gasteiz - El chaval circulaba en una bici sin luces (200 euros), tampoco llevaba timbre (200 euros) y carecía además del obligatorio elemento reflectante, el catadióptrico (200 euros), por lo que se volvió para su casa con una multa en el bolsillo de 600 euros, ni más ni menos. Con la ordenanza municipal en la mano, al agente que crujió a este adolescente no se le puede reprochar absolutamente nada, pero la sanción, se mire como se mire, parece excesiva.

Es, por poner un ejemplo, lo que le costaría al conductor de un coche saltarse un stop, circular por una zona peatonal creando peligro y desobedecer al agente que le diera el alto para sancionarle. También podría parecer excesivo, aplicando esta comparación, multar con 200 euros al viandante que cruza el paso de cebra con el semáforo de peatones en rojo. Según la normativa, ese sería el deber de los agentes, pero en una ciudad donde hasta la Policía mira con extrañeza a quien espera al muñeco verde para pasar, no se conoce caso alguno de sanciones de este tipo. Ahí está el debate, y sobre ello se habló ayer en el Ayuntamiento.

EH Bildu e Irabazi pidieron explicaciones al concejal de Seguridad Ciudadana, Borja Belandia, por este presunto exceso de celo en la aplicación de la ordenanza recientemente reformada. Además, aunque se acaban de hacer campañas para dar a conocer las normas que les afectan, parece que los ciclistas no saben muy bien a qué atenerse, y así lo pusieron de manifiesto los dos grupos de la oposición.

Belandia mostró su extrañeza por el rigor con el que actuó el agente, y afirmó que como caso particular y excepcional se estudiará de forma individualizada. Desde el equipo de gobierno se aseguraba ayer que no es intención del Ayuntamiento vitoriano hacer cumplir la normativa sobre la bicicleta con más rigor que el que se aplica a los peatones, o por ejemplo a los coches que paran sobre el carril bici, otro ejercicio que es deporte popular en Vitoria y que, en teoría, está sancionado con multas de 200 euros. Afirman los rectores municipales que con semejante celo con las bicicletas -sobre todo en comparación con el resto de usuarios de la vía- difícilmente se puede estimular el uso de estos vehículos, que al final es lo que persiguen las corporaciones de todos los colores políticos desde hace diez años.

Eso sí, insisten en el peligro que supone circular de noche y sin luces para el propio ciclista, al que casi siempre se le ve mucho menos de lo que a él mismo le puede parecer.

En lo relativo a la confusión sobre la ordenanza, es importante dar a conocer la causa por la que a este joven le impusieron una multa cuyo importe se acerca al sueldo mensual de muchos vitorianos. El matiz, al menos en el caso de las luces, es que no las llevaba apagadas, sino que no las llevaba, dicen en el equipo de gobierno. Entre uno y otro supuesto hay una diferencia, si es que a uno lo cazan en plena infracción, de 155 euros, pues no llevar las luces encendidas sale por 45 euros.

No todo el mundo lo interpreta así, en todo caso. Según Óscar Fernández, portavoz de Irabazi, “se está multando como falta grave con 200 euros no llevar luces a pesar de que, en la campaña informativa #YoTengoLuces se informaba de que se aplicaría un sanción leve de 45 euros. Es una incongruencia que se aplique una sanción grave porque, según la tabla de infracciones, no llevar luces debe considerarse una falta leve”.

ordenanza de consenso Polémicas al margen, la ordenanza de bicicletas se aprobó hace poco más de dos años con la participación de los colectivos ciclistas y un importante consenso en la Corporación. Vitoria pasó de ser una ciudad sin ley en materia de bicicletas a establecer los carriles 30, y prohibir circular por aceras de menos de tres metros, candar el vehículo a un árbol o circular escuchando música con cascos.

Más recelos despertó el decreto del Alcaldía que vetó el acceso a las bicis a las calles peatonales del centro en horarios comerciales, y de hecho se aplicó meses después de entrar la ordenanza general en vigor ante la polémica creada y con el fin de informar bien a todo el mundo antes de empezar a multar. Hace escasas semanas acaba de ser modificado. El alcalde Urtaran amplió una hora más el permiso para los ciclos, tanto en horario de verano como de invierno, y eximió de cumplir la norma a los repartidores y mensajeros que trabajan por el centro en bici y cuyo negocio carecía de razón de ser, al menos en estas vías peatonales, con dicha normativa.

En el trasfondo de todas esta cuestiones está un hecho incuestionable. El uso de la bicicleta se ha multiplicado por dos en unos pocos años en Gasteiz, a día de hoy este vehículo es una opción competitiva de transporte por la ciudad. Eso se nota en la calle, hay más bicis y desde el Consistorio se insiste en que hay que aprender a convivir con este nuevo elemento del paisaje urbano. A mucha gente mayor le asustan las bicicletas, y por otro lado quienes las utilizan reclaman más aparcamientos para sus vehículos o una red de bidegorris y carriles 30 sin agujeros negros, como el que existe en la mismísima plaza de la Virgen Blanca.

La sanción. Al joven le multaron con 200 euros por no llevar luces, otros 200 por carecer de timbre, y 200 más por no llevar elementos reflectantes.

Prohibiciones. En Vitoria no se puede candar las bicicletas a elementos del mobiliario urbano, ni circular por la plataforma del tranvía o los carriles bus si no existe una señalización específica que diga lo contrario. Los ciclistas, además, no podrán ir por la acera en calles donde haya bidegorri o carril 30, ni llevar cascos, hablar por el móvil o saltarse semáforos en rojo.

200

Sanciones graves como las que cometió este ciclista se penalizan en la ordenanza municipal de tráfico con 200 euros. La norma también contempla multas de 45 euros, de 500 o de 3.000, por ejemplo, para todo tipo de vehículos.