gasteiz - Tuvisa se encuentra en una encrucijada. Con ochenta autobuses de catorce años de media, unas instalaciones de cincuenta, vehículos que se paran o no arrancan para desesperación de los chóferes y autocares estropeados por dentro para incomodidad de los viajeros, la única salida es renovar la flota. Cada vez son más los vitorianos que utilizan el urbano, sobre todo de Salburua y Zabalgana, y por tanto, cada vez más los que se quejan, denuncian las deficiencias y reclaman un mejor servicio. Sin embargo, los números no le salen a la sociedad municipal de transporte público. Con los actuales ingresos no llega para renovar los autocares, las instalaciones o mejorar recorridos y paradas. El gobierno de Gorka Urtaran anunció al inicio de la legislatura que en cuatro años renovaría veinte buses a razón de cinco por año. Contaba el PNV con subir el precio del billete para financiar parte de esta inversión, pero se topó con el no del resto de partidos. Así que sigue siendo una incógnita con qué dinero se van a comprar los nuevos autobuses.
Irabazi ha propuesto, entre otras medidas, que la recaudación de la OTA sirva para financiar gastos de Tuvisa. El ejecutivo del PNV dice que estudiará la medida. La formación liderada por Óscar Fernández también ha planteado cobrar un canon a los interurbanos de compañías que cubren itinerarios y realizan paradas, además de en la estación, en otras marquesinas de la ciudad, como las Universidades, Avenida... Calcula que esta medida podría proporcionar ingresos extra a Tuvisa, entre 200.000 y 250.000 euros, pero el gobierno no lo ve claro. El concejal responsable de Tuvisa explicó ayer que existen dudas jurídicas sobre la legalidad de fijar una tasa así para los autobuses interurbanos que circulan por Vitoria. Además, Borja Belandia considera que la iniciativa puede conllevar más gastos que ingresos. Así que, ni descarta ni avala la propuesta.
Y, mientras tanto, los usuarios esperan mejoras en el servicio. Es el caso de Zabalgana que, sin tranvía a la vista, por ubicación y uso de la red de Tuvisa, precisa más y mejores urbanos, según la asociación de vecinos Zabalgana Batuz. “Es una necesidad apremiante”, dice el colectivo. Y es que, a pesar de algunas mejoras, como la sustitución de la lanzadera de Aldaia por la nueva Línea 10 y de la llegada de los urbanos a Borinbizkarra, los usuarios de la L-6 (Zabalgana-Arkaiate) continúan desplazándose en buses saturados la mayoría de las veces; vehículos que, además, no disponen de plazas suficientes para cochecitos y sillas de bebés. Sin entrar en debates partidistas ni posicionarse sobre el precio final del billete, el colectivo vecinal presiona a los concejales para que adopten decisiones ya. “Es el momento de los partidos políticos, de que miren por la ciudadanía, en especial por los sufridos usuarios y trabajadores de la red de transporte urbano”, manifiesta. Tachan de propagandísticas muchas de la declaraciones y propuestas de los partidos hechas, en su opinión, únicamente para marcar el debate, pero sin ser capaces de consensuar medidas concretas y alternativas a la actual situación, pese a la necesidad. “Esperemos que se valore la necesidad de vehículos para prestar un servicio de calidad y se realice al margen del partido político, mirando a la ciudadanía y la forma de solucionar los problemas”, concluye Zabalgana Batuz su toque de atención al Ayuntamiento.
Así las cosas, los consejeros de Tuvisa volverán a reunirse de forma extraordinaria la próxima semana, después de que el pasado jueves congelaran la compra de los nuevos autobuses urbanos. Aplazaron la decisión a la espera de alcanzar un acuerdo sobre la fórmula de adquisición de los vehículos. Y es que, la compra de nuevos autobuses sólo encuentra obstáculos en su camino. De ahí que el gobierno municipal quiera abordar este asunto en un consejo extraordinario dedicado en exclusiva a solucionar este problema y a poner de acuerdo a todos los partidos sobre la fórmula para financiar esta inversión, así como la de las nuevas instalaciones donde se guardan los vehículos.
Los últimos urbanos que llegaron a Vitoria fueron los 18 adquiridos hace ya nueve años. Belandia prevé que diez de los veinte que se pretenden comprar esta legislatura lleguen a Vitoria no ya este año, porque el tiempo de entrega roza el año, sino en febrero de 2017. Serán autocares articulados y con motor diesel puesto que la oferta de buses eléctricos aún no está lo suficientemente avanzada tecnológicamente como para dar servicio a la ciudad. Hay que tener en cuenta que los urbanos de Gasteiz trabajan entre 16 y 18 horas al día y en el mercado no hay aún un sistema de carga que garantice esta durabilidad de las baterías, al margen de que el precio de estos autocares triplica al de los tradicionales. El concejal responsable del transporte público calcula que el coste de compra de estos diez nuevos vehículos anda por los 3,5 millones de euros, a razón de 350.000 euros por unidad. Ya sea mediante préstamo o renting, lo que el Ayuntamiento decide este año es el encargo de pago, un abono que se realizará en 2017.
Por otro lado, Belandia pondrá sobre la mesa una propuesta para las nuevas cocheras de Tuvisa, ya que las actuales instalaciones de Agirrelanda tienen cincuenta años, está viejas y no están preparadas, por ejemplo, para la llegada de los BRT (autobuses rápidos). El planteamiento del gobierno municipal es habilitar dos áreas en las futuras cocheras, una para guardar tanto los autobuses que ahora cubren el servicio como los BRT cuando se estrene este sistema, y una segunda zona para las oficinas. Aunque todavía no se ha elaborado un informe sobre la inversión que tendrá que hacer la ciudad, en función del coste que estas instalaciones han tenido en otras ciudades, el Ayuntamiento calcula que el gasto será de ocho a doce millones de euros.
Autobuses. El gobierno municipal prevé que los diez primeros autobuses que se compren sean articulados, diesel y lleguen a Vitoria en febrero del próximo año. Su precio de compra ronda los 3,5 millones de euros, a razón de 350.000 euros cada uno.
Cocheras. El gobierno municipal planteará en Tuvisa habilitar nuevas cocheras, ya que las instalaciones de Agirrelanda tienen cincuenta años, con dos áreas, una para autobuses tradicionales y BRT, y otra para las oficinas. Su coste, de ocho a doce millones.