gasteiz - A partir del próximo 1 de enero, las cuadrillas y ayuntamientos del territorio histórico alavés tendrán que pagar 25 euros más que hasta ahora por deshacerse de sus basuras, un auténtico roto para las economías de estos órganos comarcales que se repercutirá en las tasas de los vecinos. Desde que entró en vigor la obligación de depositar las basuras en la planta de compostaje de Jundiz, en lugar de en Gardelegi, el pasado mes de junio, la Diputación asume el sobrecoste originado, dado que la medida se anunció de forma sorpresiva y las cuadrillas no pudieron repercutir en los impuestos dichas cantidades.

El rescate foral, en todo caso, vencía el 31 de diciembre, dentro de una semana. Con motivo de este hecho incontestable, ayer la plataforma Zero Zabor reclamó a las instituciones que opten por el compostaje en origen de las basuras. Según explican, la mitad del contenido de una bolsa de basura estándar es materia orgánica, y gran parte de esa materia orgánica es agua, con lo que “estamos gastando dinero para pasear agua por Álava”, señaló el portavoz de la plataforma, Enrike López.

En 2020, recordó, entrará en vigor la directiva europea según la cual todos los países miembros deberán reciclar al menos la mitad de sus basuras, vamos a entrar en 2016 y estamos muy lejos de ese objetivo, con tasas de reciclaje, por ejemplo, en la capital alavesa, que no llegan al 25%.

“La Diputación obligó a cuadrillas y ayuntamientos a pasar los residuos por la planta de Jundiz, lo que ha supuesto pasar de 45 euros por tonelada a 69 euros por tonelada, muchos subirán la tasa de basuras a la ciudadanía y no nos parece justo”, señaló López. “Nos parece bien que se cumpla esa parte de la directiva -explicó-, pero lo que pasa es que hay otras muchas cosas de esa directiva que no se toman en cuenta ni se ha querido apostar por ello. La directiva dice que hay que caminar hacia una economía circular, habla de políticas tarifarias en generación por pago, cuanto más generas, más pagas; y sobre todo hay una cosa básica que no se está haciendo; aumentar la capacidad de recogida selectiva de esa materia orgánica en el punto en el que se genera”.

Según Zero Zabor, en un territorio como Álava, disperso, con núcleos rurales de pequeño tamaño y mucha tierra de labranza, renunciar al compostaje en origen supone “una oportunidad perdida”. López aseguró que con gestionar depósitos locales de compostaje, como hace, por ejemplo, Asteasu, no sólo se cumpliría con la normativa europea, sino también con el propio Plan de Residuos de Álava, que es incluso más ambicioso. Pero no sólo eso. “Si ese 50% se queda ahí reducimos las toneladas de residuos que hay que llevar a Jundiz con el consiguiente ahorro en impuestos de basuras, y aparte hay otros beneficios; se crean empleos locales y logramos, con ese 50%, tener abono para las tierras”, afirmó López.

No se trata de inventar nada nuevo. Según explicó el miembro de la plataforma Josu Linaza, ciudades como San Francisco y estados como Eslovenia han apostado por este tipo de medidas, cada cual aplicando una solución adaptada a sus características demográficas, geográficas o sociales. “Está desde el puerta a puerta, tan denostado aquí y que se aplica en Milán, hasta el quinto contenedor con chip de Arrasate, que ha sido bien aceptado entre la gente y obtiene buenos resultados”, explicó Linaza.

No hay que ir a Milán, ni siquiera a Arrasate, para ver ejemplos de gestión de las basuras orgánicas en el lugar en el que se producen. Elburgo lo hace y ello, afirman en Gasteiz Zero Zabor, ha repercutido en los impuestos de los ciudadanos, más bajos, pues ya no llevan tantos residuos a Jundiz, un ejemplo que está siguiendo el Ayuntamiento de Barrundia y que, afirman en esta plataforma, debería seguir todo el territorio. “Nosotros no somos técnicos, creemos que cada lugar debe buscar su propia solución, pero preguntamos a las instituciones; qué vais a hacer para cumplir las normativas que vosotros mismos os habéis impuesto”, emplazó el miembro de la plataforma.

Zero Zabor considera, por otro lado, que se deben impulsar campañas de concienciación para que la propia ciudadanía separe sus residuos en casa y aplique prácticas responsables. No en vano, la rueda de prensa de ayer se realizó junto a la instalación de recogida neumática de la Cuesta de San Francisco, un infecto reducto donde se acumulan las bolsas de basura porque muchos vecinos se niegan a realizar el pequeño pero fundamental esfuerzo de introducirlas en los buzones.

otro tipo de impuestos En materia impositiva, por otra parte, Gasteiz Zero Zabor cree imprescindible, como apunta la Unión Europea, que se cobren los impuestos en función de la basura que se genera y no de los metros cuadrados de las viviendas, como se hace ahora.

En todo caso, el Ayuntamiento va a poner en marcha a partir de enero una ponencia de fiscalidad en la que se pretenden fijar los criterios impositivos para los próximos años en la ciudad. Una de las materias a tratar será la de buscar unos gravámenes justos para el tratamiento de los residuos, basados precisamente en la cantidad de basura que se genera y en las buenas prácticas a la hora de gestionarla.

A Jundiz. A mediados de este año, desde la Diputación Foral de Álava se estableció la obligación a las distintas cuadrillas alavesas (que gestionan sus residuos mediante diferentes consorcios de servicios mancomunados) de tratar los residuos sólidos urbanos en la planta de Biocompost de Jundiz, antes de ser depositados en Gardelegi. Esta nueva situación implica poner en riesgo los presupuestos del 2015 debido a la subida tarifaria que conlleva pasar de pagar 45,05 euros por tonelada de residuos a a 68,56.

Según la plataforma Gasteiz Zero Zabor, las características geográficas y demográficas del territorio alavés favorecen el tratamiento de la basura orgánica que generan sus ciudadanos en el mismo lugar en el que se produce.

El miembro de la plataforma recordaba que dentro de cuatro años todas las ciudades y países de la Unión Europea estarán obligados a reciclar el 50% de sus residuos.

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Euros de sobrecoste por cada tonelada de residuos tendrán que pagar a partir del 1 de enero los ayuntamientos y cuadrillas del territorio. Desde que se les emplazó a llevar sus basuras a la planta de compostaje de Jundiz, en lugar de a Gardelegi, la Diputación subvenciona los gastos extra de estas entidades, pero al acuerdo finaliza el 1 de enero.