¿En qué se está notando la mano de Irabazi en las Juntas Generales en lo que llevamos de legislatura?
-En que damos voz a colectivos que antes no la tenían en esta Cámara. Sin ir más lejos, hace unos días algunos grupos junteros prácticamente se negaron a contestar a las asociaciones de vecinos que piden que se reabra la residencia de Arana como geriátrico. Puedes o no estar de acuerdo con ellos, pero lo que no puedes hacer es ni molestarte en contestarlos. Además hemos llevado propuestas a la Cámara para la Escuela de Artes y Oficios, la N-124, Garoña... Con nosotros se abre más el escenario político de las Juntas porque aportamos mucho y bueno en perspectiva de clase, de izquierdas, ecologista y feminista.
Usted que es nuevo, ¿la estructura y la burocracia interna de las Juntas son tan intrincadas como parecen desde fuera?
-Estaba advertido de ello. Es una estructura muy encorsetada en la que veo falta de transparencia y partipación. A eso hay que sumar que nosotros, al formar parte del grupo mixto con Ciudadanos, un partido radicalmente distinto al nuestro, estamos más limitados porque tenemos los recursos de medio grupo juntero.
De haber tenido que compartir despacho con Ciudadanos la situación habría dado para una comedia...
-Afortunadamente al final había despachos suficientes (ríe) Hubiera sido una barbaridad, aunque con el tiempo resolvimos los problemas, hicimos tabula rasa a la hora de repartirnos los recursos y ahora hay una relación cordial, con nuestras diferencias.
¿Qué es lo mejor que ha hecho hasta ahora el gobierno foral?
-Parece que tienen las cosas claras en lo que quieren hacer, pero llevan una trayectoria continuista en muchos aspectos con el modelo del PP en cuanto a desarrollo y política fiscal. Como algo bueno diría que paralizar el proyecto de la N-124, porque muchas veces no se es valiente en lo que se hace sino en lo que se deja de hacer, y construir una autovía paralela a una autopista era una aberración. Nosotros defendimos que se liberalice el peaje de la autopista porque ya está suficientemente amortizada, y que haya una conexión directa de Rioja Alavesa, con una nueva carretera, hasta la AP-68.
¿Y lo peor?
-Tener la reforma fiscal durmiendo el sueño de los justos, o las modificaciones exprés del IAE mediante Norma Foral para que las grandes empresas pagaran menos impuestos, aunque luego se paralizara porque el Ayuntamiento de Vitoria gestionó el tema de otra manera.
Irabazi apoyó los presupuestos municipales pero no los forales.
-Es que son escenarios diferentes, y sabe más el loco en su casa que el cuerdo en casa ajena. No sería objetivo tirar de manual y aplicar el mismo para todo. En la Diputación hay un gobierno PNV-PSE que pacta con EH Bildu en una negociación en la que a nosotros se nos excluye y en la que nos encontramos con que todo el pescado estaba vendido. En el Ayuntamiento, en cambio, los juegos de mayorías son diferentes y además ahí sí que hubo una voluntad de llegar a un acuerdo real entre EH Bildu, Sumando-Hemen Gaude e Irabazi en el Ayuntamiento.
¿Está entonces el llamado ‘frente de izquierdas’ más unido en el Ayuntamiento que en la Diputacion?
-El Ayuntamiento y las Juntas llevan ritmos diferentes, y hay que recordar que ya hubo para la alcaldía de Vitoria una cohesión para desalojar a Maroto, por todo lo que representaba y las políticas que venía fomentando desde dos años atrás. En la Diputación las cosas fueron distintas.
De hecho usted propuso que el diputado general fuera el candidato de EH Bildu.
-Nosotros planteamos a Podemos y a EH Bildu que tenía que haber un diputado general de izquierdas e instamos a EH Bildu a liderar el proceso como fuerza más votada de las tres, pero no recogieron el guante. Al final la única alternativa que hubo a Ramiro González fue la de Irabazi. Después de eso ha habido algunas iniciativas en las que hemos coincidido y hemos estado juntos en movilizaciones, pero en otras cosas hay desencuentros y es legítimo que los haya.
Decía Koldo Martín, portavoz de Podemos, en una entrevista en este periódico que las negociaciones presupuestarias con EH Bildu acabaron haciendo mella en lo personal. ¿Con ustedes también?
-Nosotros somos críticos pero eso no nos impide seguir hacia delante y plantear cosas en común. Es cierto que entre Podemos y EH Bildu ha habido alguna tirantez, pero en nuestro caso lo que tenemos que decir es que ahí está nuestra propuesta y que cada ciudadano juzgue si ellos han actuado de forma correcta o no. Nosotros desde luego creemos que el presupuesto era muy mejorable. No vamos a llevar las cosas a lo personal, pero eso no quita con que podamos ser críticos.
¿Qué opina de los presupuestos que acabaron aprobándose?
-Son unos presupuestos continuistas a los del PP. Prácticamente hablamos de las mismas cuantías y las mismas partidas como ejes centrales, lo que nos ponía las cosas muy difíciles a la hora de apoyarlos. Además el PNV busca pactar los presupuestos con la izquierda para maquillarlos, pero luego los ingresos los pacta con el PP y el PSE. Nosotros entendimos que en esa foto no íbamos a estar. Presentamos una enmienda a la totalidad y enmiendas para crear empleo verde, resolver la deuda histórica con Artes y Oficios o atender a diversas ONG, cosas que entendimos se tenían que cumplir, pero que no se nos aprobaron salvo pequeñas cuestiones de cuantía mínima.
