gasteiz - El titular de Infraestructuras Viarias y Movilidad, una de las dos caras socialistas del ejecutivo foral, pone voz a sus preocupaciones y prioridades en su primera entrevista a un medio de comunicación escrito.

¿Cómo encontró su departamento al llegar? Se ha hablado mucho de la inacción del anterior gobierno.

-Lo encontré como encontramos al ejecutivo del Partido Popular, al que lo que le interesaba sobre todo era que pasara el tiempo. No era capaz de desarrollar proyectos compartidos. Ahora, nuestro reto es llevar a cabo un cambio radical respecto a lo que se estaba haciendo, porque encima de la mesa hay proyectos y no la dejación de responsabilidades, el desánimo y la resignación que tenía el PP.

Hablando de retos, se encuentran ahora ante su primer gran reto de la legislatura, la aprobación de los presupuestos, y su departamento ya ha anunciado su ‘no’ al desdoblamiento de la N-124. ¿Por qué se renuncia a este proyecto?

-El término renuncia no es el más adecuado, pero somos un gobierno responsable que no podía condicionar toda la legislatura y todo el presupuesto anual de dos o tres años del departamento a hacer únicamente una obra, que suponía desdoblar una carretera teniendo una autopista casi a 50 metros. Este proyecto ponía en riesgo cuestiones tan importantes como el acondicionamiento de travesías o tener recursos suficientes para llevar a cabo el plan de vialidad invernal y dejaríamos al resto de territorio abandonado. Este año, con un presupuesto de 35 millones, significaba gastar 12. Poníamos en riesgo no sólo cuestiones de este departamento, sino otras como los servicios sociales, el equilibrio territorial o impulsar proyectos logísticos que son muy necesarios para el territorio. Después de darle muchas vueltas, hemos tomado esta decisión, que supone que el proyecto queda aparcado como estaba concebido. No queda ni enterrado ni abandonado, porque sigue estando en el Plan Integral de Carreteras de Álava (PICA). Sólo se cambia el periodo de localización. En todo caso, se va a atender a los puntos donde ha habido concentración de accidentes, porque existe un programa concreto dentro de este departamento.

¿Hay alguna intervención prevista que se pueda avanzar?

-Trabajaremos desde el consenso en soluciones viables desde el punto de vista técnico y presupuestario. Hay que ser serios. Sería conveniente que, de la misma manera que ha habido precipitación por parte del PP a la hora de hacer las cosas, nosotros la evitáramos, porque siguieron adelante con este proyecto cuando sabían que no iban a gobernar. Hicieron la tramitación más rápida de la historia de la Diputación. Comenzó el 21 de abril y el 9 de julio, con el nuevo gobierno en marcha, salió el informe de propuesta de adjudicación del proyecto. Cuando no se sabía ni la regla de gasto del Ministerio ni las cifras del Consejo Vasco de Finanzas. Ha habido una voluntad del PP de condicionar el presupuesto de todo el gobierno foral. Era un regalo envenenado para que no hubiese disponibilidad presupuestaria. No se puede abandonar todo el territorio por hacer una obra. Es evidente que tenemos que intervenir en esta zona, pero como tenemos que hacerlo en muchas otras. Porque los puntos conflictivos también están en Saratxo, en Legutio...

A la vista de esta decisión, ¿damos ya por descartado al PP en un posible acuerdo presupuestario?

-Con el PP nunca se sabe, porque siempre tiene voluntad de acordar, pero acuerda consigo mismo. No puede apoyar este presupuesto y está buscando razones para no apoyarlo, porque sería reconocer que lo que ha hecho hasta ahora no servía para nada. Pero si el único proyecto que quería compartir era la N-124, ocultando Garoña, su inacción con Foronda, su dejadez con Jundiz y Arasur... Si su hoja de ruta era hacer una carretera y ésta era su propuesta, mucho mejor que no esté en las instituciones.

Esta decisión, sin embargo, parece acercar el acuerdo con EH Bildu. ¿Le ha pedido algo a su departamento?

-En principio no existe ninguna oferta. Pero entre las prioridades que tiene cada grupo, estoy convencido de que las de EH Bildu no son las infraestructuras viarias, sino que seguramente tendrán más que ver con aquellas políticas típicas que se refieren al apoyo de las entidades locales o las políticas de euskera, que por cierto ya están reflejadas en nuestro acuerdo presupuestario. De hecho, este proyecto ya tiene el apoyo de dos grupos de la cámara, que son el PNV y el PSE. Con lo cual, los que vengan después se adherirán a él.

Después de aparcar también la reforma de la A-625 a su paso por Saratxo, han decidido abrir un proceso de diálogo con las instituciones locales para alcanzar un consenso. ¿Han tenido ya algún contacto?

