amurrio - Seguimos teniendo razones para rebelarnos. Éste es el lema que encabeza uno de las decenas de carteles que, narrando la historia del feminismo vasco en imágenes, se puede visitar en la sala de exposiciones de La Casona de Amurrio hasta el próximo día 17, en el marco de la celebración del Día Internacional de la Mujer. No lo ha escogido DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, sino las cinco mujeres que, esta vez sí, se han reunido por ser representantes de una reivindicación histórica: la larga lucha por la consecución de la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, en este caso, en el ámbito político.
Y es que ellas son las protagonistas de una situación que no se vive todos los días: la de la mayoría femenina en un Ayuntamiento. Se trata de Amurrio, donde diez de sus 17 concejales son mujeres, a la cabeza de todos ellos está una mujer, y de las seis siglas políticas que integran la corporación, cinco tienen portavoz femenina, porque sus respectivos partidos confiaron en ellas para encabezar la lista con la que se presentaron a los comicios municipales de mayo de 2015.
Se llaman Irene Novales (PSE), Eva Blanco (EH Bildu), Montserrat Canive (PP), Beatriz Izaguirre (Guk Bai) y Josune Irabien, la primera edil (PNV). Diferentes siglas, con ideologías muchas veces opuestas, pero unidas por una razón de mucho peso: ser mujer en un, todavía hoy, mundo de hombres, aunque las estadísticas hablen de cierto avance en la materia. De hecho, el cartel junto al que posan juntas lo eligieron por eso, por ser apolítico e incidir en lo que las une como mujeres.
Y es que “la Ley obliga a la paridad, sí, pero ¿cuántas cabeza de lista en una candidatura electoral son mujeres? La política no puede ser cuestión de género”, espeta Irabien. Los datos están ahí. En Álava, sólo 15 de los 51 municipios tienen alcaldesa. Jamás ha habido diputada general, ni una lehendakari mujer; y, según datos del Departamento de Seguridad del Gobierno Vasco, en las elecciones generales de 2015 de las 40 candidaturas al congreso de diputados que le correspondían a Euskadi, 32 (un 80%) llevaban cabeza de lista a un hombre. De ellas, 14 eran alavesas, y sólo una de ellas mujer. Paridad que tampoco se cumple en absoluto con los candidatos a la presidencia de Gobierno.
A nivel estatal y según el Instituto Nacional de Estadística, las mujeres representaban en el año 2014 algo más de la tercera parte del total de personas que ocupaban los órganos superiores y los altos cargos de la Administración General del Estado. A pesar de la tendencia al incremento de la presencia femenina entre estos cargos, los porcentajes son diferentes según el rango, si bien se vienen reduciendo las diferencias entre ellos. El mayor porcentaje de presencia femenina corresponde a las subsecretarías. Por el contrario, las secretarías de Estado son las que tienen un porcentaje de mujeres más bajo.
Volviendo a casa, la cosa pinta algo mejor. En el gobierno foral, de nueve diputados con cartera cuatro las ostentan mujeres; mientras que el Parlamento Vasco está formado por 37 parlamentarias y 38 parlamentarios, aunque no siempre ha sido así desde las primeras elecciones de 1980. De hecho, la presencia femenina en el hemiciclo ha tenido muchos altibajos, incrementándose de forma constante hasta 2009, en el que disminuyó su presencia. Uno de los hitos más importantes se produjo en 2005, en el que por primera vez recogieron el acta más mujeres que hombres en la cámara vasca. Las razones de este aumento deben relacionarse inequívocamente con la aprobación en marzo de 2005 de la Ley 4/2005 para la Igualdad de Mujeres y Hombres. Con esta norma recién aprobada, se consiguió una mayoría de mujeres: 38 frente a 37 hombres. En la siguiente legislatura, hubo un retroceso: 43 hombres y 32 mujeres. Y en la décima legislatura, la actual, ha vuelto a subir el porcentaje, con un 49,3% de mujeres y un 50,7% de hombres.
De aquellas primeras legislaturas se acuerdan con cierto pesar hacia su propio género la socialista Novales, que no en vano es la mayor de la corporación, y no sólo ha sido concejala, sino también parlamentaria. “Cuando empezamos a aparecer las primeras mujeres en la política vasca en la década de los 90, muchas acudían a las reuniones preocupadas por si habían dejado atendida la casa, a sus parejas e hijos. Mientras no sepamos cerrar esa puerta, y salir a la calle, a nuestros trabajos o ratos de ocio, como un hombre, no avanzaremos”, opina.
