gasteiz - Las dobles filas y los problemas de circulación a la entrada de multitud de colegios son un problema inherente a Vitoria desde hace años. Todos los grupos municipales lo consideran un problema gravísimo, un espectáculo a cortar de raíz, pero una cosa es el diagnóstico y otra, muy distinta, la intervención. Ahí, en las distancias cortas, es donde un Ayuntamiento se la juega, y para evitar problemas lo normal sería que las decisiones se hicieran, al menos, de forma consensuada.

Pero a veces ni por ésas, y la reforma de los alrededores del colegio San Viator es el penúltimo ejemplo. Los cambios para mejorar la seguridad en el acceso al centro escolar, incluida la calle Argentina, no han gustado a parte de los implicados - “los que protestan salen en todos lados, a los que les parece bien porque mejora la seguridad de sus hijos, no”, sostienen desde Bizikleteroak- y la reforma volvió ayer a ser protagonista en el Consistorio.

El gobierno municipal dice que la zona se queda como está, con -como mucho- leves variaciones. El PP, por su parte, reclama que “se reconsidere por el malestar ciudadano que se ha generado” y se busque “una solución consensuada”. La cuestión es que, como recuerda Rubén Rodríguez, de Bizikleteroak, la propuesta para crear un camino escolar seguro para acceder al colegio San Viator ya fue, de hecho, consensuada. Entre otros, “con el anterior equipo de gobierno” del Partido Popular.

“Esto no se ha hecho en cuatro meses. Es una iniciativa que se hizo a raíz de un proyecto del Departamento de Salud del Gobierno Vasco, que sacó unas ayudas para mejorar los caminos escolares en favor de una autonomía más activa de los alumnos, y el colegio San Viator se presentó. Todo fue consensuado con el colegio y con la AMPA. Lo desarrolló el anterior equipo de gobierno y nosotros participamos en las reuniones”, subraya a este periódico el portavoz de Bizikleteroak, que rememora cómo “se hicieron diferentes bocetos y se decidió realizar éste porque se necesitaban medidas de seguridad mayor que sólo un carril 30 de un sentido”. La reforma del acceso a San Viator ha traído consigo un carril bici con un espacio para peatones, perdiendo así uno de los carriles que los padres utilizaban para dejar el coche en doble fila en las horas de salida y entrada.

“Los propios padres dicen que uno de los mayores factores que les lleva a decidirse a la hora de dejar ir a los niños de forma autónoma al colegio es que el camino sea seguro, y tiene que ser seguro tanto para el que va a en bici o andando como para el que va en coche. Lo que se ha hecho es regular que la gente que necesite ir en coche lo pueda hacer, pero con la seguridad que tienen que aportar a los demás alumnos del colegio que van andando o en bici”, valora Bizikleteroak. En el otro lado de la balanza, que las medidas trasladadas al asfalto en los alrededores de San Viator no han convencido a todos lo demuestran, por ejemplo, las 1.200 firmas que sumaba ayer una petición en Internet que insta al concejal de Urbanismo, Borja Belandia, a “rectificar el proyecto de cambio de la circulación en la calle Argentina, para que vuelta al estado anterior en que se encontraba por la peligrosidad que entrañan las obras realizadas”.

De cualquier forma, las dobles filas y las formas de erradicarlas son un debate que se extiende obviamente a otros centros escolares gasteiztarras. Esta misma semana, desde la Ikastola Armentia su “grupo de trabajo sobre movilidad” denunciaba con un vídeo “la situación que se da diariamente en la entrada de la ikastola, y que merece una profunda reflexión por parte de todos”. El vídeo muestra, en esencia, el caos circulatorio que se forma en su entrada, con coches en doble fila, claxons, intermitentes y cabreos que bien podrían trasladarse, tal cual, a otros puntos de la ciudad más o menos a las mismas horas.

¿Tan complicado es atajar las dobles filas a las puertas de los colegios? ¿Es la movilidad el fútbol de la sostenibilidad, con tantas opiniones como ciudadanos? ¿Hay forma humana de dejar a todos contentos para solucionarlo y, en definitiva, mejorar la seguridad de los alumnos que acuden diariamente a clase? “La propia Dirección General de Tráfico lo dice muy claro. El principal factor de inseguridad a las puertas de los colegios son las dobles filas. El Ayuntamiento lo que no puede hacer es mirar para otro lado y mantener algo que en el resto de la ciudad no está permitido. No queremos que se vaya en contra de la gente que necesita el coche para llevar a sus hijos al colegio, y para eso se ha dejado un espacio habilitado para ello, pero en materia de seguridad hay que mirar por la integridad de todos los alumnos que acuden a clase, también para los que van andando o en bici”, inciden desde Bizikleteroak.

El colectivo ciclista, por cierto, puso ayer sobre la mesa las propuestas que los por entonces seis candidatos a la Alcaldía trasladaron en plena campaña electoral para “solucionar el caos” de las dobles filas. Declaraciones que van desde el “hay que concienciar a los padres de que no es necesario llevar a los niños en coche a la puerta del colegio”, de Javier Maroto, hasta la necesidad de “incentivar que en un único vehículo viaje más de un niño o niña” de Miren Larrion, pasando por “la creación de sendas urbanas para ir a pie o en bici, potenciando la red de bidegorris con más recorridos y más seguros” del ahora alcalde Gorka Urtaran.

En definitiva, Bizikleteroak insiste en que “los alumnos que ahora son pequeños, y a los que sus padres llevan en coche, irán a clase de forma autónoma, andando o en bici, dentro de unos años”, por lo que “hay que mirar por todos y tomar medidas de este tipo”. Al otro lado de la calle, es más que probable que los padres y madres que llevan a sus hijos en coche al colegio no lo tengan tan claro.