gasteiz - En un año en el que la percepción que los vitorianos tienen sobre los inmigrantes ha sido atrofiada desde las mismísimas instituciones públicas, agravando los prejuicios ya existentes sobre una realidad tan presente como en el fondo desconocida para la ciudad, se imponía realizar un estudio científico sobre el fenómeno. En realidad ya se hizo, hace varios meses, y a petición del propio Ayuntamiento, pero no fue hasta ayer cuando Gorka Moreno y José Antonio Oleaga, miembros de Ikuspegi, el Observatorio Vasco de la Inmigración, lo presentaron en público.
La oposición dice que el gobierno del PP ha retenido el informe en un cajón, y el gobierno municipal dice que hasta la fecha nadie se lo ha pedido. Sea cual sea la verdad, sea quien sea el que miente, el informe ya se conoce, y revela varias realidades.
La primera, que a Vitoria llegan cada vez menos inmigrantes, que si hace un lustro venían 4.000 o 5.000 en un año, ahora son 200, y que a partir de ahora Gasteiz va a recibir cada vez a menos extranjeros. El efecto llamada, por tanto, no existe. Por otro lado, magrebíes y subsaharianos son los que en mayor número demandan cobertura social porque son los que peor lo han pasado con la crisis, y según Ikuspegi, aunque a primera vista parecen ser hombres en su mayoría, lo cierto es que la mujer musulmana está ahí, pero no se le ve porque vive en entornos muy cerrados y no domina el castellano. El estudio señala además que en Vitoria el primer país de origen de la gente llegada de fuera es Colombia, pero al ser una comunidad con muchos nacionalizados, españoles de pleno derecho, los magrebíes figuran en primer lugar por nacionalidades. Del estudio se desprende además que los inmigrantes valoran escasamente el conocimiento del euskera, tanto desde un punto de vista utilitario como cultural, pero a pesar de ello el modelo A se va difuminando cuanto más tiempo lleva el extranjero en la ciudad. Por otro lado, se constata que existen los guetos escolares, y que estos son consecuencia directa de la segregación residencial.
El estudio de Ikuspegi analiza las actitudes de los vitorianos hacia sus nuevos vecinos. En ese sentido se constata que ha aumentado la interacción mutua, y que la mayoría de la gente cree que los inmigrantes irregulares deben tener acceso a la Sanidad y la Educación, pero por otra parte es generalizada la idea de que no deben acceder a más derechos sociales que los antes mencionados. Puede deberse a la percepción exagerada sobre el fenómeno migratorio que reina en Gasteiz. La gente estima en un 20% la tasa de inmigración en la ciudad, cuando en realidad es del 11%; y mantiene vivos sus estereotipos de siempre, pese a que datos empíricos demuestran lo contrario. Los vitorianos consideran que los extranjeros abusan del sistema de protección, y que aumentan el paro y la delincuencia.
incertidumbre El estudio recoge además unas dinámicas de grupo realizadas con 71 inmigrantes para conocer su punto de vista. Así, los extranjeros de Gasteiz afirman que su vida ha cambiado radicalmente, que vinieron a trabajar (la mayoría sin formación, muchos sin conocer el idioma) y con la intención de quedarse, y que desde que no hay trabajo viven sumidos en la incertidumbre. Ahora ya no se ven viviendo en Euskadi a medio plazo. En todo caso, y aunque sienten el estigma de la raza, la cultura y el idioma, aseguran que su día a día en Vitoria es bueno, que la ciudad les ha acogido bien y que cuando se pasa de lo plural (los magrebíes y los subsaharianos, los moros y los negros), al singular (Fátima o Amadou), el trato cambia.
Ikuspegi, por último, recomienda al Ayuntamiento que combata los estereotipos, que favorezca las redes sociales mixtas para luchar contra el desconocimiento mutuo, que trate de reducir la segregación, que fomente el valor del euskera como elemento integrador, que luche por visibilizar a la mujer musulmana y que establezca puentes con la hermética comunidad china. Mirando al futuro, un dato obliga a establecer esos lazos entre unos y otros; el 26% de los niños vitorianos de 0 a 5 años (en la CAV el porcentaje es del 18%), han nacido fuera del Estado español o tienen al menos un progenitor extranjero.
“Descoordinación”. Según la concejala de Asuntos Sociales vitoriana, Ainhoa Domaica, la retirada a Argituz de la subvención a su programa contra la xenofobia en los centros escolares se debió a un problema de “descoordinación”. Domaica señaló que, en todo caso, hay otras seis iniciativas similares que se llevan a los colegios y que no se va a recuperar este proyecto, al menos este año.
“Un error”. Si en el caso anterior Argituz perdió la financiación por descoordinación, en el caso del programa de Apoyo y Desarrollo Acompasado, mediante el que se supervisa el bienestar de menores sin separarlos de sus familias, ha habido menos dinero por un “error”, en este caso subsanado. Asuntos Sociales redujo en 11.000 euros la partida para este programa porque no se computó el 2015 completo.