gasteiz - Verónica Werckmeister (Los Ángeles, 1972) reconoce que cuando empezó esta aventura de la mano de su hermana Christina jamás pudo imaginar que el Itinenario Muralístico de Vitoria-Gasteiz (IMVG) llegaría hasta aquí, con una quincena de murales ya a sus espaldas entre el Casco Viejo y el barrio de Zaramaga. “Ella fue realmente el motor de todo esto. Yo había trabajado en estas cosas en Estados Unidos, pero como no estaba todavía muy ubicada culturalmente en la ciudad cuando comenzamos, no lo veía. Me tuvo que convencer ella prácticamente”, reconoce ahora Verónica, casi una década después de aquel exitoso arranque. Porque fue en un ya lejano año 2007 cuando vio la luz Al hilo del Tiempo, el primer mural de la red vitoriana de arte público, que se inspiró en la realidad histórica de la plaza de las Burullerías, un mercado de telas y paños en tiempos medievales. Werckmeister se instaló definitivamente en Gasteiz unos años antes, en 2001, enamorada de una ciudad en la que su madre, catedrática de la UPV ahora jubilada, residía desde hacía casi dos décadas. “Vine a pasar un verano, se estaba muy bien... y así hasta ahora”, reconoce divertida.
Todo está listo ya para comenzar a dar forma a una nueva obra de arte colaborativo que, como gran novedad, empleará “unas texturas y una superficie diferentes a lo habitual”, mediante el relieve. El mural, que se elaborará con técnicas escultóricas y mediante la reutilización de materiales en combinación con el ya tradicional método de pintura, estará dirigido por los artistas gasteiztarras David Tavares e Itzal García. Su temática tomará como punto de partida la contribución que han hecho las personas migrantes al barrio de Zaramaga desde su construcción.
Claro que, antes de pasar al terreno, toca elegir al grupo de voluntarios que colaborará en el diseño de la obra y su posterior pintado, un proceso que arrancará el próximo 6 de junio. Los aspirantes se cuentan ya por decenas, por lo que desgraciadamente, como sucede todos los años, muchos se tendrán que quedar fuera del grupo final. Werckmeister también espera contar este año con la colaboración de las Brigadas de la Brotxa, cuya partida económica fulminó el anterior gobierno municipal en manos del PP, para tener más manos dando color al nuevo mural. “Nuestra voluntad está ahí y todo está en posición para darle al play”, avanza la responsable del IMVG.
¿Qué se puede contar, resumidamente, del nuevo proyecto que tiene entre manos?
-La parte del diseño, que por recordar siempre son dos semanas de colaboración entre los artistas y el grupo de voluntarios, empezará el próximo 6 de junio. Y luego a partir del 20, durante las siguientes cuatro semanas -hasta el 15 de julio-, todos estarán trabajando en la fachada, trasladando el boceto a la pared. El mural se va a realizar de nuevo en Zaramaga y lo va a dirigir una pareja de artistas, David Tavares e Itzal García Argüello. Creo que va a ser muy interesante. Han sido elegidos tanto por sus ganas de trabajar en la parte colectiva como por su trayectoria, porque ambos vienen de la facultad de Bellas Artes, donde se conocieron y estudiaron juntos. La novedad de este año es que vamos a intentar hacer lo que podamos para salir de la pared, con una combinación de pintura y relieve. No nos podemos salir mucho por las normativas que hay, pero intentaremos crear unas texturas y una superficie diferentes a lo habitual.
Será ya el cuarto mural que llega a Zaramaga, después del elaborado en memoria de las víctimas del 3 de marzo, ‘En la cresta de la arruga’ y ‘El lince de Zaramaga’. ¿Cuál va a ser su ubicación exacta?
-Este ultimo va a estar entre la plaza de Llodio y el mural del año pasado, junto a la rotonda de Telefónica, en el número 1 de la calle Mendoza. De esta forma, va a servir como un link entre el mural del lince y el del año anterior, el de los mayores, para que no haya un salto muy grande entre mural y mural cuando hagamos el paseo. Se está estableciendo otra ruta.Le han cogido gusto al barrio.
-Sí, porque además es una gozada trabajar aquí. Yo tengo el taller en Zaramaga y es muy cómodo, la gente es muy amable y hay mucha diversidad. Este tipo de proyectos dan excusas para juntarse y hacer más barrio. Aunque también hay que decir que el lugar del mural va a ser otra vez Zaramaga por una razón administrativa, porque el contrato actual con el Ayuntamiento es para crear este itinerario en el barrio. Nos han pedido hacer cosas parecidas en otras zonas, pero ahora tenemos el requisito de hacerlo aquí.
