foronda disfruta en esta época estival de algo extraordinario: pasajeros. Paradójico, cierto. Pero el aeropuerto alavés, salvo los enlaces que estas semanas unen Vitoria con Mallorca, Menorca y Jerez de la Frontera, se encuentra huérfano de vuelos comerciales el resto del año después de que en agosto de 2012 el Gobierno de Mariano Rajoy (PP) decidiera poner en marcha el llamado plan de eficiencia aeroportuaria. Con aquello, la terminal perdió la licencia H24 y pasó a operar sólo por las noches. La carga ha sustentado desde entonces al aeródromo, que pese a todo, y gracias a la pujanza de DHL, ha ido incrementando los guarismos de mercancía transportada en sus instalaciones, manteniéndose en el cuarto puesto de la red AENA.
Unos datos que, irónicamente, han servido durante los últimos tres años para que desde Madrid la ministra de Fomento, Ana Pastor, y desde Vitoria el ahora exdiputado general Javier de Andrés aseguraran que las cifras de Foronda no evidenciaban otra cosa que su gran estado de salud. La ministra popular se ha pasado este tiempo, de hecho, obviando los intereses de la infraestructura gasteiztarra con concesiones paupérrimas, como la reciente ampliación del horario de apertura para el aeroclub en unas franjas, por cierto, “totalmente opuestas” a las que ellos solicitaban.
Y así, sin noticias de la recuperación del H24, que según Fomento, regresaría en función de las necesidades, ni de la reactivación del Puesto de Inspección Fronterizo (PIF), que ni siquiera tras la solicitud de la empresa Decoexsa para su puesta en marcha el Gobierno central ha sido capaz de reabrir, Foronda ha asistido impertérrito a lo que empleados y políticos -al menos una mayoría de ellos- han considerado decisiones de agravio y clara preferencia del PP hacia terminales vecinas, especialmente la burgalesa de Villafría, ubicada en un feudo tradicional del Partido Popular.
Por eso, ahora que ese aeropuerto vive sus horas más bajas, con la pérdida de absolutamente todos sus vuelos comerciales después de que su última baza, Leon Air, se despidiera hace unos días -antes, en enero, lo hizo Air Nostrum- las miradas del sector se han fijado especialmente en Burgos, a la espera de comprobar si Fomento toma alguna decisión, como hiciera en su día con Foronda, o sigue depositando su confianza en el aeropuerto castellano-leonés que peores números presenta de los cuatro de esta comunidad. Pero parece que la confianza se mantiene, como lo ha hecho hasta ahora con movimientos destinados a su impulso que, visto lo visto, no están cristalizando como el Gobierno central esperaba.
Aunque las comparaciones son odiosas, actualmente, Foronda abre de 20.30 a 8.30 horas y cuenta con una plantilla de alrededor de veinte personas. Villafría está operativo durante seis horas diurnas y cuenta con una docena de trabajadores. Burgos ya no tiene vuelos ni regulares ni en periodo vacacional -como sí tiene Vitoria en periodo estival-, ni carga, el gran potencial de la instalación gasteiztarra. Mientras proyectos como el Vitoria International Air Park (VIAP), el polígono logístico que se debería haber empezado a levantar ya alrededor de Foronda, siguen congelados sine die a la espera, según aseguraba recientemente la consejera vasca Ana Oregi, de que AENA dé el paso y modifique el plan director del aeropuerto de Vitoria para allanar el convenio firmado en 2011, Fomento sellaba hace menos de un año su impulso al de Burgos a través de la ampliación de 220.000 metros cuadrados del centro de transporte de Villafría, anexo a la terminal, con el que busca relanzar el transporte de carga en el aeródromo burgalés y competir así con la logística alavesa.
“Supone un fuerte revulsivo para la logística del norte de España”, recalcó Pastor. Este nuevo centro de transporte competirá también en el futuro con el puerto seco de Arasur, cuyas obras de la playa de vías arrancarán en noviembre. El acuerdo de AENA con Burgos, ciudad gobernada por el PP, se concretaba en la cesión de 220.000 metros cuadrados de su propiedad para la ampliación del centro de transporte anexo al aeródromo.
La firma del acuerdo, que llevó a Pastor a Burgos el pasado mes de octubre, provocó de hecho que el grupo parlamentario vasco pidiera a la ministra que fuera “honesta” y dijera “a las claras y de una vez si Foronda está en los planes de Fomento”. La parlamentaria del PNV, Isabel Sánchez Robles, recordaba las declaraciones que la representante del PP había realizado días atrás al asegurar que el nuevo centro logístico anexo al aeropuerto de Villafría sería “de diez”. “¿Y el aeropuerto de Foronda y las plataformas logísticas de Jundiz y Arasur de qué van a ser?”, preguntaba a la ministra.
Junto al impulso logístico a Villafría al tiempo que se enterraba un poco más el VIAP, Fomento concedía también a Burgos el permiso necesario para operar vuelos internacionales fuera de la conocida como zona Schengen, compuesta por 26 países europeos, previas obras para adecuar el control de aduanas entre otras cosas de la terminal sufragadas en su totalidad por AENA. Un apoyo que debía haber servido de muelle para que Burgos potenciara su aeródromo. Por aquel entonces, el alcalde de la ciudad castellano-leonesa, Javier Lacalle, aseguraba también que AENA no descartaba la posibilidad de ampliar la pista de este aeropuerto, que cuenta con una longitud de 1.500 metros, que limita las posibilidades de que aeronaves de gran tamaño puedan aterrizar en su pista.
Con Foronda en la última posición de los planes de Fomento y aeropuertos vecinos recibiendo mejores cuidados por su parte, la realidad, y los números, no parecen refrendar la apuesta aeroportuaria del Gobierno popular, que de la noche a la mañana se ha quedado sin vuelos comerciales y sin el salvoconducto de la carga.