los aeropuertos de AENA arrancaron la semana pasada la temporada de invierno, que se prolongará hasta el 26 de marzo. Durante los próximos cinco meses las 46 terminales aéreas de la red estatal ofertarán más de noventa millones de asientos, un 11,7% más que el año pasado, de los que a Foronda le corresponden, aproximadamente, algo más de 150, que son el número de viajeros que el puente de diciembre despegarán desde Vitoria para aterrizar en la ciudad italiana de Pisa y disfrutar de tres días de vacaciones en La Toscana. Un vuelo que, por cierto, ya ha completado sus plazas. A partir de ahí, el vacío absoluto en materia de pasajeros se adueñará de sus instalaciones. Al menos hasta el puente de San Prudencio, cuando posiblemente salga a la venta al menos una propuesta, aún por concretar, para volar desde la capital alavesa.

Mientras tanto, en VIA, la sociedad encargada de promocionar el aeropuerto gasteiztarra y de cuyo consejo forman parte tanto el Ayuntamiento de Vitoria como la Diputación Foral de Álava, se afanan en buscar una operativa de vuelos seria y estable para que, de la mano de una compañía de bajo coste, Foronda pueda contar con vuelos regulares que llevarse a la boca más allá de la época estival, donde los desplazamientos a las Islas Baleares se desarrollaron con gran éxito entre junio y septiembre.

El objetivo no es sencillo. Compañías de bajo coste hay muchas, pero no son tantas en las que se puede confiar, incluso con un puñado de billetes avalando cualquier acuerdo. Los aeropuertos lo saben, y por eso durante las últimas semanas, e incluso durante estos días, las negociaciones entre unas y otros se extienden por casi todo el Estado a la caza y captura de un apretón de manos que revitalice terminales en peligro de extinción, como Foronda.

Todo en un contexto en el que las aerolíneas low cost están viviendo una segunda juventud a nivel nacional, con la irlandesa Ryanair liderando el espacio aéreo estatal durante este año con 23,5 millones de pasajeros, seguida de Vueling (16 millones), EasyJet (10 millones), Air Europa (7,8 millones), Air Berlin (6,5 millones), Norwegian (4 millones) y Iberia Express (3 millones), creada ésta última en 2012 por Iberia (9 millones) para unificar en ella los vuelos nacionales y europeos deficitarios para la compañía española.

Sin ir más lejos, en los aeropuertos de la zona norte, Ryanair y Vueling se enfrentan a golpe de talonario por ver quién recibe la oferta más jugosa para operar desde sus instalaciones. Santander, con los primeros, y Bilbao, con los segundos, se llevan la palma con estas dos compañías, al menos entre los siete que rodean a Foronda. La terminal de la capital cántabra, cuyo gobierno desembolsa a Ryanair 3,2 millones de euros al año para que oferte vuelos desde allí, ha anunciado esta misma semana dos nuevos acuerdos con Vueling. Uno para operar un enlace a Tenerife durante el invierno y otro para unir Santander y París a partir de mayo. La aerolínea de IAG, la mayor del Estado en número de destinos, potencia así su infraestructura en Santander alargando su red en la zona norte, donde ha hecho de Bilbao uno de sus centros neurálgicos, pues desde allí Vueling ofrece vuelos a A Coruña, Barcelona, Amsterdam, Bruselas, Fuerteventura, Tenerife y Gran Canaria, París, Londres, Roma o Valencia, entre otros.

Lo que ni Loiu, ni Santander, ni otros cercanos como Burgos o Logroño ofrecen -sólo Zaragoza con Rumanía-, son vuelos a países de Europa oriental, ya sea con Vueling, EasyJet u otras aerolíneas. De hecho, ésa es una de las posibilidades que se barajan para Foronda a la hora de buscar una operativa regular fuera del territorio nacional. Una situación similar ocurre con Escandinavia o Malta, que son otras de las opciones estivales que se barajan, o se desean, ahora mismo para Vitoria. Con todo, la decisión final de los destinos que se ofertarán se decantará más del lado de lo que proponga la compañía elegida que de los deseos de las instituciones o la propia VIA.

Otro de los deseos para Foronda, convertirlo en aeropuerto especializado en vuelos transoceánicos, se antoja complicado más allá de viajes puntuales, pues si las negociaciones se circunscriben a compañías de bajo coste una de las pocas que se anima a ofertarlos es la noruega Norwegian, que ofrece destinos en Estados Unidos desde España previa escala en Escandinavia y Londres. Otras low cost como Condor o Eurowings también tienen sus rutas, pero las principales firmas de bajo precio que operan en el Estado (Ryanair, Vueling, EasyJet...) no se han animado por el momento -tampoco parece que vayan a hacerlo en el futuro- por este tipo de vuelos transatlánticos.

teoría y práctica De cualquier forma, entre los aeropuertos que rodean a Foronda no sólo Santander se mueve estos días a ritmo de talonario. En León, por ejemplo, Air Nostrum se hizo la semana pasada con el concurso convocado por el consorcio de promoción de su terminal para operar cinco vuelos semanales a Barcelona entre el próximo día 23 y el 20 de mayo, además de un acuerdo para ofrecer hasta siete destinos diferentes durante los meses de verano. Dos contratos que supondrán un desembolso de 1,1 millones de euros a las instituciones públicas de la provincia castellano-leonesa. En esta comunidad, de hecho, algunas voces proponen acometer un plan similar al que el Gobierno Vasco quiere implementar en Euskadi con la filosofía de un aeropuerto, tres terminales, y promover en su caso un gran acuerdo entre León, Salamanca, Valladolid, Burgos e incluso Logroño para complementarse a la hora de ofrecer vuelos.

En Euskadi, y aunque la teoría del Departamento de la consejera de Política Territorial, Ana Oregi, parece dictar una línea, la realidad se dirige justo hacia el lado contrario, como demuestra la intención del Ayuntamiento de Bilbao de resucitar la terminal de Sondika como epicentro de vuelos low cost en Euskadi. Un planteamiento, complicado que fructifique, que sería mortal de necesidad para la terminal de Foronda, teniendo en cuenta que el objetivo para el futuro debería pasar por disponer en Vitoria de una operativa complementaria invierno-verano suficiente para acercarse al medio millón de pasajeros anuales, como exigía AENA en el plan de eficiencia aeroportuaria de 2012. Un reto, cuanto menos, complicado.

Plan de futuro. El diputado general, Ramiro González, anunció antes del verano que la Diputación estudiaría un plan de acción con compañías de bajo coste, siempre que culminara con una propuesta seria y estable para el futuro.

Oposición. El portavoz de EH Bildu, Kike Fernández de Pinedo, aseguraba en la presentación del proyecto Hegaraba que no son reacios a sufragar dichos vuelos pero “sin repetir los errores del pasado” y con un planteamiento claro de futuro.