Parece una buena prueba de que el proyecto ha calado en Vitoria.
-Sí, nos llaman, nos llegan sugerencias... Pero en este último contrato, que es de 2014, se hablaba de hacer estos tres murales, sin contar con el del 3 de marzo, que estaba incluido en el acuerdo anterior. Así que ahora es un buen momento para ver qué es lo que va a pasar después. Hay que ver si la ciudad, el Ayuntamiento y la gente sigue apoyando el proyecto para seguir creando esta red de arte público. Poco a poco, que es como nos gusta a nosotros, con uno o dos murales cada año.
No habría que descartar entonces que el IMVG ‘salte’ a otro barrio más adelante.
-Bueno, también puede seguir en Zaramaga. Habrá que ver cómo lo valora la gente, los ciudadanos, y lo que estiman el Ayuntamiento y las instituciones. Pero lo que más nos interesa es lo que quieren los vitorianos, lo que les apetece. Yo estoy muy contenta aquí en Zaramaga. Cuando tengo que ir a pedir una fachada a los vecinos para que la cedan, éstos lo hacen completamente a ciegas y sin saber lo que se va a pintar allí. Este año ha sido unánime. Al primer edificio que fui, el que quería por su ubicación y características, pronto dijeron que sí.
Ya han realizado el primer llamamiento para captar voluntarios. ¿Es difícil encontrar un hueco en los grupos de trabajo?
-Cada año cambia un poco, por diferentes circunstancias. Pero este año estamos bastante alucinados, porque tenemos ya una lista de 65 personas interesadas que nos han escrito para informarse, y los grupos son de 20, más o menos, entre voluntarios y artistas. Desde 2010 y 2011, que también tuvimos mucha gente que quiso participar, es una de las listas más grandes. Siempre tenemos gente de más, pero este año es bastante alucinante. Quizá la gente ha visto lo que se ha hecho hasta ahora y se anima más. También creo que es porque hay gente que ha participado ya o conoce a otros que han colaborado y la actividad se va normalizando. Es una gozada que haya tanta gente.
¿Participarán las Brigadas de la Brotxa en este mural?
-Ahí estamos. Yo creo que sí, pero no podemos anunciarlo a grito pelado porque aún no está confirmada la financiación, que obviamente es lo más importante. Nuestra voluntad está ahí y todo está en posición para darle al play... La semana que viene tengo una reunión en el Ayuntamiento y a ver si podemos confirmar ya la cosa.
Con todo este trajín, ¿va a poder irse de vacaciones algún día?
-Se supone que a finales de julio tendré ya vacaciones, cuando esté terminado el mural. Pero esto que nos viene ahora es lo más divertido, trabajar con mucha gente y estar a tope.
¿Se esperaba, cuando empezó con todo este proyecto, llegar hasta aquí, haber creado esta gran red?
-Yo personalmente, para nada. Empezamos con el proyecto mi hermana Christina y yo, pero ella fue realmente el motor de todo esto. Yo había trabajado en estas cosas en Estados Unidos, pero como no estaba todavía muy ubicada culturalmente en la ciudad cuando comenzamos, no lo veía. Me tuvo que convencer ella prácticamente. Fue la que empujó y tuvo esa visión. Igual yo no tengo esa visión, pero sí mucho orgullo. No sólo por el trabajo nuestro, que lo hemos hecho encantadas, sino por todos los artistas que se han volcado en cada proyecto y se han sacrificado un verano para sudar la gota gorda en el andamio, y por los voluntarios y Brigadas que se han comprometido. También por cómo lo valoran los vecinos y la ciudad. El año que viene hace diez años desde que hicimos el primer mural y a ver si conseguimos organizar algo para conmemorarlo, porque sería lo suyo.
¿Qué le ha aportado a Vitoria el Itinerario Muralístico?
-Es muy difícil verlo desde dentro, pero yo recibo llamadas de otras ciudades para saber cómo se ha hecho todo esto y para ver si lo pueden hacer. Es mucho atrevimiento para una ciudad dejar hacer esto en manos de... cualquiera (ríe). Es como si le dejas a cualquiera decorar tu casa. Pero se ha visto que hay mucha confianza ciega entre los vecinos.