el tejido empresarial alavés está formado en su mayoría, no ya por pymes, sino por empresas que, incluso dentro de esa categoría, son especialmente pequeñas. Ser diminuto tiene sus ventajas -el tamaño no siempre importa-, pero también muchos inconvenientes, especialmente para los que no saben cómo moverse. Para paliar los defectos y resaltar las virtudes en una economía global, la cooperación entre las empresas hace tiempo que dejó de ser una opción para convertirse en una necesidad. Saber cómo, con quién, cuándo y por qué trabajar juntos es la base del futuro. Por ello, la Cámara de Comercio de Álava acogió ayer el primer Foro de Cooperación Empresarial donde, entre otras cuestiones, se expusieron algunos casos de éxito en lo que a unión de empresas se refiere, como el de Kantaurex, la asociación creada hace un par de años por cinco bodegas de txakoli para unir fuerzas y vender sus botellas en el exterior.

En dos años han logrado superar sus expectativas iniciales y estrechar lazos por medio mundo, desde Estados Unidos a Japón, y eso que son cinco porque, de las cuarenta bodegas vascas que se interesaron por cooperar entre sí en las primeras reuniones, 35 no lo vieron claro, aunque puede que ahora muchas de ellas se estén arrepintiendo. “Cuando hablas de cooperar o de crear una asociación para trabajar unidos las dudas son normales. No sabes si te van a gestionar toda la exportación y vas a perder margen de maniobra, si tú puedes hacer cosas por tu cuenta, si te van a sacar una información que no deseas... En nuestro caso los primeros contactos fueron en la Cámara de Comercio y de las cuarenta bodegas que nos interesamos acabamos siendo cinco. El resto tenían reticencias y lo descartó”, explica a este periódico Jon Zubeldia, presidente de Kantaurex y gerente de la bodega de txakoli Señorío de Astobiza, ubicada en la localidad de Okondo.

Las dudas a la hora de hermanarse con empresas de un mismo sector, que al fin y al cabo no dejan de ser competencia, son precisamente una de las grandes barreras que las firmas deben saltar y dejar atrás si quieren conquistar nuevos mercados. “Te cuestionas si vas a estar compartiendo asociación con una bodega que lo hace mejor que tú y va a vender más, o al contrario, con una peor que va a dañar tu imagen, pero ahora las cinco estamos encantadas. Acabas desnudando tu bodega ante el resto y entablas amistades y colaboraciones, además de que a la hora de exportar es mucho menos costoso para una bodega ir al extranjero en común que hacerlo solo. Compartes viaje, compartes un representante para todas reduciendo costes y normalmente logras mejores resultados. Cooperar es el futuro”, asume Zubeldia, que con Astobiza también sabe muy bien lo que es estrechar lazos empresariales incluso con socios que, a priori, podrían parecer un tanto distantes. Y es que, botella en mano, esta bodega alavesa se ha propuesto maridar txakoli y rock and roll colaborando con el Azkena Rock Festival, entre otros festivales. Gracias a un acuerdo con Last Tour International, organizadores del festival gasteiztarra y el BBK Live, los grupos pueden ponerse finos de txakoli en el backstage y la zona VIP antes -o preferiblemente después- de los conciertos. “También traen a los músicos a comer a nuestra bodega y a cambio nos dan entradas a los conciertos y nos posicionan la marca. Son colaboraciones que benefician a ambas partes y sirven para promocionar la marca”, explica Zubeldia, que ayer fue uno de los ponentes que participaron en el Foro de Cooperación Empresarial.

“si sueñas solo, sólo sueñas” Con todo, y aunque la voluntad de estrechar lazos es siempre el primer paso, las pequeñas y medianas empresas necesitan también que las instituciones públicas echen una mano como sólo ellas pueden hacerlo. Es decir, con dinero. “La financiación es fundamental, y en eso falta ayuda de las administraciones públicas para fomentar la cooperación. Se está incentivando la innovación, el desarrollo y la investigación, pero no la cooperación. Ahí las administraciones, que son las que tienen los fondos, deben dar ese impulso para poder cooperar, porque en Euskadi, con empresas tan pequeñas, no tenemos medios para lanzarnos a ese mundo”, resume una de las voces alavesas con más experiencia en la materia, el vicepresidente de Sarkis Lagunketa y presidente de Elkargi, Josu Sánchez, que responde con una frase de otro empresario, Iñaki Garmendia, para resumir la importancia de la cooperación: “Si sueñas solo, sólo sueñas”.

“La industria vasca es una industria pequeña a la que le falta de dimensión. El 90% de las empresas tiene menos de diez empleados, así que la cooperación entre empresas complementarias, que es en la que yo creo porque de lo contrario no merece la pena, es fundamental”, subraya Sánchez, presente ayer también en la sala de la Cámara de Comercio de Álava, donde antes de que el presidente de la Cámara, Gregorio Rojo, y el diputado general, Ramiro González, clausuraran el Foro, los asistentes pudieron conocer los entresijos de los consorcios de energías renovables en una mesa moderada por Enrique del Valle, gerente de la firma alavesa Del Valle Aguayo.

En pie de guerra tras la restrictiva legislación impuesta por el Gobierno de Mariano Rajoy a las energías renovables -“no hay nada igual en el mundo, una Ley que penalice por generar energía”, recuerda-, esta empresa vitoriana está colaborando con otras plataformas “para intentar formar un lobby que haga frente al Gobierno central en esta legislación, que es absolutamente nefasta y perjudicial para el sector de las renovables”.

Leyes antirrenovables a parte, para Enrique Del Valle, “en Álava hay un potencial muy bueno para poder incrementar la cooperación entre las empresas”, una práctica que en su opinión se debería fomentar desde todos los ámbitos porque “para una pyme salir fuera tiene unas dificultades muy superiores respecto a las grandes empresas”. De hecho, los nudos que se han creado entre firmas del propio sector de las renovables “pueden ser un ejemplo para los empresarios alavés a la hora de aunar esfuerzos, porque en las renovables hay un potencial muy grande y uno solo puede hacer poco”, inciden desde Del Valle Aguayo, que desde su sede en el polígono de Jundiz también forman parte de consorcios para buscar sinergías y realizar trabajos en Argelia o Sudamérica: “Es costoso, pero si no tienes afán de esfuerzo no mejoras”.

empresas El 98,8% de las empresas de Euskadi son microempresas o pequeñas empresas, con un tamaño medio de cinco empleados.

álava El 47,1% de los empleos se concentra en las grandes empresas.