vitoria - Fue una de esas mañanas en las que cuesta salir de la ducha. Vaho en los cristales de las ventanas. Los puertos de alta montaña, cerrados o con cadenas. Cobertura de chocolate blanco en toda la Llanada Alavesa y camino a Altube. Agua, copos y sol, como en una caótica carrera de relevos, en la capital y el resto del territorio. Ayer, al fin, el invierno salió de su letargo. Y como su aparición venía anunciándose desde hace unos días, pilló a las instituciones preparadas para cumplir con sus obligaciones sin demasiado esfuerzo. El Ayuntamiento de Vitoria empezó el día con la fase de preemergencia activa. La Diputación, responsable de lo más gordo, la red viaria, con la de emergencia. Y así fue transcurriendo la jornada, sin más contratiempos que los que la nieve ocasiona en las zonas de más altura.

La cota de nieve empezó el día a 500 metros sobre el nivel del mar. Con la siesta descendió hasta los 300, pero fue entonces cuando más claros se abrieron. Si a las 11.00 horas el puerto de Herrera estaba cerrado y en los de Azazeta, Opakua y Orduña había que circular con cadenas, a las 17.00 se podía conducir ya por todos sin otro requisito que hacerlo con precaución. En las carreteras principales, el blanco pintó los paisajes de la Llanada desde Argómaniz y los de la N-622 desde Aiurdin hasta Altube, pero las calzadas se mantuvieron limpias gracias al dispositivo foral. Durante la madrugada, habían estado trabajando 33 medios humanos, doce equipos quitanieves y dos patrullas de Miñones. Por la mañana prácticamente se duplicaron los efectivos y de cara a la tarde y hasta la noche se destinaron 58 medios humanos, 22 quitanieves y tres patrullas de Miñones.

En Vitoria, el Ayuntamiento despertó preparado para la acción con 500 toneladas de sal y otras 60.000 de salmuera. También había trasladado un contenedor de sal a las instalaciones de Mendigorritxu, en el polígono industrial de Jundiz, y otro a las del Departamento de Mantenimiento de Edificios Municipales en Uritiasolo, y había movilizado siete camiones del Servicio de Prevención y Extinción de Incendios con esparcidor y cuchilla para actuar en túneles, cuestas y todas las zonas que más guerra suelen dar cuando nieva y hiela. También tenía previsto colocar sacas en treinta puntos de la ciudad, sobre todo centros cívicos y áreas comerciales, por si la cosa afeaba y había que pasar de la fase de preemergencia a emergencia.

Las instituciones estuvieron todo el día pendientes de las previsiones meteorológicas, adaptándose a sus continuas variaciones. Por la mañana decían que nevaría por la tarde en la capital, y por la tarde vaticinaron que lo haría ya por la noche y a manos llenas. También estuvieron atentas al viento norte. Empezó flojo pero el hamaiketako hizo mella, porque a mediodía se puso recio. Se sintió especialmente en Rioja Alavesa, con rachas que en Páganos alcanzaron los noventa kilómetros por hora. También influyó en la sensación térmica. A la una en Laguardia había cuatro grados, pero se notaban como si fueran siete bajo cero. Y en Vitoria, esos mismos cuatro parecían menos uno. A la gente, no obstante, le pasó lo mismo que al Ayuntamiento y la Diputación. Que se despertó preparada para lo peor. Y aunque costó dejar la ducha, no fue tan terrible salir a la calle.

Llegan las heladas. El invierno se va a dejar sentir en estos próximos días, si no con nieve, con unas heladas de espanto. Las previsiones meteorológicas hablan de una temperatura mínima de mañana a pasado de tan sólo seis grados bajo cero en la capital alavesa, que podría volver a repetirse el jueves y el viernes, mientras que las máximas no superarán los siete grados. En la Llanada, el mercurio oscilará entre los cinco grados y los seis grados bajo cero, con alta probabilidad de nieve.