incivismo. Parece que al responsable de este local de Gasteiz se le ha agotado la paciencia por culpa de los orines que algún perro suele depositar en su verja. A la vista de que el dueño o los dueños de los animales no atienden a razones, al afectado no le ha quedado ya más remedio que apelar... a los propios canes. Foto: Josu Chavarri
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