los agricultores y ganaderos alaveses afrontan el próximo día 19 una cita clave para su futuro en la 38ª asamblea general de la UAGA, que dictaminará salvo sorpresa un nuevo modelo de gestión para el colectivo. Y es que como adelantó DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, tras la marcha de su actual presidente, José Antonio Gorbea, la UAGA -Unión Agroganadera de Álava- se ha topado con una dura realidad en forma de ausencia de relevos de futuro para el sindicato. Porque si pocos son los jóvenes que toman hoy en día las riendas de nuevas explotaciones en la provincia, parece que menos son aún los que se animan a liderar la lucha sindical del agro alavés.
El periodo para la presentación de nuevas planchas electorales finalizó sin candidatos, y ahora la opción más plausible llevará al sindicato, salvo giro de guión, a estar gestionado durante los próximos años por un comité ejecutivo de seis personas seleccionadas por las mismas comarcas en las que la UAGA divide el territorio histórico.
En realidad, esta nueva gestora ya ejerce como tal desde hace unas semanas, por lo que tras la asamblea del día de San José simplemente pasarán a ocupar oficialmente sus cargos para trabajar desde el día 20 con el aval de los socios. Además, durante los últimos días se han convocado asambleas comarcales extraordinarias y una junta provincial para informar de la situación a los socios y socias de cara a la asamblea que tendrá lugar dentro de dos semanas. Mientras tanto, instituciones y partidos políticos miran el proceso con atención, pues históricamente la UAGA ha sido un sindicato más bien incómodo para las instituciones, especialmente para la Diputación Foral de Álava. Con distintos Gobiernos forales y diferentes representantes agroganaderos en la presidencia, asociación y Ejecutivo foral han tenido encontronazos importantes, y durante esta legislatura no ha sido una excepción.
Tal vez por eso, cuando la semana pasada miembros del sindicato se reunieron con el diputado foral de Agricultura, Borja Monje, y su director de departamento, lo primero que los representantes forales les preguntaron fue por la noticia publicada por este periódico, especialmente interesados en saber qué iba a ser de la asociación ahora que estaba a punto de quedar descabezada.
De cualquier forma, fuentes de la UAGA aseguran a este diario que el futuro del colectivo está asegurado pese a la minicrisis interna que afrontan desde hace unas semanas, e insisten en que bajo ningún concepto la UAGA va a desaparecer a corto, medio o largo plazo. La gestora interna está en disposición de mantener viva la entidad al menos durante los próximos cuatro años, tiempo suficiente -o al menos eso esperan- para que entre las nuevas generaciones surja por fin alguien dispuesto a liderar el sindicato. En este sentido, en la UAGA consideran que las seis personas elegidas por las comarcas para dirigir el sindicato contarán con toda la legitimidad y el apoyo de los socios, aunque no hayan sido elegidos en las urnas como ha venido sucediendo los últimos años.
Mientras tanto, el hasta ahora presidente, José Antonio Gorbea, la vicepresidenta Idoia Arrazola y el resto de la junta directiva que ha regido la UAGA los últimos cuatro años se retirarán y ninguno continuará formando parte del grupo rector, según aseguró hace unos días a este periódico el propio Gorbea, que explicaba que a partir de ahora se dedicará a su explotación ganadera y descartó por cierto que vaya a concurrir en alguna lista política en las próximas elecciones municipales y forales.
una voz incómoda Desde su nacimiento hace 38 años, la Unión Agroganadera de Álava se ha visto obligada muchas veces a caminar sobre el alambre cual funambulista para defender los derechos del agro alavés mientras evitaba ser utilizada como herramienta política por los diferentes partidos.
