en una institución como la Diputación Foral de Álava, las famosas y casi siempre polémicas dietas de los altos cargos no son ilegales, pero la legalidad es una cosa y la moralidad otra que, por desgracia, en la vida política no siempre van de la mano. Por eso, cuando un representante público tiene la posibilidad de decidir qué paga de su bolsillo y qué carga a las arcas públicas, la ciudadanía espera que, cuanto menos, se lo piensen dos veces. Especialmente cuando el sueldo que perciben no es precisamente el de un mileurista.

No parece, sin embargo, que decisiones semejantes quitaran el sueño a los miembros del Partido Popular durante la pasada legislatura foral, pues con el exdiputado general, Javier de Andrés, al frente, los representantes del gobierno del PP no tuvieron reparos en pagar con el dinero de todos los alaveses gastos personales por cuestiones de lo más variopintas. Acciones legales, porque los diputados tenían en su mano la opción de cobrar dietas previa presentación de las facturas, pero que en la práctica se traducían en desembolsos de dinero público, cuanto menos, estéticamente reprochables.

Según las facturas a las que ha tenido acceso DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, la lista de gastos que los diferentes diputados y diputadas del ejecutivo foral del PP abonaron con cuenta a las arcas públicas incluye, entre otras cosas, los cubatas que algunos tuvieron a bien tomarse en al menos dos establecimientos hosteleros del territorio alavés. Y no precisamente baratos, pues en uno de ellos el coste fue de 13 euros cada gin-tonic, y en el otro pagaron 16 euros por cada cubata.

Así, entre las facturas de gastos en bares y restaurantes que el anterior ejecutivo foral cargó a cuenta del dinero público, se incluye una comida celebrada en el hotel Marqués de Riscal el 17 de abril de 2013, con cuatro personas, por un total de 306 euros (76 por cabeza).

Después de la comida, los comensales decidieron tomar no una, sino dos rondas de gin-tonics, a las 17.13 y a las 18.43 horas, con preferencias unos por el cubata de Tanqueray, otros por el Beefeter y otros por el brandy, marca 1866 en concreto, con 48,52 euros pagados en la primera ronda y 36,51 euros en la segunda. En total, el hotel extiende a la Diputación una factura de 391,09 euros por la comida y los cubatas de aquel 17 de abril de 2013. La persona que posteriormente pasó dicha factura a la Diputación fue, de hecho, el que por entonces era el diputado general, Javier de Andrés.

Además de la doble ronda de gin-tonics de ese día, la lista de facturas con consumiciones en forma de cubatas incluye al menos otro pago más de cubatas a cuenta de la Diputación, en este caso a 16 euros la copa, en un conocido restaurante del Casco Histórico de Vitoria.

Los gin-tonics no son, sin embargo, los únicos gastos poco adecuados que los representantes del PP en la pasada legislatura foral pasaron como dietas a cuenta del dinero público. Entre las facturas comprobadas por este periódico se encuentran también gastos, cuanto menos, curiosos, como un diputado que pasó una factura de 29,90 euros tras llevarse del bar El Pregón una tortilla de patatas entera (11 euros) y catorce pintxos (18,90 euros), el 19 de mayo de 2014.

Por si acaso no tenía suficiente, el susodicho se había pasado antes por una panadería de la calle Prado para coger unos croissants y unas mariposas, todo a cuenta de la Diputación. No menos sorprendente fue que otro diputado del equipo de De Andrés pagara no de su bolsillo, sino con cargo al dinero público, hasta once bocadillos de golpe en el Ruta de Europa. Cuestiones estéticas a un lado, no deja de sorprender que entre las facturas pasadas a cuenta de la institución foral se incluyan varios tickets por simples cafés, bien porque los diputados no llevaban nunca dinero suelto o porque alguno era un poco agarrado.

Además, los gustos de algunos diputados no eran precisamente baratos a la hora de alojarse en los hoteles. En marzo de 2015, el por entonces diputado de Agricultura decidió viajar a Ronda (Málaga) para asistir a la asamblea anual de la Asociación Española de Ciudades del Vino (Acevin), que se celebraba el 20 de marzo. Monje se alojó durante dos días en un hotel de alto standing de Ronda, en una habitación doble con suplemento adicional por estar ubicada con vistas al Tajo de Ronda, con un coste total para la Diputación de 211 euros. Gastos de dinero público que, aunque amparados por la legalidad, no reflejan un gran respeto por el dinero de todos los alaveses.