-Nos hemos reunido ya con el Ayuntamiento de Amurrio y la Junta de Saratxo y vamos a tener otra reunión con el Ayuntamiento de Orduña. Lo que hemos dejado muy claro es que el proyecto no se va a llevar a cabo en los términos que estaba planteado. Hay que hacer uno nuevo, pero como también pasa con la N-124, no vamos a dejar abandonada esa zona. Lo que no puede ser es lo que hacía el PP, que si no salía su proyecto, no se hacía nada. Si hay un problema de puntos conflictivos, hay que actuar sobre ellos, porque la solución a todo no va a ser hacer autopistas.

Vale, ¿pero la Diputación maneja ahora alguna alternativa?

-En esta zona hay tres tramos en los que evidentemente hay accidentes, pero que sobre todo se deben a la orografía y la meteorología. El hecho de que el proyecto inicial no se lleve a cabo, no significa que no se puedan hacer medidas paliativas. Hemos preguntado a Amurrio qué necesidades tiene desde el punto de vista urbanístico e industrial, y a la Junta de Saratxo qué puntos dan más problemas y si podemos utilizar medidas como radares o badenes para mitigar la velocidad. La próxima semana estaremos con el Ayuntamiento de Orduña, que ya nos ha agradecido que les llamemos por primera vez desde Álava. Una clave es que queremos buscar la complicidad institucional, porque no podemos hacer carreteras en contra de todo el mundo. Debemos buscar el mayor consenso posible.

La movilidad por la zona rural ha tenido siempre grandes deficiencias. ¿El nuevo Plan de Transporte será capaz de solucionarlas?-Nos hemos encontrado con un diseño del territorio fijado por el PP y teníamos deficiencias y carencias conocidas desde el principio. En Álava central, que es lo que nos ha tocado gestionar, hablé con todos los alcaldes afectados, estamos ahora en un periodo de adaptación de las nuevas líneas de autobús y haremos una evaluación posterior. En Ayala y Rioja Alavesa ya empezamos a tener datos, y son positivos desde el punto de vista de los usuarios. Evaluaremos todo el funcionamiento para poder hacer mejoras a lo largo del año que viene. Ha habido algún problema con la cobertura digital para usar la BAT y esperamos ir solventándolos. Pero el punto que nos parece clave aquí es el desarrollo del transporte comarcal, el servicio que va a ir de las zonas sin transporte regular a las cabeceras de comarca [los conocidos como taxis rurales]. Hemos tenido ya alguna reunión con las cuadrillas, porque ellas saben realmente cuáles son las necesidades y cómo podemos potenciar el uso del transporte público y cubrir las necesidades de muchas personas mayores y estudiantes.

¿Cuándo se pondrán en marcha?

-La idea es que en 2016 entren ya en funcionamiento. Hemos aumentado la partida presupuestaria para este servicio en un 24%.

Otra intervención importante para el año que viene va a ser la construcción del nuevo Centro de Control de Carreteras, que según ha dicho tiene unas condiciones “deficientes”. ¿Qué se han encontrado allí?

-Aparte de que tiene ya sus años, está ubicado en el garaje del parque móvil de Ali Gobeo, donde están aparcados los coches de los controladores de carreteras y los camiones de vialidad invernal. Compartir un despacho con un garaje y sus humos, no es lo mejor. Luego, es una zona muy reducida y las imágenes llegan con una demora de cinco o diez minutos. Además, los ciudadanos van a hacer ahí sus trámites y se merecen un mejor servicio. Queremos hacer un nuevo centro más cercano a la entrada al polígono y estamos trabajando un convenio con el Gobierno Vasco para tener la información de las carreteras en tiempo real, a través de la fibra óptica. El centro se ha quedado un poco arcaico.

Tienen previsto también hacer un inventario actualizado de la red de carreteras para analizar su estado. ¿Tienen muchos achaques?

-Después de las temporadas de nieve y hielo, algunas carreteras se quedan hechas un pequeño desastre, se destrozan mucho por el paso de las máquinas. La edad no pasa en vano. Hemos programado para el mantenimiento de carreteras más de 5 millones. Con el tiempo, este departamento dejará de ser de grandes obras, sino de mantenimiento de lo que tenemos.

El tranvía finalmente llegará a la UPV y Salburua. ¿Una alternativa sostenible económicamente a la vista de las apreturas que hay?

-El tranvía es un éxito. Más que de sostenibilidad hablaría de rentabilidad, porque con él emitimos menos gases de efecto invernadero, los ciudadanos generalmente llegan más a la hora a su destino que cuando usan su coche particular y nos merecemos recuperar el espacio público. Nadie puede discutir la rentabilidad y medioambiental del tranvía.

¿Cree que el TAV llegará a Vitoria siendo usted diputado? Los plazos apuntan ahora a 2019.

-Igual no, pero en la medida en que este proyecto se retrase, nos está perjudicando a Vitoria y Álava, nos está quitando posibilidades de hacer cosas. Es una herramienta que nos falta desde el punto de vista del turismo, pero también desde el transporte de mercancías y la logística.