Acaban de enviar una carta al gobierno central para trasladarles el enfado de la Diputación por su último movimiento respecto a Garoña. ¿A qué es debido?

-Sí, el diputado general ha enviado sendas cartas al ministro de Industria y la ministra de Medio Ambiente porque en el procedimiento para conceder la autorización del futuro almacén temporal de residuos de Garoña no se nos ha tenido en cuenta, como institución afectada que somos. Esta Diputación tenía que haber intervenido y mostrado su opinión en ese expediente.

La declaración favorable de impacto ambiental emitida por el Ministerio implica que Garoña pueda acoger 32 contenedores de residuos nucleares en sus instalaciones. ¿Por qué se ha obviado a las instituciones alavesas en el proceso?

-Estamos muy enfadados, sinceramente. Se ha tenido en cuenta a grupos ecologistas de Burgos, al Gobierno de Castilla y León, a sus ayuntamientos... pero no a nosotros. De repente, diría que casi con alevosía y a nuestras espaldas, se nos ha ninguneado completamente. Nos hemos encontrado con esta declaración favorable para el almacenamiento subterráneo de residuos nucleares en Garoña y nos preocupa porque, ante una posible contaminación, este tipo de sustancias no entienden de fronteras administrativas, eso no se le escapa a nadie que tenga dos dedos de frente. Hablamos de un lugar en el que sus aguas subterráneas están conectadas con el gran embalse subterráneo que tenemos en toda la Llanada.

¿Qué reclaman en la misiva que han hecho llegar a ambos ministerios?

-Además de trasladarles nuestro enfado y solicitar una vez más el cierre y clausura de la central de Garoña pedimos un encuentro personal del diputado general con el ministro de Industria, José Manuel Soria, para mostrarle personalmente nuestro malestar e incidir en la clausura de la central.

¿Cree que Garoña acabará abriendo de nuevo sus puertas?

-Mi deseo es que se cierre definitivamente, entre otras cosas porque tiene más de medio siglo de vida pero su tecnología todavía es mayor.

¿Dependerá entonces, y exclusivamente, de los resultados de las elecciones generales del 20D?

-La continuidad de Garoña es una decisión puramente política, así que efectivamente dependerá del escenario político que nos encontremos el 20 de diciembre. Podríamos tener de nuevo una política como la actual, continuista, con el PP abogando por la reapertura de Garoña, pero otra situación distinta si de las elecciones sale otro gobierno. En el caso del PNV lo que queremos es trabajar para ser influyentes en Madrid, que no haya mayorías y que el gobierno resultante tenga que contar con nosotros para adoptar determinadas políticas, entre ellas las relacionadas con la central de Garoña.

Ha pasado de la viceconsejería de Medio Ambiente del Gobierno Vasco al puesto de diputado, así que estos años le ha tocado lidiar con su predecesora. ¿Cómo se ha encontrado el departamento?

-Tengo mi propia opinión pero prefiero ser respetuoso. Si tuviera que decir algo hablaría de cierta inactividad por su parte. Quizás es que yo soy hiperactivo y eso es un problema. Me ha tocado estar en la misma mesa con ella en muchas materias y ciertamente me trasladaba cierta inactividad desde este departamento.

¿Por ejemplo?

-En las reuniones, iba a decir en las broncas (ríe), en el seno del organismo coordinador de residuos urbanos, donde estábamos representados el Gobierno Vasco y las diputaciones, nos sentábamos con los diputados de Bizkaia, Gipuzkoa y Álava y el protagonismo de la diputada alavesa era siempre muy escaso, por no decir que no tenía ninguno. En mi caso por falta de actividad no será, ya están avisados todos los servicios de cómo vamos a trabajar y cuáles son los objetivos a cumplir. Te puedo enseñar ahora mismo un plan detallado al respecto y me consta que esto era algo que no existía en la legislatura anterior. La verdad es que durante mi etapa como viceconsejero no encontré en esta Diputación compañero de viaje alguno en objetivos como los espacios naturales y la obligación que tenemos las administraciones de conservarlos, protegerlos y activarlos. Más bien hubo palos en las ruedas.

Entiendo que se refiere a cuestiones como los Montes de Vitoria y el debate sobre su designación por parte del Gobierno Vasco, del que usted formaba parte, como Zona de Especial Conservación (ZEC) en lugar de Parque Natural. ¿Por qué lo primero y no lo segundo?

-Porque existe un marco legal, un decreto legislativo al respecto, y unas figuras claras de conservación de los espacios naturales protegidos que se deben aplicar. Es el órgano ambiental vasco el que razonadamente y habida cuenta de los intereses de la partes afectadas toma la decisión de elegir entre cualquiera de esas figuras. Pero no dice que Parque Natural sea más o mejor que Zona de Especial Conservación.

Obviamente no hace falta preguntarle qué postura va a mantener al respecto como diputado foral de Medio Ambiente.

