la batalla contra el fracking ha vivido en el plazo escaso de un mes dos exitosos capítulos en Euskadi, gracias a la aprobación de la ley que eleva los criterios ambientales para evitar el desembarco de esta técnica y, también, a la celebración de la #frackanpada, un foro inédito para el activismo a nivel mundial que ha tenido su epicentro en la localidad de Subijana de Álava. La Acampada Internacional contra el Fracking cerró este pasado domingo una intensa semana de aprendizaje junto al lugar donde se había proyectado el “asalto” de la fractura hidráulica al territorio histórico y sus organizadores se afanaban todavía ayer en dejar en su estado original el espacio ocupado desde el lunes 13 para su desarrollo. El punto final a siete jornadas de actividades, reivindicación y también celebración que han dejado un regusto “muy positivo” en el seno de Fracking Ez Araba, la entidad impulsora de la #frackanpada, sorprendida por el ingente volumen de personas de gran parte del Estado y de numerosos puntos del planeta que se han acercado hasta Subijana.

Iñigo Leza, miembro del movimiento antifracking, pone voz a la satisfacción que invade a este colectivo una vez concluida la Acampada Internacional, que al menos en lo que respecta a Álava todo apunta a que será su primera y última experiencia. “En la asamblea final hubo gente que comentó que se podría repetir en otros sitios, pero nuestra intención era hacer sólo ésta. Eso no quita para que pueda volver a repetirse si la amenaza del fracking sigue”, advierte Leza, poniendo el foco en territorios limítrofes como Burgos, donde continúa planeando la sombra de esta técnica.

Según los números manejados estos días por Fracking Ez Araba, en los primeros días de la #frackanpada se acercaron hasta Subijana y pernoctaron allí entre 250 y 300 personas, una cifra que se fue incrementando paulatinamente, a medida que el fin de semana se echó encima. En ese punto, la afluencia se disparó hasta los 500 asistentes acampados, a los que hubo que sumar a numerosas personas, sobre todo vecinos del entorno, que se acercaron hasta Subijana a escuchar una o varias charlas y a cenar para después regresar a sus respectivos domicilios. “Tanto los primeros días como el fin de semana hemos tenido muy buen ambiente y participación, más allá de lo esperado. Nos hemos conocido, hemos aprendido mucho y hemos hecho contactos”, detalla el activista. La experiencia colaborativa y autogestionada de la #frackanpada se ha extendido hasta más allá de su celebración, ya que ayer todavía quedaban en Subijana numerosos campistas ajenos a Fracking Ez Araba colaborando en las labores de desmontaje.

La buena climatología, aunque por momentos el sol apretó de lo lindo en Subijana, ha ayudado también a que la cita se haya desarrollado según lo previsto, salvo por alguna charla puntual que debió suspenderse a última hora. El único momento de “tensión” -apunta Leza- tuvo lugar el sábado por la tarde, antes de iniciarse los conciertos de la jornada, cuando una fuerte chaparrada sorprendió a los asistentes y a punto estuvo de trastocar el programa. Todo quedó en un susto. Las pocas actividades que durante la semana se cayeron del programa fueron suplidas por otras que surgieron sobre la marcha, gracias a la iniciativa de los propios asistentes a la #frackanpada, que improvisaron charlas y otro tipo de tareas. Una ensalada de procedencias condimentada por vascos de todos sus territorios históricos, catalanes, castellanos, madrileños, cántabros, andaluces, franceses, alemanes, ingleses, rumanos, ucranianos o de los dos subcontinentes americanos.

La pregunta que surge ahora es obvia, a la vista de la aprobación de la ley antifracking y de que la #frackanpada, pese a su evidente éxito, no tiene vocación de continuidad. ¿Qué pasos le esperan ahora al activismo local? “Las leyes hay que hacerlas cumplir y ahí debe existir también la presión popular. La posibilidad de que esa norma se cambie está ahí, así que tendremos que estar vigilantes”, responde Leza.