el calentamiento global es la amenaza más urgente a la que se enfrenta la especie humana. La frase podría haber salido de boca de alguno de los investigadores mundiales sobre el cambio climático, pero es de alguien probablemente más rico y famoso que cualquier científico. Leonardo DiCaprio recogía hace unas semanas su Óscar como protagonista de El Renacido lanzando este alegato ecologista que, no por venir de boca de un actor, deja de ser una gran verdad de este tiempo. Que el planeta se calienta a pasos agigantados es una certeza, y sin embargo no ha sido hasta hace bien poco -el pasado mes de diciembre- cuando las grandes potencias mundiales parecen haberse dado cuenta de ello. En ese contexto, Álava no es ajena a la lucha contra esta gran amenaza mundial. Y lo es, además de ejerciendo de pionera en la aplicación de políticas verdes, convirtiéndose en uno de los ocho puntos del Estado -el único en Euskadi- que se ha embarcado en un ambicioso proyecto de investigación contra el el cambio climático, el denominado programa ClimaDat.
Para acoger el estudio la ubicación no fue elegida al azar. Ubicado en un espacio privilegiado, el Parque Natural de Valderejo era “el lugar idóneo”, según los responsables de ClimaDat, para “monitorizar las consecuencias de los principales gases de efecto invernadero a escala regional”.
A caballo entre el clima atlántico y el mediterráneo, Valderejo, el más pequeño de todos los parques que forman la red alavesa, alberga casi 150 sensores distribuidos por todo el valle para medir indicadores como la temperatura, la humedad del suelo y el aire o la presión atmosférica, a los que hace unos meses se añadió también la ayuda de un equipo de teledetección con drones para medir los índices de metano y dióxido de carbono.
Impulsado por la Obra Social de La Caixa, el Instituto Catalán de Ciencias del Clima y la Diputación Foral de Álava, el programa eligió a Valderejo por su flora, su fauna y su clima, influenciado por el Atlántico y el Mediterráneo. Entre todas las especies animales y vegetales que alberga en su interior, más de sesenta son especialmente indicadas para controlar las variaciones del clima. La lista es larga y abarca sin ir más lejos 32 tipos de aves, aunque son sobre todo el bisbita alpino, el chotacabras europeo, el torcecuello eurasiático y el acentro alpino los que acaparan la mayor atención de los investigadores. La mariposa Apolo, en declive por culpa del calentamiento global, protagonizó de hecho diferentes batidas desde el mes de abril del pasado año para comprobar si todavía sigue presente en el parque. No hubo suerte, pero eso no significa que no siga revoloteando por la zona. Aunque estrictamente no forman parte del estudio, Valderejo cuenta también con el grupo de buitres más numeroso de Euskadi, con 110 parejas, y es lugar de paso para lobos, aunque en 2015 el servicio de vigilancia no detectó ningún indicio de su presencia en todo el año.
Todo ello tiene su importancia. El reciente Acuerdo de París, sellado por casi doscientos países, es el primer -pero importante- paso para frenar de una vez por todas las emisiones de gases de efecto invernadero y para contener la amenaza del calentamiento global. Llega, eso sí, un poco tarde, pues 2015 fue, de largo, el año más cálido desde 1880, cuando se empezaron a tomar registros al respecto. En estos 135 años la temperatura media del planeta ha aumentado un grado, lo que no está mal teniendo en cuenta que algunos expertos consideran que, cuando aumente hasta un promedio de dos grados, el calentamiento global podría ser ya irreversible y tener consecuencias catastróficas. De ahí la importancia de Valderejo, que amalgama en su extensión claves de distintos ambientes y climas.
Junto al parque alavés, único punto de medición en Euskadi, la red de estaciones que forman parte del proyecto ClimaDat incluye la Sierra de Gredos (Ávila); la Serra do Xurés, en Ourense; Grazalema (Cádiz), la isla canaria de El Hierro; la Sierra de Segura, en Jaén; el estrecho, en Cádiz; y el Delta de L’Ebre, en Tarragona. La suma de los datos de todas las estaciones permitirá durante los próximos años entender “cómo las influencias climáticas globales, originadas a mucha distancia, afectan al clima local”, y al mismo tiempo “cómo los fenómenos locales afectan al clima global”, explican los responsables del proyecto.
epicentro Mientras Valderejo se ha convertido en epicentro del estudio para la prevención del cambio climático, el resto de espacios naturales alaveses cuentan también con sus propios leitmotiv medioambientales que les diferencia del resto.
Así, el Parque de Aizkorri-Aratz aprovecha su ubicación cercana a la minicentral hidroeléctrica de Araia como espacio para educar sobre las energías renovables, al contar además con instalaciones de energía solar, térmica y fotovoltaica. El de Izki, por su parte, se centra en instruir a sus visitantes en el ámbito de la biodiversidad, al ser un paraje que acoge una amplia variedad de ecosistemas y una rica flora y fauna. Al mismo tiempo, el Parque de Gorbeia recurre al río Baias para transmitir información sobre la importancia del ecosistema fluvial para el ciclo del agua y de la vida.
Los cuatro parques alaveses implementarán a lo largo del presente año el certificado de calidad ISO 9001:2008, que certifica la calidad de la atención al público, el diseño y la prestación de servicio en los programas destinados tanto a escolares como al público general, junto con una evaluación permanente de las actuaciones que se llevan a cabo en el parque. Valderejo cuenta además con la Q de calidad turística, cuya última auditoría fue superada con éxito en mayo de 2015.
medición. Valderejo alberga el único punto de medición en Euskadi de los ocho estatales que forman la red ClimaDat para el estudio del calentamiento global.
entidades. El programa para el control del cambio climático está impulsado en Álava por la Obra Social de La Caixa, la Diputación y el Inst. Catalán de Ciencias del Clima.