Madrid - La prórroga de la vida útil de las plantas atómicas españolas hasta los 60 años tiene hoy “más sentido” que antes de Fukushima, aseguró ayer el presidente de la patronal nuclear, Antonio Cornadó, con motivo del quinto aniversario del accidente. Cornadó también destacó los efectos “positivos” un lustro después del accidente de la planta japonesa de Fukushima Daiichi, a raíz del tsunami que siguió al terremoto de Japón el 11 de marzo de 2011. “Las centrales nucleares ya eran seguras antes de Fukushima y ahora lo son más, sobre todo frente a catástrofes nucleares”.

Concretamente, señala el incremento de los márgenes de mejora de la seguridad, sobre todo ante catástrofes naturales tras la “rápida” reacción de la industria y ha elogiado el programa europeo que ha contado con “mucha interacción, propuestas rigurosas y la implantación de un conjunto de mejoras en función de cada país”.

Respecto a las medidas post-Fukushima que afectan al parque atómico del Estado, comentó que ya están implantadas al 80% y que el programa se está cumpliendo “en plazo” y de forma “razonable”, aunque se debe tener en cuenta las paradas de recarga, los ciclos operativos de las centrales para hacer las mejoras en los equipos y sistemas. En concreto, Cornadó explicó que estas mejoras pasan por incrementar o rediseñar los márgenes de seguridad sísmica, lo que ha llevado a reforzar estructuras, equipos, mejorar los sistemas frente a inundaciones, los equipos de lucha contra incendios, rediseñar cableados, redundar en equipos. En definitiva, ha resumido que son una serie de mejoras que complementan lo que ya existía.

Por otro lado, agregó que se han mejorado también las posibilidades de atención física de la emergencia, para lo que cada planta ha construido o está construyendo un Centro Alternativo de Gestión de la Emergencia, que es una sala alejada del edificio del reactor que cuenta con autonomía para que un grupo de personas pueda vivir en ese lugar haciendo frente a un accidente. Al mismo tiempo, se ha creado el Centro de Asistencia de Emergencia en San Sebastián de los Reyes (Madrid), con capacidad para gestionar un accidente de cualquier planta española.

Respecto a Japón, Cornadó subrayó que la industria nuclear japonesa está “recomponiéndose” cinco años después del accidente. Para ello, según indicó, la primera medida nipona fue “refundar” su organismo regulador, volver a ponerlo en marcha e incrementar la seguridad de las centrales de modo que algunas de ellas ya están en marcha puesto que a pesar de la catástrofe, Japón ha optado por seguir contando con una aportación de entre el 20 y el 25 por ciento de energía atómica en su cesta eléctrica.

En la actualidad, el reactor accidentado está en torno al 10% del proceso de desmantelamiento, pero Cornadó ha destacado que el programa “será muy largo y tendrá un coste importante”, con el objetivo de que “no tenga consecuencias para el medio ambiente y las personas más allá de lo admisible”, al tiempo que se desarrolla un programa de restauración del entorno.

“Garoña también está mejor” Al tiempo que las centrales siguen este programa post-Fukushima, ha precisado que la central nuclear de Santa María de Garoña -un reactor similar al accidentado en la planta japonesa- “tiene un programa y calendario propio acorde a sus características”, por su situación de cese de actividad aunque con una solicitud de renovación de licencia hasta 2031 pendiente. En todo caso, “si vuelve a estar operativa estará en las mismas condiciones que el resto de las centrales”. En definitiva, Cornadó sentenció que “el fondo del asunto es que con todas estas mejoras, especialmente de los márgenes de seguridad las centrales estarán más preparadas para una operación más dilatada en el tiempo”.

Por otro lado, el presidente del Foro Nuclear defiende también que la consecuencia que va aparejada a todas estas medidas es que ahora el parque atómico estatal puede apelar a seguir operando a largo plazo, “60 años o los que sean” porque, en su opinión, “no tiene sentido poner una fecha de caducidad a una instalación que está operando bien y que está mucho mejor preparada para afrontar situaciones difíciles”.

40 años, fecha “obsoleta” En este sentido, insiste en que “no tiene sentido” frenar en seco estas inversiones por una decisión en base a una fecha “obsoleta que ya nadie maneja”. “Apelo al sentido común, a las cifras, los datos, las ventajas y los inconvenientes y si vemos toda la realidad energética, debemos poder tomar decisiones sin limites de entrada con fechas en la planificación energética, sin prejuicios, sin apriorismos. Queremos un tipo de energía eléctrica competitiva y con los mejores costes”, ha reclamado Cornadó.

Por otro lado, si el escenario cambia y se cumplen algunas promesas electorales por las que el parque nuclear del Estado cerrase en 2028, el director del Foro lamentó que la industria nuclear está “muy unida” a las centrales, pero en la actualidad cuenta con entre el 70 y el 80% de su actividad fuera del Estado, donde está presente en 40 países, tanto en proyectos de fusión como de fisión y en toda la cadena de valor del sector, desde el inicio hasta el desmantelamiento. A este respecto, celebró que en la actualidad se están construyendo reactores en distintos países de “todo el mundo”, en Asia, Europa (Finlandia, Gran Bretaña, Hungría), Sudamérica y México, así como en los países árabes. También Irán se está abriendo a proyectos nucleares, por lo que Cornadó confía en que las empresas estatales puedan seguir desarrollándose en el exterior. - E. P.