Dulantzi - El mes de septiembre llega con una cita ineludible para los dulantziarras: la romería de la Virgen de Aiala que, como cada año, se celebró ayer dentro del programa festivo. Pese a que el cielo amenazaba tormenta, los vecinos no se amilanaron y se acercaron hasta el santuario de la patrona -ubicado en el solar en el que antaño se enclavó la aldea de Aiala-, atravesando la vía del tren y adentrándose por una pista asfaltada por campos de labor hasta una pequeña loma donde se encuentra un parque merendero.
Allí, en lo alto se encuentra el santuario donde se veneraba una talla gótica de la Virgen y el Niño, conocida como Virgen de Aiala. Se trata de la habitual imagen de madera de tipo Andra Mari, tallada en el siglo XIV, donde la Virgen María, coronada, aparece sonriente, llevando una flor en la mano derecha y sujetando al Niño Jesús con la izquierda. Éste aparece con el libro de la vida y en actitud de bendecir. Actualmente se custodia en la iglesia parroquial de Alegría para evitar un posible robo.
Desde mediodía el plácido paraje fue un ir y venir de gente y de coches. Todos dispuestos a pasar una buena jornada de romería. Los más pequeños tuvieron la posibilidad de divertirse jugando al fútbol, haciendo piruetas o emulando a las gimnastas en el espacio habilitado por la organización para su disfrute.
Mientras los más pequeños se divertían, los mayores se afanaban por colocar las mesas y las sillas repartidas por el Ayuntamiento para la ocasión. En las inmediaciones de la ermita del siglo XIII, el grupo de mujeres de la asociación de Amas de Casa de Dulantzi comenzaba a preparar las decenas de pintxos de chorizo y queso que posteriormente repartieron entre los presentes. Todo ello regado con un rico zurracapote. A lo largo de la mañana las cuadrillas de amigos, blusas y neskas y familias al completo dispusieron sobre las mesas ricas viandas con las que celebrar la jornada. “En nuestra cuadrilla siempre hemos preparado alubiada, pero este año vamos a cambiar”, comentaba un miembro de Aitxoak, al tiempo que un grupo de neskas extendía el mantel sobre la mesa.
Cerca de ellos una familia daba buena cuenta del hamaiketako preparado para la ocasión. Patatas, aceitunas, chorizo y pan. “No nos perdemos la romería ningún año”, comentaban varios vecinos de Dulantzi.
La localidad de la Llanada se tomará tres días de descanso para retomar su fiestas con más fuerza el próximo fin de semana.