gasteiz - Enrique González Lorca es un experto en coaching, las técnicas para que cada persona sea capaz de dar lo mejor de sí en el ámbito laboral, pero también en el académico o personal. El pasado viernes, González, que ha trabajado durante quince años en departamentos de organización y recursos humanos de diferentes empresas de la Comunidad Valenciana y la Región de Murcia en materia de motivación y productividad, vino a Vitoria. En el marco del Foro de Empleo puso sobre la mesa las herramientas necesarias para entrar con éxito en el mundo laboral.

¿Cuáles son las grandes líneas de su exposición del viernes en la capital alavesa?

-Fue una sesión técnica para educadores del sistema escolar y laborales cuyo objetivo era presentar la herramienta del coaching. Se están dando una serie de cambios en el mercado laboral del siglo XXI, ha cambiado el escenario de las profesiones y de los requisitos que el mundo laboral exige, y eso lo deben tener en cuenta quienes buscan un trabajo y los que han quedado excluidos en su día y tienen que volver al mercado laboral. Las técnicas de coaching colaboran para lograr este objetivo.

Estamos en un país en el que la gente está razonablemente bien formada. ¿Se trata entonces de aprender a encontrar y mantener un trabajo, a labrarse un futuro, más allá de tener esta licenciatura o la otra?

-Efectivamente. El Observatorio de las Ocupaciones del Servicio Público de Empleo Estatal, que emite un informe anual sobre los perfiles de las ofertas de empleo, viene a decir que las empresas no contratan a las personas por su cualificación técnica, esto se da por supuesto, lo determinante son una serie de competencias y habilidades, de talento, y fundamentalmente de una actitud que tiene demostrar la persona para acceder al empleo y mantenerse en él. La actitud innovadora, el trabajo en equipo, la orientación al cliente, la creatividad, la resolución de problemas... Nos encontramos con que las personas que encuentran un empleo de calidad son las que muestran un talento más allá de la acumulación de conocimientos concretos; ese talento es lo determinante. Debemos preparar a nuestras generaciones de hoy para este marco laboral en el ámbito académico y también en la formación de quienes buscan un empleo.

Parece que en los planes de estudios de universidades e institutos no caben este tipo de enseñanzas...

-La educación sigue centrada en que los alumnos tengan un buen curriculum de notas, pero eso no es suficiente, en las ofertas de trabajo las actitudes son fundamentales. Nos encontramos en el siglo XXI, el de las oportunidades para la gente creativa, y el informe dice que lo que se pide es dinamismo, buena comunicación, una actitud creativa y negociadora, una inclinación a la innovación, al cliente y a los objetivos. Es la actitud lo determinante, más que la aptitud, para encontrar un trabajo. El talentismo será la clave del éxito laboral en el siglo XXI.

-¿Cómo se concilia la necesidad de atender a lo que exige el mercado y a la vez ser fiel a la vocación de cada cual? Al fin y al cabo, uno no puede ser creativo ni innovador en un trabajo que no le gusta lo más mínimo.

-Para desarrollar el talento primero hace falta enfocarse en la pasión, en lo que a uno le entusiasma. En segundo lugar hay que enfocarse en aquello en lo que uno es bueno. Tienes que tener cualidades, y además te tiene que gustar. Luego está la teoría del hábito, que se desarrolla a través de lo que se llama las 10.000 horas de práctica; el talento se desarrolla a través de la perseverancia. Un ejemplo. Rafa Nadal tiene el mejor saque de revés de izquierda de toda la historia del tenis, y es diestro. Su tío se dio cuenta de que tenía mucha fuerza en la izquierda. Imagínate lo que habrá entrenado para ser el mejor. O Paco de Lucía, que en la última fase de su vida profesional practicaba ocho diarias. O Mozart, que escribió sus grandes sinfonías a partir de los 35 años, no a los siete, cuando apareció el talento. La última variable es que cuando llegas a un nivel de maestría en aquello en lo que eres bueno tienes que ver qué necesita de ti el mercado para responder a ello, y de eso puedes vivir, por eso te pueden pagar. Ese tipo de gente no tiene miedo a perder un trabajo, porque han desarrollado una marca personal atractiva, les buscan las empresas.

Últimamente las instituciones hablan mucho de emprendizaje, animan a la gente a aventurarse con sus propios sueños, pero luego a la hora de la verdad el que se anima a explotar sus habilidades por su cuenta se topa con muchas dificultades. ¿Cree que los poderes públicos se creen realmente este discurso?

-Es algo relativo, depende de cada administración. Yo lo que he visto en Álava y en Vitoria es que el Ayuntamiento apuesta de forma seria por una educación laboral que parte desde dentro. El proyecto GPS (que ayuda al alumnado a tomar decisiones respecto a su futuro profesional en función de sus capacidades, gustos y posibilidades de inserción laboral), está diseñado con la concepción de ayudar a los alumnos a que encuentren su camino. La orientación no es informar sobre itinerarios académicos, sino fomentar el encuentro con el propio talento, y a partir de ahí ir construyendo un proyecto de empleabilidad.

¿Cuándo deben empezar a preocuparse los jóvenes estudiantes por su futuro trabajo?

Se debe comenzar en edades tempranas, en Tercero o Cuarto de la ESO, y debe haber una serie de experiencias paralelas, no esperar a las primeras prácticas de la carrera, sino conectar con personas y experiencias laborales que estén en el universo de lo que uno quiere realizar. Y es importante también perder el miedo, salir de la zona de confort, el futuro está en los valientes, en España hay unas grandes oportunidades para trabajar desde la dinámica del emprendimiento. Sin embargo, tenemos todavía la concepción del siglo XX, el siglo de los empleados. Estás en el sistema educativo, acabas la carrera y buscas grandes empresas, oposiciones, ámbitos en los que nos siguen diciendo lo que tenemos que hacer; pero ahora el mundo va por otro lado, hay grandes oportunidades para que personas con creatividad y que rompan con esa zona de confort puedan arrancar un proyecto de emprendimiento.