-Este gobierno foral va a culminar el proceso de declaración de Zona de Especial Conservación de lo que es estrictamente los montes altos de Vitoria. La Diputación va a trabajar, está trabajando de hecho, en esa línea. El resto es un debate puramente demagógico y en el que ha habido desencuentros desagradables. A alguien habrá que pedir responsabilidades por introducir esta cuestión en un debate que no va a ningún sitio, y sobre una materia para especialistas que si la llevamos a una charla de bar terminamos hablando de cualquier cosa.

No parece, al menos viendo el debate que continúa generando esta cuestión en Ayuntamiento y Juntas Generales, que se vaya a cerrar tan fácilmente.

-Confío en que no sigamos con la cornetilla de Parque Natural, Parque Natural... Hay personas que todavía siguen enfatizando este asunto y no tienen claro que el nivel de protección y conservación de una figura y otra es el mismo, exactamente el mismo. Me atrevería a decir que con la ZEC ese espacio cobra mayor relevancia, porque así lo dicta la directiva europea de hábitats. Nadie pone en duda que es un espacio magnífico, pero no tiene ningún sentido que después de un montón de años parezca que vamos a maltratarlo porque le pongamos una etiqueta u otra. Ahora está en manos de la Diputación establecer las medidas de gestión de esos espacios para generar un equilibrio entre la protección, la conservación del entorno y los programas de desarrollo socioeconómico para que eso no se convierta en una reserva de indios.

¿Y qué opina del informe que firmaron diez técnicos del Ayuntamiento de Vitoria al respecto, defendiendo la necesidad de declarar Parque Natural a los Montes de Vitoria?

-Si ves el planteamiento de las personas del Ayuntamiento que firman ese documento simplemente alucinas, por decirlo claro. Esos diez altos funcionarios hablan de una legislación que quedó derogada por el decreto, y ninguno de ellos es letrado. Aquí hay una falta de respeto institucional, porque, con todo el respeto del mundo, quiénes son estas personas para hacer un informe de esta naturaleza cuando hay un ordenamiento jurídico que dice que las figuras son las que son y que es el Gobierno Vasco el que toma la decisión de forma razonada, como ha sucedido, en base a cuestiones técnicas y jurídicas y escuchando a todas las partes implicadas.

¿Incluido el Ayuntamiento?

-En el periodo de información se consultó a todos los propietarios de ese espacio afectados, y el Ayuntamiento de Vitoria es uno de ellos. Hubo una reunión en junio de 2014 que recuerdo muy bien, con todas las partes interesadas, como el Ayuntamiento, los concejos, etc para explicar por qué se tomaba esa decisión y escuchar las alegaciones. Pues el representante del Ayuntamiento de Vitoria ni siquiera habló. Toda esta polémica es absolutamente artificial. Yo puedo ordenar mi casa, pero no puedo entrar en la tuya a ordenarla, porque es tu casa y tú decides cómo quieres tenerla. Además las administraciones públicas no estamos aquí para estropear estos espacios. Ese argumento de que aquí va a venir un promotor a hacer chalets, o una empresa de fracking... Eso no va a ocurrir.

Pero a priori sólo la declaración de Parque Natural de los Montes de Vitoria evitaría el ‘fracking’.

-No, eso no es cierto. Ante el fracking hay figuras de protección, evaluación de impacto ambiental, imposición de medidas correctoras... Incluso hay desde antes de verano una Ley del Parlamento que impide la prospección para la extracción de fracking aquí y en cualquier otro sitio. No advierto ningún problema en este sentido, salvo la tozudez de algunas personas. Es un tema sobre el que no hay que trivializar.

¿Nos podemos olvidar entonces del ‘fracking’ en Álava definitivamente?

-Estoy absolutamente convencido. Pero no sólo por el actual mandato legislativo, sino porque Álava alberga unos recursos naturales de todo orden que hacen totalmente incompatibles las técnicas de fracking a fecha de hoy. Yo, personalmente, no veo el fracking en Álava. Además, las necesidades y la demanda energética tiene que tender, y esto es una opinión personal, a una línea descendente en cuanto a consumo, y la tecnología y la investigación nos van a permitir poner en el mercado descubrimientos que permitan obtener energía a través de otras fuentes.

Póngase en situación. Dentro de cuatro años, último día de legislatura. ¿Con qué logros obtenidos se quedaría satisfecho de su paso por este departamento?

-Con tres cosas muy claras. Primero, haber optimizado la gestión del agua en el territorio y conseguido que los alaveses paguen menos por esa gestión. Segundo, haber conseguido que a los alaveses les salga más barata la gestión de sus residuos. Y tercero, haber puesto en valor económico la riqueza de los espacios naturales en las poblaciones donde habitan y conviven con ellos. Porque si alguien entiende el Medio Ambiente como una lista de políticas prohibitivas es que está equivocado.