Y es que si bien es verdad que, como señala Izaguirre, “conciliar política, trabajo, familia y tiempo para mí misma es ciencia ficción”, también es cierto que, como apunta Blanco, “si tú misma no te empoderas no puedes pretender que lo hagan los demás, y si ni las propias mujeres nos creemos las políticas de igualdad no se podrán poner en valor nunca”.
En este punto señalan la discriminación que padece la mujer en materias laborales, como la del menor salario, y no olvidan el hecho de que permisos de maternidad y paternidad no estén equiparados en duración “y deberían estarlo”. Con todo, “que haya hombres que hagan por sus nietos lo que no han hecho por sus hijos es buena señal de que las cosas están cambiando”, coinciden, al tiempo que insisten en que “el cambio empieza por nosotras”. “Hay situaciones en las que oyes comentarios que no concibes en pleno siglo XXI y que molestan sobre manera si provienen de las propias mujeres”, argumenta Blanco.
Canive va más allá, mostrando su seria preocupación por las “trabas” que ponen las empresas cuando un empleado, además de mujer, es un cargo político. “Entiendo al empresario, pero alguien tiene que ejercer esta labor y no se pueden poner tantos obstáculos. Hoy día es muy difícil conciliar trabajo, familia y ámbito personal con política. Se tenían que articular herramientas para poner en valor esta función pública, porque si no se va a convertir en algo de ricos y de jubilados”, lamenta. Como explica la alcaldesa Irabien, que a diferencia del resto sí cobra por desempeñar esta labor, “una mujer para empoderarse tiene que tener, sobre todo, independencia económica”. “Eso facilita mucho a todos los niveles y es lo que te permite atreverte a dar pasos que no darías si dependieras de terceros, a decidirte a moverte fuera de casa porque eres libre”, remarca.
En algo en lo que también están las cinco de acuerdo es en lo que aporta la mujer a la política: su parte afectiva. “Somos diferentes. Los hombres tienen sus valores y nosotras los nuestros. Ya sea por genética o cultura, tenemos una pizca más de sensibilidad, que al igual que nos hace sufrir más también hace que nos fijemos en más detalles a la hora de mirar por el pueblo. Y, aunque para otras cosas seamos más puñeteras, somos más sutiles o tenemos más tacto para argumentar de forma más calmada. Una mayor capacidad de diálogo que ayuda a acercar posturas y eso es muy bueno en política”, consideran.
Por lo que respecta a la situación de mayoría femenina en el Ayuntamiento, Canive e Irabien no lo consideran un privilegio, sino una circunstancia y algo intrínseco al cambio social que se esta dando. “La mujer es ahora más visible, y que haya más concejalas es síntoma de normalidad. Si la sociedad esta formada por hombres y mujeres, lo normal es que en una administración pública estemos ambos en paridad”, apunta la alcaldesa.
En cambio, Novales, Blanco e Izaguirre sí se sienten privilegiadas, en el sentido de tener una oportunidad “única” que apuestan por aprovechar “para seguir avanzando en materia de igualdad, porque aún queda mucho por hacer hasta llegar a una paridad real”, en la que “lo extraño sería el motivo de esta reunión”.
En este Ayuntamiento llevan trabajando en clave de igualdad desde 1999. Ya van por su cuarto Plan de Igualdad de Oportunidades entre hombres y mujeres, cuentan desde mayo de 2014 con un protocolo de actuación y coordinación interinstitucional para mejorar la atención a las víctimas de violencia de género, y a punto de echar a andar otro en materia de acoso laboral dentro del Consistorio que “ha surgido a propuesta de un trabajador de la casa, no de una mujer”, subrayan.
Sin embargo, la encargada del área de Igualdad es la única técnica municipal a media jornada “pese a ser muy necesaria”; el Espacio para la Igualdad aprobado en 2008 “está paralizado” y están trabajando en “cómo reformularlo para que sea más atractivo para la población, y con ello más activo y participativo”. Además, aún no se ha puesto en marcha la ya creada comisión inter áreas para trabajar la igualdad de forma transversal.
Por ello, más que por originar nuevas fórmulas, abogan por materializar y dinamizar las herramientas con las que ya cuentan, al tiempo que abren los brazos de par en par a las nuevas iniciativas vecinales en esta materia. Irabien, entretanto, incide en “la necesidad de incorporar al hombre en estas cuestiones, porque la igualdad es cosa de ambos sexos, y sobre todo de creérnoslo nosotras. El broche lo pone Blanco, cuando asegura sentirse “aterrorizada” ante las situaciones de micromachismos que se ven a diario entre personas muy jóvenes. “Ahí es donde tenemos que poner el foco, porque estamos volviendo atrás”, lamenta la portavoz de EH Bildu.