gasteiz - Cuatro años dan para mucho, pero también son muchos los retos que se acumulan sobre la mesa de trabajo del flamante diputado general de Álava, Ramiro González, desde este primer día de la nueva legislatura. A la espera de concretar todas las piezas del nuevo gobierno de coalición con PNV y PSE como compañeros de viaje, los nuevos mandatarios forales tendrán en su mano una ardua labor no sólo a la hora de trasladar sus programas del papel a la realidad, con la economía, el empleo y las políticas sociales como puntales, sino también para reconstruir las relaciones con asociaciones, colectivos o instituciones con los que el ejecutivo de Javier de Andrés ha tenido sus más y sus menos durante el recién concluido mandato. Avanzar hacia la integración de Trebiño en Álava y el desmantelamiento definitivo de Garoña, dos decisiones que en definitiva estarán en manos del Gobierno central, también quitarán el sueño al nuevo equipo comandando por González.
Al margen de las medidas de estímulo para consolidar la recuperación económica y crear oportunidades de empleo para las 26.000 personas que engrosan las listas del paro en la provincia, el nuevo Ejecutivo foral tendrá en la resurrección del aeropuerto de Foronda otra de sus principales líneas de actuación. La recuperación del H-24 y del Puesto de Inspección Fronteriza (PIF) mutilados por el Gobierno central, así como el impulso de la logística bajo el proyecto Vitoria Álava Solución Logística (VIAL), son los tres objetivos fundamentales relacionados con el aeropuerto gasteiztarra que González deberá buscar. En el ámbito medioambiental, ejercer de contrapeso para evitar la reapertura de la central nuclear de Garoña que pretende el Ejecutivo Rajoy también figurará en su agenda.
La normalización -y algunos casos reconstrucción- de las relaciones con colectivos de toda índole será otra de las tareas de gobierno más arduas a las que se enfrentará el nuevo diputado general de Álava. No en vano, muchos de los diputados que hasta la fecha han ejercido de mano derecha del popular Javier de Andrés no se han caracterizado, precisamente, por su mano derecha. Empezando por el diputado de Administración Local, Javier Ruiz de Arbulo, siguiendo con la representante de Servicios Sociales, Marta Alaña, y finalizando, por último pero no menos importante, con Borja Monje, exdiputado de Agricultura y nuevo alcalde de Baños de Ebro. Que la Diputación no se ha entendido durante estos años con colectivos y asociaciones de toda índole, tamaño y condición es un hecho.
Conocida y reconocida, al menos por una de las dos partes, ha sido la problemática relación que Ruiz de Arbulo ha mantenido con Eudel, la Asociación de Municipios Vascos, y el resto de representantes de ayuntamientos y cuadrillas en las reuniones del Consejo Territorial de Administración Local. Eudel llegó a calificarla como “insostenible”.
Reconducir las relaciones con la Asociación Vasca de Municipios será, por tanto, una de las labores del nuevo gobierno foral, que también deberá hacer lo propio con los concejos alaveses. Especialmente beligerantes con la gestión de De Andrés, al que en varias ocasiones han acusado de querer “cargarse” los que son los últimos modelos de gestión y democracia directa, los concejos del territorio histórico tendrán ahora nuevos interlocutores con los que discutir el futuro de las entidades locales, sobre cuyas cabezas nunca ha dejado de sobrevolar la Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local ideada por Mariano Rajoy.
Poner orden en el complicado caos de Arabako Lanak, acción que pasa por entenderse con los trabajadores de la sociedad foral, o retomar las conversaciones con los bomberos de las Unidades Comarcales de Extinción de Incendios (Uceis), que desde hace tiempo reclaman medidas de urgencia para poder realizar su trabajo en condiciones, serán también otros de los puentes que el gabinete González deberá levantar de nuevo.
IFBS Pero si derruidas están las relaciones con muchas de las asociaciones y colectivos que han tenido que verse las caras esta legislatura con el departamento de Administración Local, no mucho mejor se encuentra la situación en el departamento de Servicios Sociales, donde Marta Alaña ha elevado a arte su enfrentamiento con los trabajadores del Instituto Foral de Bienestar Social (IFBS), donde se ha acumulado la crispación, al igual que entre los funcionarios forales. El departamento de Política Social también deberá coger el toro por los cuernos en el centro de menores extranjeros no acompañados Bideberria.
En el ámbito de la Agricultura, el nuevo gobierno deberá también reconstruir complicidades con la UAGA y avanzar en uno de sus promesas electorales, la creación de una subzona alavesa dentro de la Denominación de Origen Rioja.
Economía. Al margen de las medidas de estímulo, recuperar el aeropuerto de Foronda se erige como reto fundamental.
Servicios sociales. Reconstruir puentes con los trabajadores del IFBS, que cierran una legislatura de conflicto, otro de los objetivos.
Medio ambiente. Ejercer de muro de contención frente a la posible reapertura de Garoña.
Administración local. Normalizar las relaciones con los concejos.
Agricultura. Avanzar hacia la creación de la subzona alavesa dentro de la DOC Rioja.