vitoria - En un contexto de recortes generalizados debido a la crisis, la cooperación al desarrollo ha sido una de las áreas presupuestariamente más tocadas en los años recientes. Las instituciones vascas, casi sin excepción, han ido mermando sus aportaciones al tercer sector desde que el cataclismo económico se generalizó en la recta final de la pasada década, una caída en picado que ha puesto en cuestión el histórico compromiso de esta tierra con los países del Sur, y ni siquiera la tibia recuperación actual ha permitido revertir todos esos tijeretazos.
Aunque las cifras por fin comenzaron a recuperarse en 2014 tras un lustro de duros ajustes, todavía hoy están muy lejos de las expectativas de las ONG que trabajan en este ámbito, de los niveles anteriores a la crisis e incluso de los compromisos de las propias instituciones. Con una honrosa excepción, el Ayuntamiento de Gasteiz, que este año va a destinar a la cooperación al desarrollo el 0,98% de su presupuesto, un total de 3,37 millones de euros, por los irrisorios 239.563 euros del pasado 2015. Será la única institución vasca que alcance, incluso que supere ampliamente, la cifra mágica del 0,7%.
La Diputación alavesa, entretanto, sólo ha presupuestado 1,14 millones para este campo en 2016, la cifra más baja en números absolutos y relativos entre las administraciones de la CAV, ya que supone el 0,26% de sus Cuentas, según los datos hechos públicos ayer por la Coordinadora de ONG de Desarrollo de Euskadi. Cara y cruz en medio de una tendencia general “preocupante” a juicio de esta organización, “porque las cifras siguen estancadas y, lo que resulta más grave, sin síntomas de recuperación”.
“Nos inquieta que el frenazo histórico producido por los recortes en ejercicios anteriores no haya sido puntual ni ocasional, pues en 2016 tampoco hay indicios reales de recuperar el nivel de compromiso alcanzado previamente”, censuró la coordinadora en este sentido. No en vano, a pesar de los mensajes que “constantemente” han trasladado distintas instituciones de que el fin de la crisis parece ya un hecho, “el compromiso institucional no está a la altura”. Según censuró la coordinadora, “las declaraciones públicas y compromisos adquiridos con la ciudadanía no se reflejan en las políticas que realmente desarrollan”, una “disfunción” que “se repite anualmente” e “incrementa la pérdida de credibilidad” de la clase política.
El acuerdo presupuestario a cinco bandas alcanzado en Gasteiz ha permitido por fin acabar con unos años de incertidumbre total para el campo de la cooperación bajo el mando del popular Javier Maroto, que en los ejercicios 2012 y 2015 sólo destinó a esta actividad el 0,10 y el 0,06%, respectivamente. El salto cualitativo es importante, ya que la cantidad económica que Vitoria asignará a la cooperación este 2016 prácticamente alcanza a las de los ayuntamientos de Bilbao (2,18) y Donostia (1,37) juntos. La cifra se acerca también bastante a la cantidad que destinará la Diputación Foral de Gipuzkoa (3,86), que cuenta con un presupuesto casi tres veces mayor.
Teniendo en cuenta los presupuestos consolidados, los totales de cada institución sumados los organismos y las sociedades públicas, Gasteiz también cumple con nota, al dedicar a cooperación un 0,87%. Siguen al Ayuntamiento de Vitoria en nivel de implicación el propio ente foral guipuzcoano (0,41%), los consistorios de Bilbao (0,39%) y Donostia (0,37%), la Diputación vizcaína (0,34%) y la Diputación alavesa (0,22%).
Por su parte, la Agencia Vasca de Cooperación al Desarrollo, dependiente del Gobierno Vasco, destinará este año a proyectos en países del Sur más de 43 millones de euros, tres más que el año pasado, lo que supone sólo el 0,39% del presupuesto del Ejecutivo. Aunque la cuantía para la Agencia ha crecido sustancialmente desde 2013, cuanto tocó fondo con sólo 21,3 millones, la Coordinadora de ONG no olvida que se está “continuando con el alejamiento del histórico 0,7%”. La institución recordó ayer que, de nuevo, esta realidad supone el incumplimiento de la Ley Vasca de Cooperación del año 2007, que establece que el Gobierno Vasco debe destinar a cooperación el 0,7% del presupuesto general de la administración de la CAV, “sin perjuicio de avanzar en el cumplimiento del 0,7% sobre el Producto Nacional Bruto en coordinación con el resto de las administraciones”. En 2014, último año del que la organización tiene datos, Euskadi destinó a cooperación en torno al 0,15% con respecto a su PIB, “niveles similares a los del Estado español y Grecia”.
Según recordó la coordinadora, este escenario contrasta con los recientes datos del Eurobarómetro de marzo, que dictaminó que el 93% de la población del Estado apoya la política de cooperación para el desarrollo, una cifra que se reduce al 89% al hablar de los europeos, pero que constituye el respaldo más alto de los últimos años. El último Gabinete de Prospección Sociológica del Gobierno Vasco también determinó que la pobreza, el hambre en el mundo y las desigualdades entre países es el tercer problema más importante a nivel mundial para las personas entrevistadas.
“Todos estos datos demuestran que la ciudadanía va por delante de gran parte de los gobiernos, que son incapaces de cumplir sus propios compromisos asumidos”, censuró la Coordinadora en este sentido. Porque, según recordó, el trabajo en el Sur tiene unas claras implicaciones en el Norte. “Las políticas de cooperación tienen una traducción humana, una clara repercusión en materia de educación, salud, promoción de la equidad entre mujeres y hombres, participación en los asuntos públicos, acceso al agua potable y sistemas de saneamiento, lucha contra el hambre y sus causas... en cientos de personas que viven en situación de pobreza extrema y desigualdad en los países empobrecidos. También tienen su reflejo en nuestro entorno a través de acciones que buscan la sensibilización de la ciudadanía vasca para lograr un mundo más justo y solidario”, enumeró.
Recuperación incompleta. Si bien es cierto que las cantidades económicas destinadas a cooperación al desarrollo han crecido sustancialmente desde el año 2013, cuando Euskadi tocó fondo con sólo 34,2 millones presupuestados, los 61 de este 2016 quedan todavía lejos de las cifras de la recta final de la pasada década. Así, el conjunto de instituciones vascas destinó 71 millones en 2008, 77,8 en 2009, 75,7 en 2010 y 74,1 en 2011, cuando el impacto de la crisis económica era ya más que evidente.