el incendio a principios de este mes de una vivienda de Errekaleor, que ocupaba una familia rumana y en el que murieron tres perros, ha precipitado el proceso de desalojo de las viviendas del barrio por parte de Ensanche 21, la sociedad municipal propietaria de los pisos, que apela a la insalubridad de los mismos para decidirse por los desahucios, a raíz de un demoledor informe de la Policía Local según el cual los okupas han realizado instalaciones eléctricas de fortuna que en cualquier momento pueden causar un incendio.

Desde la plataforma Errekaleor Bizirik, formada por decenas de jóvenes que han entrado a vivir al barrio para desarrollar un proyecto autogestionado, denuncian que el incendio está siendo aprovechado por el Ayuntamiento para desalojar todo el barrio, que en los últimos años ha recuperado su cine, su biblioteca y el bar mediante trabajos comunitarios de restauración.

Jonbe Agirre, portavoz de la plataforma, niega de plano que las viviendas estén en mal estado. “Es un cachondeo, han entrado en una casa de abajo y se creen que todas están igual, pero esa era la vivienda que estaba quemada, no habían quitado los escombros y obviamente era insalubre, pero no han entrado a las nuestras, que vengan a mi casa y me cuenten ese cuento de la higiene; he vivido en pisos alquilados mucho peores”, señala.

Agirre convive en un bloque de Errekaleor con otras siete personas. Los jóvenes han creado zonas comunes; hay un cuarto de limpieza con dos lavadoras, zona de secado de ropa y productos de limpieza. “Además, tenemos una biblioteca en casa con butacas para sentarse a leer, y allí organizamos un grupo de debate. En otra casa -añade- hay un local de ensayo de música, trabajamos mucho para que las casas estén bien”, afirma el portavoz de Errekaleor Bizirik.

En el piso donde él vive, “que estaba abandonado; se habían llevado hasta los pomos de las puertas”, han cambiado las ventanas, han puesto tarima y han renovado la instalación de suministro de energía tras contactar con amigos carpinteros y electricistas. “También hemos cambiado la instalación del agua, hemos pintado las paredes y hemos tirado pequeños tabiques para hacer salones más grandes. En varias casas hemos hecho un lavado de cara de arriba abajo, y seguimos en ello. Cada uno en su casa siempre está trabajando”, explica el joven, quien señala que un vecino incluso ha vuelto a poner en funcionamiento la bañera de hidromasaje que dejaron los antiguos propietarios.

Dada esta realidad, desde Errekaleor Bizirik van a emprender una campaña para invitar a todo el que quiera a visitar sus casas y que vean en qué situación se encuentran. “Que el que quiera venga y juzgue con sus propios ojos”, señala Agirre, que en todo caso asegura que la plataforma se posicionará contra los desalojos aunque sólo se dirijan a las viviendas señaladas en el informe policial. “Las defenderemos igual”, asegura Agirre. La plataforma, señala, ha contactado con las familias rumanas que han entrado al barrio. “Hay comunicación con ellos, e intentamos que sea lo más intensa posible por nuestra parte; todo el mundo que quiera venir al barrio seguro que es por necesidad, e intentamos gestionar esas situaciones, les decimos dónde se pueden meter, les ofrecemos material, no les dejamos a su suerte y tratamos de ayudarnos mutuamente”, explica.

La cuestión es que son dos culturas muy diferentes las que conviven en el barrio y esa relación no es todo lo permeable que les gustaría a los okupas. “No es lo mismo juntarnos gente de 20 o 25 años con inquietudes políticas y sociales, que otra gente que es nómada y lleva toda la vida buscándose las castañas”, afirma.

derivados por la policía En todo caso, la plataforma considera positivo que llegue nueva gente al barrio, y de hecho, afirman, la propia Policía Local está derivando de forma extraoficial a las viviendas vacías de Errekaleor “a gente que está en la calle”, e incluso a presos recién salidos de Zaballa se les ha dicho “en la puerta de la cárcel” que vayan al barrio. Eso sí, consideran que se les quiere “criminalizar” utilizando a esos indigentes que están ocupando las viviendas.

Errekaleor Bizirik afirma que la responsabilidad en la decisión de Ensanche 21 corresponde al PNV, partido que promovió el consejo extraordinario del martes y con el que habían mantenido hasta hace escasas fechas varios encuentros “cordiales”. Ahora, dicen, la formación nacionalista no les recibe.