Aunque representan al 3% de la población alavesa, los agricultores y ganaderos del territorio son una voz crítica a la que las administraciones públicas temen en mayor o menor medida, y por eso, aunque salvo sorpresa parece que estos días no han acabado por cristalizar, distintas agrupaciones políticas de la provincia han intentado durante las últimas semanas aupar a algún candidato afín a sus intereses ante la ausencia de planchas electorales dispuestas a hacerse con el control del sindicato. Algo que, de cualquier forma, la estructura asamblearia del colectivo dificultaría notablemente.
Establecida por la UAGA hace ahora trece años tras un largo debate interno, la agrupación dejó atrás el sistema de secretaría general y presidencia testimonial para dar paso a las candidaturas electorales cada cuatro años y una presidencia de mayor calado. El problema surge cuando, como en este momento, los candidatos brillan por su ausencia, algo que hace cuatro años, cuando el equipo de José Antonio Gorbea ascendió a la presidencia del colectivo, ya empezaba a atisbarse, pues la de Gorbea fue la única plancha que se presentó a las pasadas elecciones, celebradas en marzo de 2011.
Ahora, los problemas económicos, que han reducido notablemente el número de explotaciones agrícolas y ganaderas en Álava -de las 200 granjas que había antes de la crisis sólo quedan cincuenta- y el escaso relevo generacional en el sector son una losa que ha pesado demasiado en la búsqueda de nuevos nombres.
Como ocurre con otras agrupaciones de este tipo, la ausencia de retribución para el presidente o los miembros de la junta directiva -aunque en el último congreso se aprobó la posibilidad de liberar total o parcialmente a algún representante- y la cada vez mayor carga de trabajo que afrontan convierten la defensa de los intereses agroganaderos del territorio en una cuestión prácticamente vocacional, en un sindicato con una mayoría de socios entre los 45 y 50 años.
Por eso, dentro de la propia UAGA muchos socios no ven con malos ojos que el nuevo comité ejecutivo con los seis representantes comarcales se haga con el control del sindicato los próximos cuatro años como un periodo de transición y reflexión para el sector. De hecho, en las próximas semanas está previsto que se celebren unas jornadas de debate interno para que los profesionales alaveses de la agricultura y la ganadería busquen nexos de unión presentes y futuros y debatan sobre la situación de su oficio en el territorio histórico de Álava.
decisión premonitoria En realidad, la más que posible inexistencia de alternativas para las elecciones internas de este año era algo que el sindicato barruntaba desde hacía un tiempo. Sin ir más lejos, el VIII Congreso de la asociación, celebrado hace apenas tres meses en Agurain, trató de forma directa las alternativas posibles ante la temida falta de candidaturas.
Aquel día, y de forma más que premonitoria, el sindicato aprobó que “para hacer frente a la hipotética ausencia de candidaturas al proceso de elección a la UAGA, si se diera el caso, se formaría un comité con seis personas de la junta provincial, una por cada comarca, elegidas en el seno de la Junta Provincial previa a la asamblea general”. Durante el citado congreso también se decidió reducir las nueve comarcas tradicionales a seis, lo que ha llevado a limitar ahora también el número de sus representantes en el nuevo comité ejecutivo. Desde hace tres meses las comarcas se dividen en Aiara-Estribaciones, Valles Alaveses, Ariñez-Matauco, Agurain-Montaña Oeste, Trebiño y Montaña Este-Rioja Alavesa.
Así las cosas, a partir de ahora sólo resta que los seis representantes de cada comarca decidan entre sí quiénes ocuparán los dos cargos principales (presidencia y vicepresidencia), quedando los otros cuatro como vocales. Será entonces cuando el puesto de presidente pasará a manos de un nuevo socio o socia que sustituya a José Antonio Gorbea, ganadero de la localidad ayalesa de Retes de Llanteno, que hace ahora justo cuatro años relevaba a la primera mujer elegida como líder del sindicato, la vitoriana Yolanda Urarte. Al menos, la nueva UAGA gozará de un salvoconducto en forma de elecciones forales que le permitirán empezar a rodar sin obstáculos al menos durante sus primeros meses.