esperanza. Ésa es la palabra que mejor describe el sentir generalizado de los txakolineros ayaleses ante la vendimia que se aproxima. Prevén lograr “la segunda mejor cosecha de la historia”. Lo dicen, claro está, con todas las reservas pertinentes a las que están acostumbradas las gentes del sector, siempre pendientes de la caprichosa meteorología. De hecho, la Denominación de Origen Arabako Txakolina asegura a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, a través de su secretario-gerente, José Antonio Merino, que “hay que tener en cuenta que septiembre puede deparar buenas o malas noticias para el viñedo alavés. La verdad es que en los últimos años se ha comportado de manera muy positiva”. Con todo, si se mantiene esta proyección, “estaríamos hablando de unos buenos niveles de producción, a nivel de 2014, con una previsión de 550.000 kilogramos de uva, que podría incluso incrementarse en un porcentaje que podría rondar el 8%”, subrayó.
En general, la situación actual del viñedo es “bastante buena”. Y eso que durante el envero “sufrimos con la seca de agosto”, matiza Merino. Sin embargo, las últimas lluvias han venido muy bien a la planta, toda vez que las tormentas no han afectado hasta ahora al viñedo de txakoli en forma de pedrisco. Lo que sí ha habido es ataques de mildiu importantes en algunas zonas, con niveles de afectación muy dispares. De hecho, en las 10 hectáreas de cultivo de uva txakolinera de la bodega Señorío de Astobiza, en Okondo, “sólo hemos visto un poco de mildiu en algunas puntas de hoja, a finales de agosto, pero que no han afectado al fruto. La uva está muy sana. Este verano, con poco agua, ha evitado el estrés hídrico a la vid, y se puede decir que ha sido un año idílico, de libro. Esperamos un cosechón, a no ser que venga algo de granizo con estas últimas tormentas, que es algo implícito en la vida del agricultor”, explica el propietario de la bodega, Jon Zubeldia. Éste espera recoger 7.000 kilos de uva por hectárea. Algo que implicaría un año de máxima producción para ellos, ya que en los últimos años han recogido 4.000 kilos por hectárea. “También compramos uva de otras 30 hectáreas de viñedo distribuidas por Artomaña, Menagarai, Artziniega, Llodio, Baranbio, Okondo, Murga y Amurrio. Todo el Valle de Ayala, ¡vamos!, ya que nuestra intención es elaborar un txakoli representativo de toda la comarca”, aclara Zubeldia.
Pero lo que ha sido positivo para unas parcelas, no lo ha sido tanto para otras. De hecho, en la otra punta del valle, concretamente en la bodega Artomaña, en Amurrio, uno de sus gestores, Josu Ortuzar, confiesa que “el agua ha ido muy justa, a penas 50 ó 60 litros en todo agosto. No nos sobra nada ni con las lluvias de estos últimos días. Y hay que tener en cuenta que están siendo aguas de tormenta y caprichosas en el caer, que no afectan a todo el viñedo por igual. Algo que sumado a la última ola de calor, con máximas de hasta 35 grados, ha hecho que la viña se haya resentido”. No obstante, la sanidad de los viñedos “es buena en general y creemos que rondaremos los mismos litros del año pasado, siempre que no nos venga una catástrofe como ha ocurrido en Rioja Alavesa”, apunta Ortuzar. De sus instalaciones salieron al mercado la pasada campaña 200.000 botellas, gracias a los kilos de uva recolectados en sus 20 hectáreas, así como a los que adquieren de otras fincas de la zona, “cuyo proceso vegetativo llevamos vigilando desde antes de primavera, y siempre que veamos que su calidad es como la que exigimos a las nuestras”.
Otra bodeguera que se confiesa “muy nerviosa” y “mirando hacia el cielo a todas horas, porque fíjate lo que les ha pasado a los viticultores de Villabuena de Álava”, es Rosa Segurola, de la txakolinería Beldui, en Llodio. “Yo el resto del año soy feliz, pero ver que ahora mismo los racimos están preciosos y más cargados que el año pasado, con la posibilidad de rozar los 25.000 litros, frente a los 20.000 habituales que elaboramos con la uva de nuestras seis hectáreas, y estar con la incertidumbre de que llegue el pedrizo y estropee todo el trabajo del año, hace que este mes esté que muerdo. Así que con ganas de empezar ya a vendimiar, pero no se puede porque la uva no tiene aún el grado suficiente”, afirma resignada. Sin embargo, en esa resignación asuma algo de esperanza, ya que parece que la vendimia se va a adelantar.