Van a llevar próximamente a la Cámara foral una inicitiva conjunta para instar a la Diputación a implantar una nueva reforma fiscal. ¿Cree realmente que tiene visos de salir adelante?
-De momento hay una moción aprobada en Juntas Generales para que el gobierno foral presente en el primer trimestre una modificación tributaria, con el objetivo de que haya una mayor redistribucion de la riqueza de forma que contribuya más quien más tiene. No creemos, de todas formas, que el gobierno foral vaya a tomar la inicativa. Nos reuniremos con Podemos y EH Bildu en un par de semanas para ver qué puntos de encuentro alcanzamos y en su caso hacer una propuesta en común.
¿Qué parte de la coalición Irabazi tiene más peso internamente, Ezker Anitza, a la que usted pertenece, o Equo?
-Hay un buen entendimiento entre ambos, no se puede decir que uno tenga más peso que otro. En el Ayuntamiento el concejal es de Equo y aquí yo soy de Ezker Anitza. Estamos en contacto y comunicación permanente y trabajamos un progama electoral que es el ABC de lo que como Irabazi tenemos que hacer y defender. Es una relación de simbiosis.
¿Y cómo sentó que el líder nacional de Equo, Juan López de Uralde, acabara como candidato de Podemos por Álava al Congreso de los Diputados?
-Sí que generó cierto malestar, pero teniendo un trabajo y un programa común consideramos que eso era lo que debía prevalecer. El universo no se iba a terminar con las generales del 20 de diciembre. Tampoco vamos a hacer un mundo de ello.
Los últimos representantes de Izquierda Unida en las Juntas Generales, por entonces como Ezker Batua, generaron una de las mayores polémicas que se recuerdan en esta Cámara allá por 2011.
-Yo no llegué a militar en Ezker Batua cuando vine a Vitoria. Ezker Anitza nace precisamente de romper con toda esa sucesión de despropósitos. Hay una Ezker Batua que en sus inicios aportó buenas ideas en Álava y en Euskadi, y luego hubo un sector que recurrió a las malas prácticas y que provocó que hubiera que romper con eso. Preferimos sufrir una travesía por el desierto que llevar ese lastre. Nosotros somos una organización política de gente honrada, con las manos limpias, que estamos aquí para trabajar, así que nada que ver con aquello.
¿Cómo creen que se puede reimpulsar Foronda si no es subvencionando vuelos, algo con lo que ustedes no están de acuerdo?
-Nosotros queremos que Foronda sea un aeropuerto referente en carga, que se recupere el PIF, que se abra las 24 horas del día y que haya más vuelos tanto de carga como de pasajeros. Lo que nos genera dudas es que se plantee dar medio millón de euros este año y un millón en 2017 para inyectar dinero a las compañías aéreas. Dopar a las aerolíneas si los vuelos no van a cuajar es tirar el dinero, y eso nos preocupa. Si viéramos que haciendo eso se puede generar riqueza en Álava seríamos los primeros en apoyarlo, pero si para lo único que sirve es para financiar las vacaciones de la gente subvencionando vuelos es entendible que no estemos de acuerdo. Cualquiera con sentido común no lo apoyaría.
Con Garoña, en cambio, su postura no es tan diferente a la de la mayoría.
-Habrá muy poquitos alaveses que quieran que se reabra Garoña, una antigualla que hay que desmantelar aunque los pasos que está dando el PP son para reabrirla. Veremos si se les puede desalojar del gobierno sin que hayan dado los pasos definitivos para su reapertura. Nosotros estamos en contra de Garoña primero por convencimiento político, pero también porque es una clara demanda de la sociedad.
¿Le convence el megaproyecto del embalse de Barrón?
-Lo único que está claro en ese proyecto es que tendrá un coste de 180 millones de inversión para algo que no suscita consensos, cuando para el embalse de Barrón se podrían plantear una serie de balsas o algo más asumible sin hipotecar nuestro Medio Ambiente. Nosotros defenderemos en Juntas que se redimensione el proyecto y que se haga un estudio serio acorde, en lugar de algo tan dañino. Hay infraestructuras que se hacen más por los beneficios que generan construirlas que por la explotación. Nos tememos que este sea uno de esos casos.
¿Qué le parece Ágora, ahora que se ha celebrado ya el primer encuentro de trabajo?
-En sí como iniciativa me parece bien, pero ahora hay que ver qué resultados da.
La Diputación va a abrir Ágora a las fuerzas políticas después de las críticas por su ausencia en la reunión inaugural en Artium. ¿Por qué cree necesario que las formaciones políticas formen parte de ella?
-Porque como espacio de participación qu es las fuerzas políticas tenemos que estar y seguro que vamos a aportar, porque en IU-Equo tenemos programa.
¿Cómo espera que sea la Álava de final de legislatura?
-Me gustaría tener una Álava con un mejor Medio Ambiente, que la amenaza del fracking desaparezca, con Garoña desmantelada y con una conexión de la N-124 con la AP-68, que la AP-68 sea gratuita, como la AP-1 a Burgos, que vence en 2017 y también queremos que se negocie para que sea gratuita. Quiero una Álava en la que pague más quien más tiene, y que por encima de todo trabajemos hacia el pleno empleo de calidad en el territorio. Esos, que no son pocos, serían los grandes sobjetivos a alcanzar.