vitoria no es la misma ciudad que hace treinta años, ni siquiera quince, y los servicios sociales deben adaptarse a una nueva realidad que presenta a una población muy envejecida, con una tasa de inmigrantes ya estable que ha multiplicado las lenguas y culturas en sus calles; una ciudad sacudida por una crisis que ha obligado a vivir por debajo del umbral de la pobreza a muchas familias con menores, una ciudad donde los casos de violencia de género aumentan cada año.
Es el de Gasteiz un municipio que ha gozado durante años de una potente red de servicios sociales, y sobre esos sólidos cimientos se quiere rehacer el servicio de asistencia a los vitorianos mediante el Plan Estratégico 2016-2019, para lo cual el Departamento municipal de Políticas Sociales ha emprendido un proceso que ha arrancado con un diagnóstico de la situación de los últimos dos años, y que ahora continuará con un proceso participativo. Este mismo mes de mayo se han programado sesiones presenciales con la plantilla del Departamento de Políticas Sociales, que también podrá incorporar sus aportaciones a través de correo electrónico y la página web municipal. Después el proceso se ampliará a otros departamentos e instituciones, y ya en junio se abrirá a entidades sociales, agentes sociales y ciudadanía, a través de sesiones presenciales, una exposición en la que se recogerán aportaciones y la propia página web.
Antes de hablar del futuro, en todo caso, hay que analizar el presente. Tal y como explicaron el pasado martes la concejal de Políticas Sociales, Nerea Melgosa; y la directora del departamento, Sara Buesa, Vitoria es la capital del territorio vasco donde la tasa de pobreza presenta una evolución más negativa, una urbe cuyos ciudadanos tienen una edad media de 43,1 años, donde el 20% de la población supera los 65 y el 6,1% tiene más de 80 años.
De esa población, compuesta por 106.553 núcleos familiares con una media de 2,31 componentes, un llamativo 12,2% recurre a los servicios sociales de su Ayuntamiento. En total, 31.000 personas de 14.000 familias. Y no siempre se trata de pedir ayuda por carencias económicas, pues dos de cada cinco familias que acuden a los servicios sociales no lo hacen por problemas de dinero. En la ciudad hay muchos mayores que viven en soledad, personas que tiene que asumir el cuidado de un familiar dependiente, niños y niñas en situación de desprotección y, por supuesto, familias que no llegan a fin de mes o parados de larga duración. En ese sentido, el número de personas que acuden a los servicios sociales y que llevan más de dos años desempleados ha crecido un significativo 17%, aunque por otro lado se ha detectado un aumento en las habilidades para la búsqueda de empleo y la participación en procesos de formación.
atención personalizada Según señaló Sara Buesa, la idea de partida es la de pensar en los servicios sociales como una inversión y no como un gasto, y analizar, en ese sentido, cuál es “el coste de no hacer nada”. Bajo esa premisa se persigue ayudar a la gente de forma personalizada para “aumentar su autonomía y el control de la propia vida”, y todo ello respetando su proyecto vital y bajo los principios “beneficencia, de hacer el bien; y de justicia”.
En cuanto al fenómeno migratorio, la llegada de gente de otros países se ha estabilizado, y ahora toca unir todas las piezas del puzzle en una ciudad sacudida hace muy poco por una ola de intolerancia. Por ello, ahora el primer reto es “consolidar la convivencia y gestionar la diversidad”.
Hay además una cuestión fundamental por la cual los servicios sociales de la capital alavesa deben reinventarse. El Parlamento Vasco ha aprobado una nueva ley sobre esta cuestión con su correspondiente decreto de cartera. La normativa fija qué servicios debe prestar cada institución, y todas ellas, ayuntamientos y diputaciones forales, van a tener que acometer un proceso de transferencia de competencias muy complejo.
Por otro lado, y dado que el Ayuntamiento gasteiztarra pretende promocionar el principio de universalidad de los servicios sociales en la ciudad, el departamento tratará de normalizar su uso, de desestigmatizarlo, pues “todos en cualquier momento de nuestra vida podemos necesitar apoyo”, explicó Buesa, que también apostó por buscar sinergias con el tejido asociativo. En ese sentido, en la actualidad el departamento mantiene 47 convenios vigentes con entidades del tercer sector.
un 15% del Presupuesto Además, el departamento quiere mantener o incrementar la actual inversión en servicios sociales, que en 2016 asciende a 51,7 millones de euros, un 14,48% del presupuesto municipal, y tener en cuenta la conciliación y la corresponsabilidad de la vida personal, familiar y laboral de los ciudadanos.
Además de la atención individual y familiar, el departamento realiza una prolífica tarea de programación comunitaria con una amplia variedad de actividades. Por una parte, estas acciones pretenden la promoción de la participación, favoreciendo la creación y desarrollo de estructuras que optimicen el potencial integrador de la ciudad. Por otra, a un nivel más individual, sus programas impulsan la competencia social de cara a aumentar los recursos y habilidades personales en aras a conseguir un mayor crecimiento y bienestar.
Envejecimiento. El índice de vejez en Vitoria-Gasteiz, que refleja a las personas mayores de 65 años, sigue en un aumento progresivo hasta situarse en el 20%. De la misma forma, la población sobreenvejecida (mayores de 80 años) alcanza el 6,1% en la ciudad.
Inmigración. Desciende el número de personas de nacionalidad extranjera residentes en la capital alavesa (8,8%), tras el crecimiento registrado en la pasada década.
La tasa de pobreza. En Euskadi, la población en riesgo de pobreza y exclusión social ha aumentado del 17,9% en 2008 al 22,7% en 2014. En su conjunto, las distintas formas de ausencia de bienestar afectaban en 2014 a un 20% de la población.
La evolución más negativa corresponde a Álava, territorio donde la pobreza real aumenta de un 4,1% en 2008 a un 5,6% en 2012, y un 8,2% en 2014.
12%
Los servicios sociales atendían el pasado 31 de diciembre de 2015 a un total de 31.159 personas que conforman 14.501 familias vitorianas. Este dato supone que el 12,2% de las familias empadronadas en el municipio son atendidas por los servicios sociales municipales.