vitoria - Dos fotos empezaron a viajar de móvil a móvil al mediodía. En las imágenes se veía un ataque con lo que parecía ser sangre y restos de carne de cerdo contra la lonja del número veinte de Bulevar de Mariturri, el lugar donde un colectivo sociocultural árabe quiere abrir una mezquita. Fue como un deja vu, el viaje a un pasado no demasiado lejano, ese verano de 2011 en el que, en un clima ya entonces enrarecido por la campaña electoralista del PP a cuenta de la inmigración y de las ayudas sociales, un local de Zaramaga que iba a albergar otro lugar de culto del Islam amaneció en varias ocasiones con pintadas insultantes, esvásticas, cruces celtas y hasta fluidos del que para los musulmanes es un animal impuro.
Aquel templo finalmente no levantó la persiana, que es justo lo que ahora esperan algunos vecinos que pase. Que la presión, que empezó a sentirse hace unos días con el buzoneo de un pasquín repleto de mensajes xenófobos, boicotee el proyecto. La diferencia es que ahora Vitoria tiene un Ayuntamiento que quiere mediar entre las partes para evitar polémicas, que no está dispuesto a pasar por alto conductas que alteren la convivencia. Ayer, pasadas las cinco de la tarde, el gabinete de Gorka Urtaran hacía pública su condena mientras en el escenario del ataque la sección de investigación de la Policía Local acordonaba la zona y recababa pruebas.
Los agentes comprobaron que el autor o los autores habían rociado buena parte de la fachada con “presumiblemente” sangre, usando un bote con vaporizador, y habían dejado algunas vísceras de cerdo junto a la puerta. También constataron que habían forzado la cerradura. Llamaron a la inmobiliaria que gestiona el alquiler de la lonja y esperaron a que llegara para que abriera y acceder al interior. Dentro, descubrieron que los asaltantes habían manchado varias paredes con el mismo fluido, dibujado una esvástica y arrojado al suelo más vísceras y una careta de cerdo. Y todo eso, a la hora de comer, a plena luz del día. Y nadie había visto nada. O eso dijeron vecinos de la zona al ser interrogados por la Policía Local, en su intento de descubrir a los culpables ante la tremenda “dificultad” de extraer huellas.
La sección de investigación elaborará ahora un informe. Será de uso interno, porque no hay intención de llevar el caso a los juzgados, aunque el equipo de gobierno tampoco piensa banalizar los hechos. “Ataques como el realizado no son admisibles y carecen de sentido. Pido un esfuerzo de entendimiento por todas las partes implicadas porque Vitoria-Gasteiz es una ciudad plural e inclusiva, en la que no tienen cabida este tipo de comportamientos”, advirtió el alcalde. Es el mensaje que se viene repitiendo desde que comenzó el conflicto, alimentado por una carta anónima que alega, entre otras cosas, la inconveniencia de que la mezquita se instale en una lonja a la que hay que acceder desde el interior de la comunidad, la devaluación que sufrirían los pisos o el perjuicio que ocasionaría a los niños cuando bajaran a la calle a jugar.
EH Bildu ya advirtió tras la aparición del escrito y las incendiarios reacciones en el buzón ciudadano que había que cortar cuanto antes el conflicto en el seno del Ayuntamiento. Y ayer, insistió en la necesidad de promover con urgencia “acciones que favorezcan la convivencia en el barrio”. También recordó que el Consistorio cuenta con una partida para elaborar un programa antirumores que evite cualquier actitud xenófoba o islamófoba basada en el desconocimiento, el miedo o la mentira. Por eso, reclamó al equipo de gobierno que la ejecute sin más dilación. Y, de paso, que convoque el Consejo de Participación.
También el PSE, Podemos e Irabazi mostraron su “condena absoluta” y “rechazo rotundo” al ataque y advirtieron de que no tolerarán actitudes xenófobas. El PP de Vitoria no se pronunció, pero el portavoz foral, Javier de Andrés, pidió a través de Twitter “respeto a quienes queremos que nos respeten”. Más contundente fue la asociación de vecinos Zabalgana Batuz. “Quien ensucia la comunidad y ofende en vez de respetar muestra odio. Zabalgana es un barrio de todos y para todos. No admite conductas racistas”, subrayó. Fue su manera de destacar que la posición mayoritaria es la de la cohesión, aunque no se oiga tanto. “La sangre se puede limpiar. Sabias palabras de respeto entre vecinos al margen del credo u origen”.
Y sí, se puede. Tras la labor de la Policía, el equipo de gobierno dio aviso a FCC para que eliminara las huellas del ataque, del intento de amedrentar a Al Mohisin para que no traslade el centro de culto que ahora tiene en Teodoro González de Zárate a Zabalgana. De momento, no obstante, el colectivo sigue adelante. Si el Consistorio le concede la licencia de obras, y en principio así será si cumple la normativa, acondicionará el local para poder dar la bienvenida en un espacio mejor a 300 fieles.
años después. En verano de 2011, en un clima enrarecido por la campaña electoralista del PP respecto a la inmigración y las ayudas sociales, la mezquita que se proyectaba en Zaramaga sufrió varios ataques. Finalmente, y aunque contaba con licencias, el nuevo gobierno de Maroto, aliado con el movimiento vecinal afín, puso freno al proyecto. Ahora, hay otro templo previsto en este barrio.
Otros casos. Durante la pasada legislatura, en un clima de tensión alimentado por la campaña del PP antes de las elecciones y después a cuenta del Islam y la inmigración, brotaron las primeras manifestaciones xenófobas. A las protestas contra la instalación de una mezquita en Zaramaga se sucedieron pintadas racistas en una asociación afroamericana. En este nuevo mandato, volvieron a aparecer insultos en la sede de ese mismo colectivo y la mezquita de Ariznabarra recibió el mensaje “Cerdos. Moros no”.