amurrio - Los vecinos de Amurrio deberán afrontar hoy la tradicional invasión juvenil de la víspera de Santa Águeda. Resignación, paciencia y buen humor son el mejor consejo que se puede dar a los viandantes, conductores y propietarios de comercios que serán acosados, de manera literal, por el casi centenar de chicos y chicas que este año alcanzan su mayoría de edad en el municipio. Son los quintos. Una fiesta que alcanza su 76 edición y que ha sabido llegar hasta la actualidad, generación tras generación, con un guión casi calcado, pero con importantes diferencias en lo que a sus protagonistas se refiere, consecuencia directa de la evolución social y del paso del tiempo.

Y es que en Amurrio, como en la mayor parte de Euskadi, grupos de todas las edades salían a cantar para celebrar la víspera de Santa Águeda, hasta que en 1924 hubo una reyerta en la que murió un joven. Entonces, el Ayuntamiento prohibió la fiesta para evitar incidentes. La tradición se recuperó en 1940 cuando el Consistorio permitió su celebración, siempre y cuando sólo salieran a cantar los mozos que habían sido llamados a cumplir el servicio militar. Así surgió la fiesta de los quintos que, en 2001, volvió a cambiar con la inclusión de las chicas en los coros tras haber desaparecido la mili de carácter obligatorio. Así se dio paso a una fiesta de la juventud sin matiz de género y una forma distinta de celebrar con todo el municipio la entrada en la mayoría de edad.

“La fiesta en sí no ha variado. Se sigue saliendo a cantar y con lo recaudado se organiza una verbena. Ahora festejan que ya pueden votar, sacarse el carnet de conducir o pedir una cerveza en un bar, y para nosotros era una despedida del pueblo porque nos íbamos a la mili”, recuerda Alfredo Cerrillo, de 74 años y perteneciente a la quinta de 1960. Este joven de ayer asegura que “los mozos de ahora tienen la suerte de compartir esta jornada con las chicas de su edad, pero nosotros comíamos angulas, que estaban más asequibles, en el ya desaparecido restaurante La Estación o en el Bar de Urrutia. Todas las generaciones tienen recuerdos entrañables de este día”, matiza.

Al igual que hicieron Alfredo y sus compañeros de reemplazo hace ya 56 años, los 95 jóvenes que este año alcanzan las 18 primaveras seguirán el guión. Así, hoy la generación nacida en 1998, ataviada con sus trajes típicos, se distribuirá en grupos mixtos de en torno a diez personas, para recorrer todos los rincones del municipio cantando la tonadilla de Santa Águeda, a golpe de makila y recogiendo los donativos -en metálico o en especias- de los convecinos que se presten a colaborar. Unos irán a San José, otros a Izoria-San Antón, y el resto se distribuirá entre San Roke, Murga, Lezama, Saratxo y Amurrio centro.

Ensayos continuos Para ello llevan ensayando, todos los viernes desde el pasado 11 de diciembre, de 20.30 a 22.00 horas, en las instalaciones deportivas de Matías de Landaburu. “En 1960 ir a los caseríos era lo que más nos gustaba, porque eran muy habituales las matanzas de cerdo y nos daban mucho producto casero, sobre todo si metíamos como gancho en el grupo a algún mozalbete de la zona en cuestión. Eso sí, el clima era mucho más duro que ahora, con unas nevadas de espanto”, recuerda Cerrillo.

En cualquier caso, lo de lidiar con condiciones meteorológicas complicadas no es exclusivo de épocas remotas. De hecho, a la quinta del año pasado también le tocó bregar con la nieve, y la de éste afrontará la climatología que le corresponda con tal de cumplir con la misión histórica de recaudar fondos para regalar a su pueblo una jornada de fiesta (la del viernes 12) que, sobre todo, resultará intensa para ellos y ellas, los auténticos protagonistas.

Y es que a ellos les tocará madrugar para que les dé tiempo a hacer las últimas rondas por los centros educativos, comercios y empresas, como dicta la bien sabida tradición, antes de acudir a las 13.30 horas a la plaza Juan Urrutia para ofrecer una actuación conjunta entonando la canción en honor a la santa protagonista de la jornada. Después, la quinta de este año se dará un merecido banquete de autohomenaje en un restaurante local. Y es que los donativos también se emplean para pagar la tradicional comida de hermandad que celebran los quintos y quintas, además de la fiesta posterior para todo los vecinos del pueblo.

Ésta comenzará a las 19.00 horas con un poteo a todo ritmo con Ttek Elektrotxaranga. Desde ahí, la fiesta seguirá por la noche con una romería a cargo del grupo Zesuma y un Dj, todo ello en la plaza Juan Urrutia. Lugar en el que el grupo de quintos y quintas hará su última actuación conjunta al filo de la medianoche. Se recomienda a la ciudadanía que deposite sus donativos económicos siempre en las cajas que portarán mozos y mozas para este fin.