vitoria - Con la expansión urbanística de Vitoria más allá de la vieja circunvalación, la ciudad se puso arquitectónicamente atrevida. El barrio de Lakua fue el primero en ver brotar edificios modernos, descarados, un tanto incomprensibles para el gusto tradicional. Entre ellos, el bloque de 168 pisos sociales de la calle Xabier, al que pronto los vecinos rebautizaron como Alcalá Meco o El corredor de la muerte por la disposición de las escaleras entre rejas. Lo que no podían imaginar, sin embargo, es que acostumbrarse a esa estética sería lo de menos. Al igual que posteriormente ha ido sucediendo con ciertas viviendas de Salburua y Zabalgana, sus casas se convirtieron en una pesadilla. Paneles que se caen de la fachada, humedades con charcos y moho dentro de las casas y garajes... Problemas que empezaron con la entrega de llaves en 2003 y que “van a más” pese a que una sentencia emitida en 2013 exigía su resolución en un plazo máximo de un año.
Una cinta puesta hace unas semanas por los Bomberos a lo largo de los portales 7, 9, 11, 13, 15, 17, 19, 21, 23 y 25, tras la última llamada de preocupación de los vecinos, ha sido la única respuesta a un miedo que a juicio de los afectados está justificado. Al parecer, con las fuertes temperaturas, la probabilidad de que las placas que cubren la fachada se precipiten contra el suelo se dispara. “Cada una está sujeta con quince remaches que tienden a saltar con las oscilaciones térmicas. Y pesan entre veinte y treinta kilos. El peligro es evidente”, advierte uno de los residentes, Rafael Moriel. En este momento, tres penden visiblemente de un hilo, pero “podría caer cualquiera”. No sería la primera vez que sucede. “Desde el principio hemos estado así”, sostiene, “y alguna vez la constructora ha hecho reparaciones, pero hace ya tiempo que no”. Además, no quedan paneles de repuesto y el modelo dejó de fabricarse, así que cuantas más losas se desprendan más calvas habrá, incrementando el problema de humedades que sufren los propietarios de puertas para dentro.
La impotencia es total. Los vecinos no pueden entender por qué la sentencia de la Audiencia Provincial de Álava sigue sin cumplirse, cuando ésta obligaba a Visesa -promotora dependiente del Gobierno Vasco responsable de las viviendas-, Lagunketa -la constructora- y varios técnicos implicados en la obra a arreglar lo que se consideran “graves deficiencias de edificación” para junio de 2014. Para colmo, hace un año, cuando se cumplió el margen, se solicitó el nombramiento de un perito judicial que tasara la valoración para que los residentes pudieran contratar a una empresa que solucionara los fallos y éste “se negó a hacerla”. Así que ahora la comunidad está esperando “a que se designe a uno nuevo”. También aguarda la respuesta del Ayuntamiento al informe que los Bomberos emitieron después del enésimo riesgo de desprendimiento de las placas. “De momento, no sabemos nada de nadie. Y aquí seguimos. Con los accesos principales bloqueados y con los problemas de insalubridad”, critica Moriel.
Jamás ha habido quien haya querido asumir los fallos. En el juicio, los arquitectos Ercilla, Campo y Mangado vendieron el edificio como una propuesta espectacular. Las únicas deficiencias que reconocieron las atribuyeron al proceso constructivo. Lagunketa sostuvo que las obras se hicieron conforme al proyecto. Los arquitectos técnicos opinaron que los problemas, de haberlos, serían culpa del diseño, no de la ejecución. Y Visesa sólo reconoció imperfecciones que, a su juicio, se fueron subsanando con el tiempo. Para los afectados, está claro. “Las administraciones públicas están teniendo una actitud desleal e irresponsable, alargando todo esto sin justificación alguna. ¿Hay que esperar a que haya heridos o muertos? ¿Y quién será el responsable?”.
Sentencia favorable. Tras años de reclamaciones y de un tedioso proceso judicial, el 19 de junio de 2013 la Audiencia Provincial de Álava dictó sentencia en favor de la comunidad de vecinos de la calle Xabier, obligando a Visesa, Lagunketa y arquitectos técnicos a resolver las deficiencias, atribuidas a “graves defectos de construcción”.
A la espera. La sentencia instaba a realizar los arreglos en un plazo máximo de un año, pero éstos no se llevaron a cabo. Entonces los vecinos solicitaron un perito judicial que tasara los fallos para contratar a una empresa y abordar las deficiencias de forma subsidiaria. El perito no cumplió su parte. Ahora, esperan a que se nombre otro. El Ayuntamiento de Vitoria, por su parte, sigue sin pronunciarse por el informe de los Bomberos emitido hace poco por el nuevo riesgo de caída de placas.
Este vecino del bloque de la calle Xabier alerta del riesgo de que las placas se contraigan y salten los remaches que las sostienen, algunos a duras penas ya.