joseba Vadillo es un vecino de Artziniega de 44 años que necesita de una silla de ruedas para moverse, debido a la parálisis cerebral que padece, pero este fin de año está “encantado”. No es para menos. Y es que las mujeres de la asociación Hiriska han pensado en él como destinatario de la recaudación de su ya tradicional rastrillo navideño en la capilla de la residencia de La Encina, entre los días 28 de noviembre y 8 de diciembre. “Antes enviábamos el dinero a Palenque, en la provincia ecuatoriana de Los Ríos, donde trabajaba nuestro vecino y sacerdote Benjamín Respaldiza para ayudar en proyectos como la construcción de pozos para abastecimiento de agua y favorecer el proceso de siembra del café. Pero desde que regresó a casa decidimos apoyar causas locales, a familias con hijos que padecen enfermedades raras y a las que les hace falta ayuda porque la que les llega desde las instituciones, por desgracia, es insuficiente”, explica Maite Iztueta, presidenta de Hiriska.

De hecho, el año pasado toda la recaudación fue destinada a Íñigo Jiménez, de 17 años, que padece una enfermedad que le provoca complicaciones neurológicas y distonías, “para la que ni los médicos tienen nombre, y cuyo tratamiento en costosísimo, y muy difícil de asumir”, apuntan desde Hiriska, que en 2013 colaboró con la investigación del Síndrome de Angelman, de cara a ayudar a su joven vecino y afectado Eneko, y en 2012, a otra familia de la localidad que tiene dos hijos dependientes de sillas de ruedas desde que nacieron. Se trata de Mikel y Gorka, de 15 años, que al crecer se han visto obligados a cambiar de modelo de silla para poder seguir desplazándose de una forma autónoma. “Este año pensamos en Joseba. Un chico muy agradecido al que conoce todo el pueblo. Le preguntamos qué necesita y nos dijo que una grúa articulada valorada en 5.800 euros porque entre semana vive en una residencia de Vitoria, pero cuando viene a casa los fines de semana requiere de esta infraestructura para poder ponerse de pie. Estamos convencidas de que lo vamos a lograr, porque este chico se lo merece”, subraya Iztueta. Y es que, por sus quince años de experiencia, las chicas de Hiriska saben de sobra que las gentes de Artziniega y su entorno se vuelcan con estas causas. “No sabría decir una cifra exacta de las personas que nos han ayudado estos últimos años, aunque sí puedo afirmar que desde 2012 las recaudaciones han estado entre 5.000 y más de 9.000 euros, y eso que los precios de todas las cosas que ponemos en venta oscilan entre uno y 20 euros, así que imagina”, explica Maite. Se trata de manualidades navideñas, bufandas, manteles de vainica y repostería que ellas mismas o los vecinos confeccionan, tras muchas horas de trabajo, así como libros, menaje del hogar, artículos de decoración, cuadros, complementos, bisutería y juguetes, entre otros, que “nos donan cientos de voluntarios, tanto del pueblo como de fuera”, explica. Tampoco faltarán rosquillas y bisutería confeccionadas por las monjas agustinas del convento local. “Lo único que no recogemos es ropa, lo demás, siempre que esté en buen estado, todo lo que nos traigan, hasta repostería, será bienvenido. Es mucho el trabajo, pero la satisfacción que siempre nos queda es absoluta”, valoran desde Hiriska. Las personas interesadas en colaborar con esta noble causa no tienen más que acercar los artículos que quieran donar al local que esta asociación tiene encima de la biblioteca de Artziniega. “Allí estaremos hasta el 20 de noviembre, de 18.00 a 19.30 horas, y durante la última semana de noviembre ya en la residencia, porque estaremos preparando el rastrillo”, anuncian.