ésta con Bizkaia, integrados en el Parque Natural de Gorbeia, y en núcleos dispersos de Gipuzkoa. Asimismo, la raza cuenta con dos rebaños piloto (conservadores y orientadores) de la Diputación Foral de Bizkaia y del Parque Natural de Valderejo.

Edición. Con la de ayer, la Feria del Perretxiko y de la Vaca Terreña celebrada en la localidad de Zuazo de Kuartango ha completado su XIV edición.

El diputado foral de Agricultura destacaba ayer el papel dinamizador de una cita ineludible en el calendario alavés de ferias.

El alcalde de Kuartango explicaba las decisiones adoptadas para salvaguardar los stands de la feria, que tuvieron que ser ubicados en el interior del frontón municipal para evitar al viento.