navaridas se hunde. A pasos agigantados. Y aunque los remedios tenían que haberse puesto desde hace bastante tiempo, porque existe una certificación de que es preciso actuar con urgencia en el pueblo, la realidad es que ni se ha tomado en serio al alcalde ni la Diputación se ha implicado para salvar esta parte del territorio.

La calle Tesoro y otras de sus alrededores se han convertido en lugares de alto riesgo. Se abren enormes grietas en los edificios, la calzada se cuartea y la calle se parte de manera trasversal. La tierra y las rocas que conforman el suelo, bajo el asfalto, se derrumban al interior de los calados. Eso sí, ha habido promesas sin publicidad ni boato, y próximas a la contienda electoral, porque es en estas fechas cuando la Diputación atisba que podría invertir en torno a un millón de euros, en varias fases. En un momento en el que Ayuntamiento trata también de dialogar con los vecinos del pueblo. Uno de ellos cuenta que “el viernes 13 de febrero se hizo una reunión de gente afectada y preocupada por los hundimientos de la calle de las Cuevas y asistieron bastantes vecinos. Se llegó a la conclusión de que era un problema tanto de particulares como municipal y que la mejor salida era ir junto con el Ayuntamiento, para lo cual se está intentando tener una reunión para encontrar una solución conjunta”. En ésas están, tratando de celebrar una nueva reunión con el alcalde para solucionarlo.

Mientras tanto, el agua del subsuelo sigue atacando. El alcalde conoce que el agua que baja desde la sierra ha sentenciado la caducidad de Navaridas: el pueblo se hundirá sin remedio a no ser que se actúe rápidamente. Y lo que ya se ha hundido y se ha rellenado para que no arrastre otros calados, desgraciadamente se ha perdido para siempre.

Navaridas arrastra esta situación desde los años 90, cuando los calados en los que se elaboraba y guardaba el vino comenzaron a registrar filtraciones de agua subterránea y las primeras humedades. Dichas fugas empezaron a ser preocupantes hace algunos años al constatarse otro hundimiento, motivo que propició que desde la antigua sociedad foral Arabarri se realizara un informe en el año 2009.

Entre las causas, dicho trabajo hacía referencia a la falta de mantenimiento, conservación y cuidado de las cuevas del pueblo. Asimismo, también mencionaba otros motivos, como las posibles fugas de las redes de agua y saneamiento de la calle, así como otras filtraciones. La situación empeoró durante los años 2012 y 2013, cuando se produjeron movimientos de muros y nuevos derrumbes. En consecuencia, en aquella fecha se encargó un nuevo informe, ahora a Arabako Lanak -tras la fusión de las sociedades forales-, que sentenció que por la naturaleza del hundimiento y por el riesgo de derrumbe tanto de las casas contiguas como del resto de la calle, las obras a realizar eran de emergencia. El sistema constructivo a emplear “debe extremar las medidas de seguridad para los operarios que trabajen en la reparación. También debe intentar eliminar riesgos para los bienes colindantes”, advirtió el informe. Al ser un estudio realizado con la urgencia que requería el caso, no se elaboró un proyecto técnico, pero sí se dieron los pertinentes consejos para “trabajar con seguridad en dicha obra”.

El procedimiento consistiría en retirar en la medida de lo posible los materiales derrumbados con una máquina excavadora, saneando el hundimiento, a la mayor distancia posible. El alcance de esta labor dependería de cómo se comporte el terreno y sólo se podría evaluar sobre la marcha.

El segundo paso pasaría por el relleno del hundimiento. Una vez saneado en la medida de lo posible, el relleno se efectuaría con grandes bolos de piedra de construcción, si fuese posible. Esto dependerá de cuánto se haya podido sanear el hundimiento y de si es posible efectuar dicho relleno con bolos con seguridad. O sea, si la maquinaria pesada puede acercarse lo suficiente para ejercitar el relleno.

Tras este relleno con bolos, se bombearía hormigón fluido para que los huecos entre estos bolos se colmaten, hasta una cota casi superficial. En caso de que no pudieran colocarse los bolos, se bombearía el hormigón de igual manera, pero en este caso la solución sería más cara, ya que el hormigón es más costoso que los bolos.

Proyecto sobre la marcha Por último, se procedería a la instalación de los tubos y redes de suministro y se finalizaría con la solera, pero el informe insistió en que “por las características de estos trabajos no es posible redactar un proyecto técnico que los describa”, ya que los mismos dependen del comportamiento del terreno.

Mientras se busca una solución definitiva, el Plan Foral 2012-2015 incluyó una partida de 96.000 euros para reurbanizar las calles El Tesoro y Juan Ortega, las más afectadas. A dicha cantidad se unió en 2014 otra partida de 50.000 euros para obras de emergencia que no se han ejecutado. Las lluvias de los últimos meses volvieron a provocar corrimientos subterráneos y nuevos daños. Desde entonces, la calle Tesoro se encuentra cerrada al tráfico y al paso de peatones y el suministro de agua y electricidad está cortado. Lo tuvieron que hacer los Bomberos el 17 de diciembre del año pasado, cuando fueron llamados por el hundimiento del asfalto en calle y grietas en los muros de las casas.

Con este panorama, el candidato del PNV a Diputado General de Álava, Ramiro González, se acercó el pasado 8 de enero hasta esta localidad riojano-alavesa para conocer in situ el preocupante estado de algunas de sus travesías, principalmente las calles Tesoro y Jesús Ortega. “Hemos podido ver que parte de Navaridas se está hundiendo. Somos conscientes de la grave situación y por ello instamos al gobierno de la Diputación Foral de Álava a que ataje el problema de manera global, urgente y profunda para evitar el derrumbe de parte de Navaridas”, declaró González tras realizar una visita por la zona más afectada de dicha localidad.

González pudo ver, personalmente, el tamaño de las grietas de algunos edificios de Navaridas, así como el hundimiento y socavones existentes en algunas de sus calles. “Mientras la villa se hunde, la receta del Gobierno foral parece quedarse en remedios puntuales de desescombro y pavimentaciones. La realidad ha demostrado que estas actuaciones son absolutamente insuficientes. Para evitar que finalmente Navaridas acabe hundido, las medidas tienen que ser de más calado”, zanjó.