vitoria - Es verano. Y en la calle Urbina parece otoño. Un otoño de hojas secas, colillas abandonadas, papelajos avejentados, restos de quién sabe ya qué, trasnochadas manchas de resina... Está sucia, pegajosa. Da pena. Mucho. Objetivamente. La comparación con el parque del Norte y las vías adyacentes resulta odiosa. Y hay un por qué. Los vecinos aseguran que hace cinco meses ya que el servicio de limpieza no pasa por este espacio peatonal que conecta el barrio de Zaramaga con el Casco Viejo. Lo que todavía no han descubierto es el motivo del abandono. Están cansados de llamar al Ayuntamiento de Vitoria y a las contratas encargadas del aseo de la ciudad y de no obtener respuesta.

“Se pasan la pelota entre sí, sin darnos explicaciones”, critica Ángel Maeso, uno de los residentes más activos en esta ardua batalla. Porque si algo no les ha faltado es insistencia. Hasta han remitido un escrito al Consistorio firmado por los administradores de los distintos portales exponiendo la situación. Pero nada.

El hartazgo de los vecinos de la calle Urbina aumenta al mismo ritmo que crece la suciedad. Y eso que algunos comerciantes y residentes han acabado por ponerse manos a la obra para adecentar mínimamente las entradas y salidas de sus locales y viviendas. Pero ésa no es la solución. Ellos pagan sus impuestos como el resto de vitorianos y lo único que esperan del Ayuntamiento es que cumpla con su parte. “Qué menos”, apuntillan. Así que les desespera comprobar cómo los días transcurren, caen las hojas del almanaque, una tras otra, y siguen abandonados a su suerte, mientras ven pasar operarios, escobas y barredoras por el parque que asoma casi a sus pies y las demás vías de la zona. “Que limpiarán mejor o peor, porque conocemos las quejas que ha habido durante todos estos años por la calidad del servicio prestado, pero por lo menos hacen acto de presencia. A nosotros nos sortean”, dice Maeso.

En el Ayuntamiento de Vitoria “conocen bien” la discriminación que denuncian los vecinos de la calle Urbina. Cada dos por tres, los teléfonos municipales arden. “Hemos llamado y seguimos llamando a todos los departamentos y áreas implicadas: a Gestión de Residuos, a Vía Pública, a Limpieza, a Parques y Jardines... Y al 010. Todo son buenas palabras, pero no nos aclaran qué está pasando y nadie pasa por aquí”, explican. También se han puesto en contacto con FCC y con Perica, con resultados un tanto sorprendentes según la versión de los afectados . “Los primeros nos dijeron que a ellos no les corresponde esa labor, que sólo se encargan del servicio de contenedores. Los segundos nos reconocieron que habían recibido órdenes de no limpiar nuestra calle”, sostiene Maeso. ¿Por qué? ¿Con qué argumento? “Sólo nos dijeron eso, no el motivo”, continúa, “y desde el Ayuntamiento es exactamente igual, pues no nos dan ninguna razón”.

Esa impotencia es lo que ha llevado a Maeso, arropado por otros vecinos, a llamar a las puertas de los medios de comunicación. La esperanza que le queda es que, al hacerse pública la situación, el Ayuntamiento le ponga remedio. El cambio en el gobierno, que ha venido de la mano de una serie de cambios en la nueva contrata de limpieza para mejorar el servicio, es su otro acicate. Malo sería que toda esa implantación de medidas de calidad no fuera acompañada de la incorporación de la calle Urbina en el mapa de limpieza de la ciudad. “¿Es tanto pedir?, se preguntan los afectados.