hace treinta años era un país cerrado al resto del mundo. La revolución chií de 1979, liderada por el ayatolá Jomeini, convirtió a Irán en el enemigo público número 1 de Estados Unidos, entre otros, con una imagen de radicalidad y odio a occidente que no lo convertía precisamente en el destino más atractivo del mundo para los turistas.
Sin embargo, el levantamiento el pasado año de las sanciones económicas tras el acuerdo nuclear con Estados Unidos y la Unión Europea ha ejercido de resorte para el turismo iraní, que ahora aspira a convertirse en uno de los puntos vacaciones emergentes. En 2015 cerca de 5.000 españoles disfrutaron de sus vacaciones allí, y este año el país islámico parece dispuesto a atraer al mayor número de turistas posibles, alaveses incluidos.
La agencia gasteiztarra Viajes Araba ha organizado una charla informativa de la mano de un representante iraní, Ahmad Taheri, que departirá sobre las bondades de una zona que cuenta con una rica herencia histórica y cultural digna de ser contemplada por aquellos interesados en volar a la antigua Persia.
“Tenemos clientes que nos preguntan mucho sobre este destino, pero a la gente todavía le da algo de miedo plantearse realmente si viajar hasta allí, aunque es un lugar que se está abriendo al mundo y donde realmente no hay ningún problema para los turistas”, explica a este periódico Arantxa Matute, de la citada agencia.
La charla se celebrará el martes en el hotel Ciudad de Vitoria a las 20.00 horas, y los asistentes podrán conocer de primera mano los entresijos de un país islámico que desde hace poco permite que los visitantes españoles entren en calidad de turistas sin la obligación de tener un visado previo.
De hecho, el próximo día 17 despegará ya un primer vuelo organizado por Viajes Araba con un pequeño grupo de alaveses, alrededor de veinte, que partirán desde Bilbao rumbo al aeropuerto de Teherán, previa escala en Estambul, en un avión fletado por Turkish Airlines, para recorrer Irán hasta el 2 de abril.
Según apunta Arantxa Matute, muchos gasteiztarras interesados “se han quedado fuera” del viaje al no contar con plazas disponibles para viajar al que algunos llaman ya El Dorado iraní, donde la república islámica planea la construcción de trescientos hoteles durante los próximos cinco años.