Adelanto de la vendimia El dato lo corroboran desde el Consejo Regulador de la Denominación de Origen. “Ahora mismo sí valoramos un posible adelantamiento de la vendimia, ya que los niveles de azúcar en estos momentos rondan entre 6 y 8,5 grados, con lo que hay viticultores que valoran que algunas fincas podrían necesitar ser vendimiadas a finales de septiembre. No obstante, la generalidad del sector valora un adelanto de una semana, esto situaría la campaña a primeros de octubre y con la posibilidad de tenerlo terminado para el Pilar”, puntualiza Merino.
Desde la bodega Artomaña, en cambio, no se atreven a dar una fecha tan exacta. “Es pronto para decirlo y, aunque ya se ha efectuado alguno, los controles serios de maduración no se comenzarán a hacer hasta esta semana; aunque sí estimamos que la vendimia viene algo adelantada y que podremos comenzar en los primeros días de octubre”, apunta Ortuzar.
En las alturas de la bodega Señorío de Astobiza, con un clima un poco más cálido, las estimaciones coinciden, aunque son algo más claras, ya que comenzaron con las pruebas de grado el pasado 1 de septiembre, en cada una de sus siete parcelas. “Por lo que estamos viendo, podremos empezar a vendimiar casi con total seguridad la primera semana de octubre. Los dos últimos años no son de referencia, porque en 2014 vendimiamos el 23 de septiembre y en 2013 un tardío 27 de octubre; pero este año se adelantará una semana”, subraya Zubeldia. No obstante, aclara que “dependerá de estas últimas lluvias porque engorda el grano, pero no el grado, ya que disminuye la concentración de azúcar”.
En cuanto al aspecto comercial, “si sigue comportándose como ha sido hasta ahora, con un año 2015 con una buena comercialización exterior, va a venir muy bien el crecimiento productivo o mantenimiento que esperamos para esta campaña, ya que sería la segunda mejor de nuestra historia”, apunta Merino. Y es que todavía queda camino para superar el récord histórico de 2012, cuando llegaron a las bodegas 610.000 kilogramos de uva que permitieron comercializar 510.000 botellas del oro líquido de los campos ayaleses.
Arabako Txakolina con poco más de 100 hectáreas de viñedos plantadas en Llodio, Amurrio, Ayala, Artziniega y Okondo es a día de hoy la Denominación de Origen en extensión más pequeña del Estado y la más joven de Euskadi, ya que fue reconocida como tal en 2001. Por ello, algunas de sus plantaciones son muy jóvenes e irán entrando en plena producción en los próximos años. La previsión del Consejo Regulador es que cuando se alcance la plenitud, Arabako Txakolina -con hasta el momento ocho bodegas adscritas- producirá un millón de botellas anuales, y se quedará ahí, ya que de momento, los viticultores han descartado solicitar nuevos permisos a la Diputación foral de Álava para aumentar la superficie de plantación.
Con todo, a las decenas de personas que hay detrás de las txakolinerías laudioarras Garate y Beldui; la Señorío de Astobiza, en Okondo; y las amurrioarras del Refor (Xarmant), Txomin Solaun (Mahatxuri), Artomaña (Eukeni), Arzabro en Delika (Ametsa) y Goianea, en Saratxo (Bat Gara-Uno), hay que reconocerlas su mérito si se tiene en cuenta que el txakoli en el Valle de Ayala se encaminaba, hace menos de tres décadas, hacia la desaparición. Gracias a la cabezonería y el arduo esfuerzo de un grupo de auténticos visionarios que confiaron ciegamente en su proyecto, hoy toda la provincia puede presumir de un producto de excelente calidad, que se ha llegado a colar en las cartas de vinos de los más selectos restaurantes. Si las tormentas dan tregua, en poco menos de un mes, el sector se podrá felicitar por otra gran cosecha, tanto en cantidad como en calidad.