Rubén Fernández de las Heras, vecino de Salburua, es un habitual del humedal que hace de este barrio vitoriano un lugar privilegiado para disfrutar de la naturaleza. Sin embargo, las balsas están en la frontera entre el campo y la ciudad y no son inmunes a los peligros del desarrollo humano. Un día, hará cosa de un año, Rubén descubrió que por el pequeño riachuelo que viene desde los Montes de Vitoria para desaguar en el humedal, el Santo Tomás, no circulaba agua, sino un líquido verdoso y fétido.

“Hablé con paseantes de la zona y me dijeron que era mierda que se echaba directamente desde Elorriaga”, explica Rubén, que viendo cómo la situación se cronificaba, decidió el pasado mes de noviembre llamar la división de Medio Ambiente de la Policía Local vitoriana. Los agentes le acompañaron en el rastreo de la fuente contaminante y fueron a dar con una pequeña estación depuradora de Elorriaga. “Al principio no me creían, pero luego pudieron comprobar que es cierto”, señala este vecino de Salburua.

La patrulla se puso en contacto con la dirección del Centro de Estudios Ambientales y el aviso llegó hasta los responsables municipales. Sin embargo, afirma Rubén, “nos dijeron que no pasaba nada porque sólo eran heces y no suponía un daño al medio ambiente”.

El vecino explica que en el Ayuntamiento le dijeron que la responsabilidad sobre la depuradora es de Amvisa, y la sociedad municipal de aguas afirmó que la instalación cumple con la normativa, aunque desde la empresa pública se le pidió más información para investigar el vertido crónico que afecta al humedal. “El agua baja limpia, se ve el fondo, y a partir de Elorriaga ya no es agua”, advierte Rubén, quien recuerda que en el humedal de Salburua “todos los arroyos y las balsas están intercomunicados”, por lo que la contaminación fecal, que se produce “en gran cantidad y todos los días”, puede extenderse por todo el sistema.

Rubén explica que el problema es más notorio cuando el riachuelo lleva poca agua, entre abril y noviembre, y que aunque el Consistorio de la capital alavesa es consciente de la situación, “por alguna razón se permite”.

Ayer mismo, tras muchas jornadas de intensas lluvias y de nevadas en los montes, y con un caudal notable en el río, sobre la lámina de agua del Santo Tomás flotaban visibles manchas de aceite.

Desde el Ayuntamiento se explica que, efectivamente, la depuradora de Elorriaga está dando problemas desde hace ya varios años, debido, señalan, al sistema de decantación instalado, y a que en las épocas del año en que el acuífero cuaternario entra en carga puede llegar a enviar agua a la propia estación depuradora.

“Es un problema conocido, que se produce en momentos puntuales, y que hasta ahora se intenta atajar mediante medidas correctoras en las propias balsas”, explicaron fuentes municipales, que aseguraron estar buscando un arreglo definitivo en colaboración con la Diputación alavesa y la Agencia Vasca del Agua, URA.

Así, se está diseñando junto con la institución foral un proyecto de colector que evite el vertido de las aguas residuales de Elorriaga, depuradas o no, al delicado ecosistema del que disfruta una urbe de casi 250.000 habitantes dentro de su propio término municipal y en los mismos límites de la ciudad consolidada.

Dicho colector, que derivaría las aguas fecales de Elorriaga, y también de Arkaute, a la red general de saneamiento, forma parte de un plan de protección de las balsas que la Diputación ha dotado con un presupuesto de 4,8 millones de euros. Desde el Consistorio se explicaba ayer que la intención es tener la obra concluida en la presente legislatura.

amenazas en la red natura Son varios las amenazas a las que se enfrenta el humedal, zona Ramsar y Lugar de Importancia Comunitaria dentro de la red Natura 2000. Además de la depuradora de Elorriaga, en la zona hay otra instalación de este tipo de en la Academia de la Ertzaintza, la granja de Arkaute también está cerca y justo en el límite de las balsas se ubica una gasolinera que se quiere volver a abrir y que en 2007 provocó un vertido a la zona protegida. Recientemente, por otro lado, el Ayuntamiento ha exigido una Declaración de Impacto Ambiental a una empresa que quiere instalar una superficie comercial junto al humedal.

El foco. La depuradora de Elorriaga vierte las aguas fecales de la localidad al río Santo Tomás, que desagua en el humedal de Salburua. La contaminación es especialmente perceptible cuando el cauce lleva poca agua.

Medidas. El problema es conocido, dicen en el Ayuntamiento, y se atenúa con medidas correctoras en las propias balsas. Además, existe un proyecto para enterrar un colector en la zona que derive estas aguas fecales a la red de saneamiento de Vitoria.

Según denuncia Fernández de las Heras, el río Santo Tomás se torna verdoso y desprende malos olores en su camino hacia las balsas de Salburua.