los seis bomberos que conformaban ayer el turno de mañana del Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento del Valle de Ayala tuvieron una mañana ajetreada. No porque sonara la alarma y tuvieran que acudir prestos a cubrir emergencias, sino porque esperaban una visita especial. En concreto, la de cerca de 90 abuelos y abuelas, que se sumaron a la celebración del XVI Encuentro de personas mayores de la Cuadrilla de Ayala, y que disfrutaron de lo lindo con los componentes del retén.

“Nos hemos dividido en tres grupos, para no saturar la instalación y para poder retirarnos de forma ordenada en caso de que surja algún aviso de emergencia durante nuestra estancia”, explicaba a este diario Ander Añibarro, presidente del órgano comarcal de lucha contra incendios, que acompañó a los aitites y amamas en su día de fiesta. “Es la primera vez que me animo a inscribirme en este encuentro, no sabía lo que tenemos aquí. Esta visita me ha parecido formidable y mucho más que interesante; así que si puedo, el año que viene repetiré”, aseguraba Francisco Sainz Crespo. Un vecino de Llodio que acudió al encuentro con su mujer, Carmen Lekue, que ya ha asistido hasta en tres ocasiones a esta cita anual, porque “es un día estupendo, y me lo paso muy bien”.

De la misma opinión resultaron ser Luisita Retes y Vitori de Latorre, que llegaron de Artziniega. “Venimos a este encuentro desde hace un montón de años, porque se conoce a mucha gente y lugares de todo el valle. El año pasado estuvimos en Orduña y visitamos la txakolinería; pero esto del parque de bomberos nos ha encantado. Menudo trabajo más peligroso que tienen estos muchachos”.

Y es que la visita no se limitó a enseñar las instalaciones y equipos del único parque de bomberos de Álava, junto al de Vitoria, que tiene servicio asistencial las 24 horas del día. La jornada también sirvió para que el suboficial del servicio, Joseba Beitia, junto a sus cinco compañeros de turno, ejercieran una de las cuatro funciones básicas de su trabajo: la de prevención. “A los bomberos se nos identifica con la labor de extinción de incendios, rescates en accidentes de tráfico o similares, así como en lo que denominamos riesgos a personas, como talas de árboles con riesgo de caída, retirada de nidos de avispa asiática -en lo que va de año hemos quitado 75- o inundaciones. Aunque cada vez más hacemos labor de prevención, a través de charlas a colegios o mediante visitas guiadas como la de hoy”.

Para ello, proyectaron un vídeo de un simulacro de incendio en un hogar, que dejó claro a todos los presentes la ferocidad del fuego. “En dos minutos, una llama en un sofá se vuelve incontrolable. Lo mejor ante ello, es cerrar la casa, para que no entre aire y se alimente el fuego, y llamarnos inmediatamente. No hay que hacerse los valientes ni con una manta ni con un extintor, porque es sumamente peligroso”, explicaban.

Los mayores también pudieron conocer de primera mano que el retén de la comarca de Ayala está integrado por una técnica administrativa y 30 bomberos (seis por cada uno de los cinco relevos o grupos de trabajo), más un suboficial y un jefe del parque.

En su peligrosa labor, a los bomberos también les ayudan los sofisticados equipamientos. Ropa de trabajo ignífuga, mascarillas conectadas a botellas con 1.800 litros de aire que, en un incendio, “te dan para veinte minutos”, y una completa flota de vehículos. “Hoy falta el químico, preparado para incendios en industrias y similar, porque esta pasando la ITV en Vitoria; y a él se le suman otros cinco camiones de rescate e intervención, más la zodiac y varios coches de reconocimiento de zona, o dotados de equipos de desencarcelación para accidentes, entre otros”, enumeraba Agustín Fuente, otro de los bomberos ayaleses.

“Yo quiero dar una vuelta. ¿Nos dais trabajo?”, exclamaba un abuelo, para quitar hierro al asunto, aunque muy consciente de la crudeza de la profesión que les estaban mostrando. De allí, la visita continuó por el interior del Ayuntamiento de Llodio. Tampoco faltó algo de picoteo bajo la carpa de Aldai, así como el entretenimiento a base de una sesión de magia en el salón de actos del centro municipal de Formación Profesional. La guinda a la fiesta la puso una comida popular en el restaurante Palacio Anuntzibai, con baile incluido, que culminó en torno a las siete de la tarde, con la partida de los autobuses.