Vitoria. Hay citas a las que los vitorianos nunca faltan, y aunque ésta es una época en la que el estío y las vacaciones llevan a muchos gasteiztarras a exiliarse en climas más amables que el nuestro, hoy en las calles de Gasteiz hay ambiente más que de sobra como para disfrutar un año más del día de Santiago.
Ya a primera hora de la mañana neskas y blusas se dirigían al centro, cruzándose por el camino con quienes, derrotados y somnolientos, o incluso aún apurando los últimos minutos de la farra nocturna, se dirigían al catre.
Los ajos de la cuesta son sin duda uno de los símbolos en el ensayo general de La Blanca, y al parecer la gente ha cumplido, estimulada por un clima fresco pero seco, que no invita mucho a tomar el mariano en una terraza, pero sí a pasear y recorrer los puestos en busca de la mejor relación calidad-precio. Los comerciantes no se quejan de cómo va la mañana, las ventas han fluido en una calle atestada, y por la Virgen Blanca bajaban esta maana parejas mayores, familias jóvenes y algún solitario con la ristra al hombro, sorteando a los vendedores de globos, a los turistas y a las decenas de blusas y neskas que, al son de las charangas, bailaban los éxitos de ayer, de hoy y de siempre con ese plus de intensidad que siempre aportan las secciones de viento y las alocadas cajas y bombos de los músicos festivos.
Por delante les esperaba a todos un larga jornada en una ciudad cuyo segundo plato fuerte se servirá ya por la tarde. El paseíllo de ida y vuelta a los toros, salvo por el pequeño detalle de que no hoy no hay toros, sino un Gran Prix popular para neskas y blusas, es otra de las citas ineludibles para nativos y visitantes, que esta tarde tarde cubrirán cada una de las baldosas del camino que separa la calle Dato de la plaza del Renacimiento para ver el espectacular desfile.