gasteiz - Son al menos ya cinco años, con tres gobiernos municipales diferentes, y las cosas siguen igual. Ayer el interventor municipal vitoriano, Alfredo Barrio, presentó su informe sobre la situación del Ayuntamiento gasteiztarra en 2014 y volvió a advertir, una vez más, sobre unas cuentas que se siguen moviendo en el filo de la navaja.
El Consistorio vitoriano no ahorra porque se gasta todo el dinero que entra en sus arcas, lo que significa que no puede hacer frente a gastos repentinos, y que la mayor parte del año no hay dinero líquido en la caja. Barrio, que gusta de comparar la Hacienda vitoriana con una familia normal y corriente cada vez que explica a los concejales cómo están las cosas, volvía a ayer a advertir sobre la gravedad de un problema “cada vez mayor”.
Dice el informe del funcionario fiscalizador de las cuentas municipales que “el margen entre ingresos corrientes y gastos corrientes es prácticamente nulo”, lo cual “ahoga la situación financiera del Ayuntamiento a la hora de poder acometer nuevos gastos que necesiten una financiación distinta a la proveniente de subvenciones de otros entes”.
Es decir, a la gran familia vitoriana se le va toda la nómina en pagar la luz, el agua, el wifi, los créditos con el banco y algún que otro capricho. No ahorra, y por tanto no puede plantearse cambiar de coche, irse de vacaciones o, lo que es peor, hacer frente a facturas inesperadas del colegio de los niños o inoportunas derramas de la comunidad de vecinos.
Además, “los ratios de tesorería y financieros son negativos”, un signo que “guarda estrecha relación con la ausencia de ahorro neto, así como con la ausencia de remanente de tesorería. El remanente de tesorería no se hace efectivo en términos de liquidez por la falta de realización de los derechos pendientes de cobro dentro del ejercicio. En la medida en que esos derechos pendientes de cobro no se conviertan en liquidez a corto plazo, y se utilice como fuente de financiación un remanente de tesorería inexistente, estaremos ocasionando un perjuicio financiero a la entidad”, añade el informe.
Es decir, el margen entre ingresos y gastos es tan estrecho que cada fin de mes el cajero automático se niega a soltar dinero a la familia vitoriana, que además el año pasado sólo cobró poco más de la mitad de los 71 millones de euros que le debían, lo que viene a agravar la situación. La familia cuenta con ese dinero que no ha cobrado como si estuviera en sus cuentas corrientes, pero como realmente no está lo que ocurre es que se genera un agujero.
Es más, la cifra de los cobros no ejecutados, 32 millones de euros, coincide casi exactamente con el saldo negativo de tesorería del conjunto del 2014, de 35 millones.
No por dejar de cobrar la mitad de las facturas pendientes, esta familia deja de cumplir la mayoría de sus obligaciones, y éste es así el último de los elementos que desestabilizan a la institución, aunque realmente tampoco en 2014 el Ayuntamiento pagó a todos sus acreedores; sólo pagó más de lo que cobró. “Los cobros son inferiores a los pagos, lo que unido a la existencia negativa de fondos líquidos presupuestarios, la ausencia de remanente de tesorería, así como la ausencia de ahorro neto, hacen necesaria la adopción de medidas que mejoren sustancialmente estos ratios y magnitudes presupuestarias”, señala el informe al respecto.
Dice el interventor que urge “mejorar sustancialmente la relación entre los ingresos y gastos de naturaleza ordinaria”, que el Ayuntamiento gaste menos de lo que ingresa. También dice que se debe “garantizar la existencia de un remanente de tesorería en términos de liquidez”, que haya dinero en la cuenta corriente. Por último, el interventor pide “garantizar la sostenibilidad financiera” de la institución, que precisamente iba a cerrar el 2015 con un déficit de entre 63 y 68 millones de euros tras un par de ejercicios en los que el PP logró estabilizar los ingresos y gastos municipales, tal y como exigen las leyes estatales si se quiere uno endeudar, aunque a costa de recortar servicios públicos y financiar sus proyectos con dinero del Gobierno Vasco.
Ese esfuerzo ahorrador se ha traducido a la postre en un último año de legislatura en el que al Presupuesto municipal diseñado por los populares le faltaban más de sesenta millones para ajustarse a la realidad. En mayo pasó lo que pasó, y el PNV se encontró con un desfase al que ahora trata de hacer frente mediante un plan que pasa por pedir más dinero al banco, sacar dinero de las sociedades públicas Gilsa y Amvisa (en este último caso mediante la venta a la empresa de patrimonio municipal) y vender suelo del Ayuntamiento.
Ampliación del vertedero Por otro lado, el próximo viernes la Junta de Gobierno Local adjudicará la ampliación del vertedero de Gardelegi, que recaerá en Vías y Construcciones tras una ajustada pugna con Onaindia, ya que ambas empresas habían obtenido la máxima puntuación en el concurso. La obra se licitó por 3,4 millones de euros y finalmente costará sólo 1,7 millones, una espectacular oferta que los técnicos municipales han examinado en detalle para decidir si se incurría o no en baja temeraria, pues en esas cifras se mueve. Se pidió explicaciones a Vías y se analizó la documentación recibida.
Parece ser, han dictaminado los funcionarios municipales, que no hay baja temeraria injustificada, y por ello la mesa de contratación dio el lunes el visto bueno a la adjudicación que se materializará el viernes. El Ayuntamiento sufragará el 20% de los trabajos de ampliación de Gardelegi, y el 80% restante correrá a cargo de los fondos de cohesión de la Unión Europea.