vitoria - La estampa pedaleadora no dejaba lugar a dudas. Una vez más, y ya van once, la Vuelta al Anillo Verde en Bicicleta volvía a ser un éxito. La iniciativa, organizada por el Centro de Estudios Ambientales para animar a los gasteiztarras a disfrutar del privilegiado entorno que les rodea practicando deporte, reunió a trescientas personas. Tantas como plazas ofertadas. Familias, jóvenes, adolescentes, mayores... Y entre ellos, algunos políticos que no dudaron en cambiar la corbata por el reglamentario casco ciclista, como el teniente de alcalde de la ciudad, Borja Belandia, y el coordinador general de Urbanismo y Medio Ambiente, Álvaro Iturritxa.
Los participantes salieron a las nueve y media de la mañana del punto de partida, instalado junto al centro de interpretación de la naturaleza Ataria. El cielo estaba pintado de nubes y el calor no terminaba de apretar. Se estaba bien, muy bien. Desde allí, se adentraron en los humedales de Salburua para contemplar o redescubrir un conjunto de espacios naturales que se han consolidado como el gran pulmón de la ciudad, resolviendo la transición entre el medio rural y urbano. En total, fueron 30,8 kilómetros entre caminos afirmados, zonas peatonales y calzada, sin demasiada dificultad, que tanto niños como mayores disfrutaron de lo lindo de la mano del Centro de Estudios Ambientales.
Y así, con ese privilegiado guía, los ciclistas pudieron saber más de los lugares de especial interés del Anillo Verde. Uno de ellos es el río Alegría, que actúa como corredor ecológico entre los humedales de Salburua y el Zadorra, permitiendo el paso de especies -algunas gravemente amenazadas, como e visón europeo- entre dos de los espacios más valiosos del municipio. Otro, el Zadorra, que en varios tramos acoge hábitats de muy alta riqueza ecológica. Los que han motivado su declaración como LIC (Lugar de Importancia Comunitaria) dentro de la Red Europea Natura 2000 de Espacios Naturales Protegidos.
El frescor de primera hora de la mañana cedió el testigo rápidamente a un calor que prometía ser más asfixiante conforme transcurriera la jornada, pero las sombras del Anillo Verde regalaron a los ciclistas el aliento necesario para continuar. Además, la marcha contó con un equipo médico y con varios vehículos de apoyo. Y no hubo contratiempos que lamentar. La prueba se desarrolló en perfecto ambiente dominical, sin prisa y sin pausa, pasando por espacios tan deliciosos como el yacimiento arqueológico de Atxa, las lagunas de Zabalgana, la basílica de Armentia o el cerro de Olarizu. Y al regresar a Ataria, hubo avituallamiento y regalos.