vitoria - El día empezó con menos lluvias de las previstas, pero dio igual. Ullibarri siguió llenándose por culpa del deshielo, mientras las compuertas escupían agua de forma moderada y constante en un inútil intento de rebajar el vaso. Era cuestión de tiempo que se tomara la decisión más controvertida. Y así sucedió. En la siesta, con el embalse a más del 90,9% de su capacidad y un pronóstico con más precipitaciones y nuevo descenso de la cota de nieve, se aceleró el ritmo de evacuación y llegó a ser hasta de 32,57 metros cúbicos por segundo. Fue un golpe duro para el Zadorra, que llevaba horas corriendo con glotonería, el botón desatado en Abetxuko y las costuras reventadas cauce abajo, devorando campos y carreteras, aislando localidades como Villodas, Trespuentes, Iruña Veleia, Tuyo, Durana o Yurre, mientras el Bayas, también crecido por el temporal, hacía lo propio a su paso por Ribera Alta.
El Departamento de Seguridad del Gobierno Vasco mantuvo activo todo el día el plan especial por riesgo de inundaciones en Álava, aun cuando la alarma se había apagado en el resto de Euskadi, porque el panorama pintaba realmente feo. Hubo más notas de prensa que en el día anterior, informando de que tanto la Agencia Vasca del Agua (Ura), como Euskalmet y la Diputación de Álava se comprometían a hacer “un seguimiento intensivo” del Zadorra. No les quedó otra. A primera hora de la mañana hubo que cortar doce carreteras comarcales y vecinales, ésas que siempre se ven devoradas cada vez que llueve a mares y el pantano desembalsa, y señalizar otros ocho puntos por balsas en vías locales. Más abajo, se vio a los bomberos del parque de Espejo bombear agua de la casa situada junto al puente de Pobes, el acceso a Andagoia vetado y el puente de Katadiano comido por el río, entre otras muchas estampas que siempre llevan a la misma pregunta.
Y esa es si pueden o no evitarse las inundaciones. A juicio de los ribereños, es posible reducir los desbordamientos desarrollando actuaciones como las planteadas en Vitoria, mejorar el mantenimiento de un cauce que ellos ven repleto de obstáculos y realizar evacuaciones desde la presa con mayor previsión para que no sean tan repentinamente agresivas. No obstante, desde Ura el posicionamiento siempre ha sido muy claro: los ríos alaveses están libres de trabas importantes gracias a la labor de sus inspectores y, si se producen daños, éstos se dan allí donde se instalaron usos del todo incompatibles con las crecidas naturales del Zadorra o del Bayas.
El propio diputado general, Ramiro González, y el titular de Infraestructuras Viarias, Josu López Ubierna, pudieron empaparse de la controversia porque acudieron in situ a las zonas afectadas por las inundaciones para revisar los daños causados, que luego, de cara a la tarde, con la apertura de más compuertas, aumentaron. Además, el Ejecutivo foral mantuvo activo el programa de vialidad invernal. La madrugada del sábado al domingo, se trabajó con los recursos propios del periodo de emergencia, con 31 operarios, once máquinas quitanieves y dos patrullas de Miñones. Después, con todos los puertos de montaña ya abiertos, se redujo el ritmo conforme a la fase preventiva, con 18 medios humanos, seis quitanieves y cuatro patrullas de Miñones.
De cara a la noche, la intención era volver a reforzar el dispositivo, pues Euskalmet había anunciado la bajada de la cota de nieve a 700 metros. Por eso mismo, el Departamento de Seguridad mantuvo activo el aviso amarillo por nieve todo el día y decidió ampliarlo a hoy. A primeras horas de la mañana podrían caer copos a 600 metros, aunque luego será más probable que lo haga de 700 para arriba. Y donde no lloverá, aunque puede que para la tarde, en la cuenca del Zadorra, haya tregua. Un respiro necesario que se prolongará al menos, si las previsiones no se equivocan, hasta el miércoles al mediodía. Y luego volverá el agua, aunque ya, ni de lejos, con el ímpetu del fin de semana.