Los buenos resultados que están dando los trabajos de investigación y difusión que se están llevando a cabo en Llodio para poner en valor el entorno de Santa Lucía y el santuario de Santa María del Yermo han animado al Ayuntamiento de aquella localidad a activar nuevas líneas de actuación, con un coste de 71.338 euros, de los que 54.238 euros han sido subvencionados por el Gobierno Vasco.

Así, los 17.100 euros que saldrán de las arcas municipales se destinarán a realizar nuevas excavaciones arqueológicas en el entorno del citado templo; mientras que con la ayuda llegada de Lakua se diseñará un novedoso museo virtual por el que se podrá acceder por Internet incluso al avance de las prospecciones. Con ello se pretende que la gente pueda consultar lo encontrado hasta ahora. Es decir, una necrópolis con dos tumbas junto a la puerta vieja del santuario, varias monedas, y una superposición de antiguos caminos en una zona anexa al campanario, que hacen indicar que hubo una ocupación o asentamiento en la época medieval, en una fecha aún por determinar pero previa a la construcción del templo del siglo XV.

De igual forma, se organizarán nuevos programas de visitas al enclave dado el éxito registrado en los anteriores ediciones. No en vano, en las salidas que se programaron en julio para ver in situ las excavaciones participaron 103 personas, y otras 706 en las visitas guiadas realizadas de octubre a diciembre. En esta nueva fase, el Consistorio laudioarra va a seguir contando con la colaboración de la UPV que, a través de un convenio, pone a disposición de la iniciativa un equipo de cinco investigadores, bajo la dirección del arqueólogo Sergio Escribano. Y es que son muchos los secretos de un pasado que, a buen seguro, quedan por aflorar en las 400 hectáreas de terreno que comprende el santuario de Nuestra Señora del Yermo y la zona de Santa Lucía.

En 400 hectáreas De hecho, no sólo alberga este templo que aparece citado en documentos del año 853, aunque su fundación se atribuye a los caballeros templarios, sino también restos del cinturón de hierro que se construyó en la Guerra Civil para proteger Bilbao de las tropas franquistas, neveros y caleros, entre un sinfín de grandes valores de tipo cultural, histórico, arqueológico, medio ambiental y paisajístico.