Los problemas que están surgiendo durante la construcción del centro cívico han sido la gota que ha colmado el vaso. El gabinete de Urtaran ha retrasado sin fecha la apertura del equipamiento, cuyas obras adelantó que estarían terminadas para diciembre de este año. Sin embargo, el Ayuntamiento tiene problemas económicos para pagar las certificaciones de los que el alcalde culpa a Maroto, y viceversa.
Mientras, los vecinos esperan como agua de mayo poder disfrutar de unas instalaciones que ya tiene el resto de la ciudad. Del resto de equipamientos que se les prometió aún no se han construido ni el campo de fútbol ni el frontón ni el segundo agoraespace. El sector de Borinbizkarra está totalmente “abandonado” y ni siquiera han instalado los juegos infantiles solicitados. Saben que no tendrán tranvía porque el tercer ramal sólo contempla la ampliación a Salburua y las universidades. Recuerdan que fueron los últimos en disponer de ambulatorio y de ver completada la red de autobuses de Tuvisa a las áreas más alejadas del barrio, con la puesta en marcha de la L-10, que sustituyó a la lanzadera de Aldaia que tanto les costó quitarse de encima. Y en materia educativa tampoco andan mejor: los escolares acaban de estrenar el segundo colegio después de acudir durante años a clase en barracones y las primeras promociones tendrán que marchar a otro barrio para ir al instituto porque en Zabalgana no hay. Y para una obra que ya había empezado... “cuando pensábamos al menos el centro cívico ya marcha, va y nos vienen con éstas”, lamenta Leila Martín, desde la asociación vecinal Zabalgana Batuz.
En Zabalgana no les gusta compararse con Salburua -barrio con el que tienen muchas similitudes-. Prefieren hacerlo con el conjunto de Vitoria porque como contribuyentes que pagan impuestos al Ayuntamiento saben que tienen los mismos derechos que el resto de gasteiztarras a disfrutar de servicios y equipamientos adecuados. Se trata de un barrio en el que residen más de veinte mil personas y que, a pesar de ser nuevo, lleva años construidos. “Claro que el Ayuntamiento nos trata como ciudadanos de segunda; siempre somos los últimos de los últimos”, lamenta indignada Martín. En cambio, “sí nos tienen en cuenta para subirnos el IBI a las VPO de forma brutal, repentina y desproporcionada; precisamente gravan este impuesto a los jóvenes y a las familias que no tienen para comprarse un piso libre”, argumenta.
Además de la falta “total” de planificación por parte del Ayuntamiento a la hora de diseñar el barrio, lo que molesta a Zabalgana Batuz es el ninguneo. En el caso concreto del centro cívico, la asociación participa con los técnicos municipales en una comisión de seguimiento de las obras. Se reunieron a finales de febrero y la información que recibieron es que la obra iba bien, con pequeñas demoras de una semana recuperables por parte de la empresa. “No nos esperábamos esto; nos sentimos completamente engañados por el gabinete Urtaran”, sostiene Martín.
Zabalgana Batuz ya advirtió hace meses al Ayuntamiento de que habilitara dinero para garantizar la financiación del centro cívico. Incluso se pidió un crédito para ir abonando las certificaciones de obra. El gobierno municipal culpa de la actual situación al ejecutivo de Maroto. Ayer, el PP, en boca del concejal Manu Uriarte declaró a este periódico que nunca ha faltado presupuesto para terminar las obras. “Lo que hubo que hacer fue aumentar la anualidad de 2017 en el año 2015, pero esto no supuso un problema económico y se hizo porque no se pudieron incorporar remanentes en plena prórroga presupuestaria”, explicó. Ocurrió, “fruto de no poder aprobar el Presupuesto de 2015 y de tener que ir a la prórroga; el crédito de compromiso se quedó descompensado, había que hacer ese movimiento, ya se sabía. Pero no hay una sola obra que se haya visto retrasada por esto, no tiene ningún efecto en la gestión del centro cívico y no es excusa, porque las obras se pueden continuar en plazo sin ningún problema”, afirma. Es lo que quieren en Zabalgana.
La portavoz de Zabalgana Batuz considera que los más de veinte mil vecinos de Zabalgana tienen derecho a servicios e infraestructuras como el resto de contribuyentes de Vitoria porque también pagan sus impuestos. “Para subirnos el IBI de las VPO sí se acuerdan de nosotros”.
La asociación Zabalgana Batuz se reunió a finales de febrero con técnicos del Ayuntamiento para realizar seguimiento de las obras del centro cívico. Les informaron de que iban en plazo, con algún pequeño retraso de una semana recuperable por la empresa. Días después, el concejal Borja Belandia habló de problemas que retrasan su apertura “sin fecha”, confirmó el alcalde.
El concejal del PP responde al alcalde, que culpa al gobierno de Maroto de los problemas en las obras del centro cívico de Zabalgana. Explica Uriarte que lo que hicieron es un movimiento económico obligado por la prórroga presupuestaria, y que no excusa para que las obras acaben en plazo.