un imponente andamio cubre ya por completo la pared del número 27 de la calle Reyes de Navarra, en pleno corazón de Zaramaga. Un edificio muy característico en este barrio, de ladrillo rojo, que a lo largo de las tres próximas semanas se llenará de vivos colores gracias al Itinerario Muralístico de Vitoria-Gasteiz (IMVG). La ciudad pintada, el proyecto colaborativo que comenzó a dejar su impronta en el Casco Viejo allá por el año 2007 y que después extendió sus raíces por el distrito obrero del norte de la ciudad, avanza ya en la que será su decimoquinta obra, aún sin título pero centrada en una original temática, la simbiosis. Los voluntarios que darán forma a este mural, acompañados por su directora, Karen Warner, y su ayudante Luis Carlos Orduz, se encaramaron ayer por primera vez a la estructura metálica y así lo seguirán haciendo hasta el 7 de agosto, en plenas fiestas de La Blanca, fecha prevista para su finalización.

Fue un día de emociones fuertes para Warner y Orduz, a punto de hacer realidad el sueño que han estado construyendo en un taller de la cercana calle Puerto de Herrera con el mismo grupo de 20 personas que ahora escalarán por el andamio para trasladarlo de los bocetos a la pared. La artista gasteiztarra, emocionada también con la “increíble” respuesta de las gentes del barrio, celebró que los voluntarios hayan logrado vencer el miedo a las alturas en estas primeras horas de trabajo, que fundamentalmente han servido para poner a punto la pared de cara a su posterior pintado. “Hoy -por ayer- estamos un equipo básico de emergencia para empezar”, reconoció la artista. En esta fase, los padres de la obra realizarán una primera cuadrícula sobre la pared, la imprimarán, esperarán a que se seque, harán una segunda cuadrícula y en ese momento ya podrán comenzar a utilizar el color. “La gente tiene muchas ganas”, aseguró por su parte Orduz.

Para quienes todavía no hayan tenido la ocasión de verlo sobre el papel, el nuevo mural será una explosión de color donde el mundo animal y vegetal y sus relaciones tienen todo el protagonismo, en el que la asociación entre distintas especies permite a todas ellas sacar provecho de la vida en común. Se trata, en definitiva, de devolver la biodiversidad al barrio y hablar de las problemáticas sociales, pero no de forma tan explícita, mediante fantásticas relaciones soñadas entre distintos seres. Una obra colorida, llena de ilusión, cooperación y convivencias fabulosas que suceden en un ecosistema concreto que bien podría ser Zaramaga, con la cercanía emocional de sus vecinos, optimismo, intenso pasado y multiculturalidad.

El boceto definitivo de la obra está listo desde el pasado 29 de junio y, de hecho, los voluntarios iban a comenzar a trabajar sobre el andamio hace casi tres semanas, pero la burocracia ha impedido colocar la estructura hasta ahora. Cabe recordar que, en esta ocasión, trabajarán sin la ayuda de las Brigadas de la Brotxa, cuya partida económica fulminó el anterior gobierno municipal en manos del PP.

colaboración fructífera Por de pronto, la colaboración entre Warner y Orduz para dirigir la elaboración del mural ha sido muy fructífera, según reconoció el segundo entre risas: “Nos hemos compaginado muy bien y todo ha salido sobre la marcha. De momento no nos hemos tirado de los pelos”. Hasta que por fin ha llegado la hora de subirse al andamio, a Warner le ha tocado “contener la ilusión de la gente, porque todos querían empezar ya”, y por otra parte dominar los “nervios” propios.

Esta obra será la tercera experiencia colaborativa que cobrará vida en Zaramaga, tras el mural en memoria de las víctimas del 3 de marzo que decora la fachada del número 28 de Reyes de Navarra y la recientemente inaugurada En la cresta de la Arruga, que se ubica en la calle Mendoza, número 59. Su nuevo hermano, que se hará realidad en pleno centro neurálgico de Zaramaga, frente al edificio de Telefónica, pretende servir como punto de conexión entre los dos primeros.

La ampliación del IMVG a través de Zaramaga no se detendrá ahí, ya que durante el próximo año 2016 y también en la época estival comenzará a construirse otra obra, que ya será la cuarta del barrio, aunque todavía su temática y ubicación son una incógnita. “La gente tiene necesidad de que se hagan cosas de este tipo y que estén en todas partes. Tiene mucha sensibilidad cultural”, celebra Warner, “muy contenta” con la acogida de los vecinos.